jueves, 18 de junio de 2015

Los prerrafaelitas (XX): Arthur Hughes, pintor de brillantes colores y vívidas imágenes.

Tal vez menos conocido que otros, sus imágenes parecen casi tridimensionales y con una luz propia.


Bellas imágenes de parejas con problemas.

Arthur Hughes (Londres 1832; también Londres, en 1915), probablemente, no sea hoy en día un autor muy conocido, pero en su época, gracias a su amistad con algunos de los principales y primerizos prerrafaelitas, a los que se unió en estilo y espíritu, además de socialmente hablando, se hizo un hueco en su época, no sólo como pintor, sino también como ilustrador de revistas. No fue el único pintor, ni mucho menos, que acometió el trabajo de ilustración y dibujo para revistas -literarias, religiosas, dominicales de temática variada...-, pero sí, tal vez, de los que se dio cuenta de esa nueva forma de ganarse la vida, al tiempo de hacerse un nombre, tal vez no entre los críticos artísticos, pero sí entre los numerosos lectores de dichas publicaciones, que en no pocas ocasiones las compraban más por los artistas que en ellas participaban, que por los textos propiamente dichos.

Un autorretrato, fechado -por él mismo- en 1851.

"Amor de abril" (1856), una de sus obras más famosas.

En 1846 entra en la escuela de arte de Somerset House de Londres, teniendo como maestro principal al pintor belga Alfred Stevens -especializado en las mujeres de clase media de su país y de Gran Bretaña, pero también admirador, o al menos muy interesado, en la cultura japonesa, que empezaba a conocerse en Europa occidental en aquella época-. Al año siguiente, gracias a una beca, entraría en, como no, la Royal Academy of Arts, donde conocería, en su caso, no a Rossetti, sino a Everett Millais y a Holman Hunt -que eran amigos entre ellos, quizá más que los dos de Rossetti-, así que, sin llegar a ser uno de los "padres" de la Hermandad, empezó a formar parte de ella bien pronto.
Desde 1849, y con sólo diecisiete años, logró colgar un primer cuadro en la Royal Academy, que era academia, pero también sala de exposiciones -gracias a la cual sus alumnos, y luego miembros, si llegaban a serlo, conseguían fama y encargos-: "Musidora", un desnudo femenino, una temática que ya estaba empezando a dejar de ser tabú, y casi anualmente contribuiría con un nuevo cuadro no solo a dicha academia, sino también a exposiciones en otras galerías. En realidad, Hughes fue uno de los pintores prerrafaelitas -o pintores, sin más- con una obra más dilatada y amplia. Se cree que llegó a pintar hasta 700 cuadros y dibujos -algunos de ellos tal vez perdidos, y otros en manos de coleccionistas privados, lo que hace que el número real de obras, así como su "inventario" de éstas-. A ello habría que añadir cientos de ilustraciones para libros y revistas.

"La habitación propia", tal vez sea uno de los ejemplos más claros de un cuadro que parece tener luz propia, y que da la impresión de que se puede entrar en él.

"El largo compromiso" (1859), fue otra de sus obras clásicas, de las llamadas "pinturas de parejas", que aquí parecen demostrar cierta duda en su relación, tras, como indica el título, un compromiso demasiado largo, que no parece materializarse en matrimonio y vida en común.

Pero "Musidora" no era una obra prerrafaelita, sino típicamente academicista. Su primer cuadro de dicho estilo lo realizaría en 1852, y sería "Ofelia", al igual que la obra de Millais, que, además, la presentó en la misma exposición. Dos Ofelias, por tanto, en el mismo lugar y el mismo año, aunque cada uno con su estilo y su propia visión del personaje de "Hamlet", la obra de Shakespeare.
Respecto a su estilo, quizá destacaría el brillo, la luz propia de las imágenes y paisajes, como si el cuadro tuviera algún tipo de iluminación especial, que a veces parece, según como se mire, casi tridimensional, dando no sólo un aspecto realista, sino también, aunque parezca contradictorio, onírico. Aunque, quizá, esto parezca así -al menos, a mí- por tratarse de imágenes de un tiempo pasado, que nadie ya puede hablar de él como algo vivido, por tratarse del siglo XIX, y donde realidad, conocimiento histórico, suposiciones, literatura y fantasía se entremezclan en quien observa, de lejos y en sentido amplio, cada uno de sus cuadros.

La "Ofelia" de Hughes, de 1852, bien distinta a la de Millais. No se le ve agonizando, sino pensando en el suicidio, y aunque se retrata perfectamente el fondo natural, no está en absoluto sobrecargado, mientras que la joven, más que bella, parece inocente y aniñada.

La segunda versión de "Ofelia", de 1863, representa a una mujer más adulta, y en un plano principal, donde el medio natural es algo mucho más secundario. En aquella época, ya había desarrollado al completo su técnica.

Endymion - Arthur Hughes
"Endimion", u otro ejemplo de retratar a una protagonista femenina con una naturaleza al fondo donde el color y el brillo parecen estar por encima de las formas.

Obras conocidoas, serían "Amor de abril", o "El largo compromiso", donde practicaba lo que en su tiempo se llamaba "pinturas de parejas", algo que probablemente aprendió de Millais, pero que, en lugar de representar el amor incondicional y platónico, sin fisuras, él prefería destacar las dificultades de las parejas -humanos, al fin y al cabo- de mantener incólume y puro ese mismo amor, a medida que pasa el tiempo. Lo único que no parece alterarse con el paso de los años, es la naturaleza, tan querida y bien retratada por los prerrafaelitas en general.
También fue, como ya se ha dicho, ilustrador. Lo fue de libros, como en el caso del poema "La víspera de Santa Inés" de Keats, o en ediciones de obras de Shakespeare. también trabajaría en la revista "Good Words" -"Buenas palabras"-, del editor escocés George MacDonald, donde se mezclaban los textos cristianos con relatos de ficción, e incluso ciencia. O, como él decía, una revista para que la gente leyera cosas decentes y convenientes durante el domingo -y eso que él escribió, básicamente, historias de hadas y en general, de fantasía; libros que, en ocasiones, también ilustró Hughes-.
No fue el único artista de la familia. Su sobrino, Edward Robert Hughes también llegaría a hacerse un hueco en la escena artística de la siguiente generación. Éste empezó, como su tío, en el prerrafaelismo, para pasar más adelante al simbolismo, que no dejó de ser, en cierto modo, un "hijo estético" del movimiento anterior.


"Los caballeros del Sol". El título quizá lleva a engaño: el amanecer parece despedir al viejo caballero agonizante, que sus fieles soldados llevan a no se sabe qué destino.


"Sir Galahad", uno de los caballeros de la Mesa Redonda que logró, finalmente, hallar el Santo Grial.

Su visión de "La dama de Shalott", de 1873. No es la mejor, pero es encomiable, aparte de distinta. Aquí, la dama cuenta con multitud de sorprendidas espectadoras.


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