sábado, 21 de noviembre de 2015

Los prerrafaelitas (anexo II): Simeon Salomon; algo más sobre su vida y obra.

Una continuación de la entrada original, con obras que no pude reproducir.



Más dura será la caída...

Simeon Salomon fue, en su momento, un pintor que consiguió fama y buenos ingresos económicos, cuando todavía era joven, para, casi de un día para otro, caer en desgracia, ser repudiado por la sociedad, y ver cómo su obra dejó de interesar, y caer casi en el olvido, hasta su oscura muerte, sumido en la pobreza y el alcoholismo.
Todo se debió a un día que no olvidaría nunca: el 11 de febrero de 1873. La policía lo detuvo, junto al caballerizo pobre y analfabeto George Roberts -de sesenta años de edad, mientras él sólo tenía treinta y tres-, para acabar, el primero, ingresado en la cárcel por "sodomía" -dieciocho meses de trabajos forzados-, o sea, por mantener relaciones sexuales homosexuales en público -en un baño público de hombres de la Saint Christopher Place, y el segundo, con una multa de 100 libras -una cantidad realmente grande para la época, pero que él se podía permitir-. Y la razón de ello era porque, en aquellos tiempos -y hasta más tarde, cuando se detuvo, por parecida razón, al genial Oscar Wilde, que también acabó años en la cárcel-, la homosexualidad, criticada y despreciada como una degeneración moral y anti-religiosa, aunque más o menos se permitía en privado -incluida la pederastia-, y más todavía, cuando la practicaban hombres de gran poder económico y político, era considerada poco menos que una monstruosidad cuando salía a la luz pública, ni tan siquiera como una insinuación. Era algo habitual, aquello, en una sociedad como la Victoriana, donde la doble moral estaba a la orden del día.


"Cabeza de mujer", con apariencia de ser una pintura de tiempos romanos, recién descubierta en alguna excavación arqueológica.

Una de sus pinturas esotéricas, normalmente sin título, ni fecha precisa de su creación, que pintó, o en este caso dibujó, en sus años de residencia en un hospicio donde se daba trabajo y atención a pobres.

Babylon halt a golden cup (¿se podría traducir como "Babilonia fue como una copa de oro?, donde, Salomon interpreta el paisaje bíblico donde  el profeta Daniel pudo ser el amante del eunuco del palacio del emperador de Babilonia. Algo que, tanto hoy en día, como en el siglo XIX, no se ve demasiado claro, pero que, leído por un contemporáneo de Daniel, o no muy posterior a él -hata tiempos romanos, al menos-, resulta bastante más claro: Daniel fue el amante, o al menos, el "consolador sexual" del viejo e influyente eunuco de palacio.

"El tocador de una dama romana". Uno de sus pocos temas realmente "romanos", donde la dama, la novilis romana, disfruta de la atención de una multitud de sirvientas, que la atienden como a una reina. La domina, dueña, de la casa, y también de ellas mismas. Que cada uno piense lo que quiera.

Sin embargo, aquello acabó con la vida artística de Solomon, que ya había pintado cuadros donde jóvenes atractivos y un tanto andróginos eran retratados como ángeles, sacerdotes -o rabinos- o dioses-, y donde dejaba ciertas pistas o insinuaciones para quien quisiera verlos. Por lo demás, no fue el único prerrafaelita que tuvo una sexualidad "política y socialmente incorrecta", pues las amantes, las fiestas y orgías, los hijos no reconocidos, o las relaciones con modelos no eran cosa tan extraña, ni entre ellos, ni en el mundo artístico en general. Ni entre todo el mundo, realmente.
Él ya había destacado por jugar, en ocasiones, con un estilo de vida, un comportamiento y un vestuario pseudo-oriental que lo mismo era demasiado afeminado -para la época-, como demasiado judío -el antisemitismo, en la Inglaterra Victoriana, aunque no era reconocido, y tampoco siendo tan terrible como el ruso, por ejemplo, era fuerte, sobretodo en las clases sociales más elevadas-, aunque a Salomon aquello no parecía importarle demasiado.

"Safo" (1862). La legendaria poeta de la Grecia Clásica, de la que apenas ha llegado una décima parte de su obra -o menos- resultaba enormemente atractiva para los artistas del XIX. En una época como la Antigüedad, donde tan pocas mujeres sobresalen -aunque no pocas de ellas fueron olvidadas al poco de su muerte, por no considerarlas "respetables"-, que una mujer destacara en la literatura de una tierra tan misógina como la Grecia Antigua, por fuerza, llamaba la atención. Y el hecho de que Safo fuera, y sea todavía, considerada como una de las primeras lesbianas conocidas y reconocidas, o al menos eso se supone -realmente, por lo que se cuenta de ella, debió de ser bisexual-, tuvo que hacer sentir algo al homosexual reconocido Salomon.

"Safo y Elina", no deja de ser el complemento, la otra parte, en pintura, del dibujo anterior. Safo tuvo sus seguidoras y aprendices, que la seguían como maestra, ejemplo y amiga, y parece, pues tampoco es que haya nada del todo claro, que tuvo con alguna de ellas una relación parecida a la que también disfrutaron -y no se criticó nunca en su época- no pocos filósofos y artistas con jóvenes aprendices o protegidos suyos.

Pero el hecho de no "hacerse perdonar" por la sociedad, por reconocer su homosexualidad, sólo hizo que perdiera encargos, protectores y defensa de críticos que, poco antes, colocaban por las nubes su arte. Así que, en poco tiempo, cayó, al tiempo, en el ostracismo social, el ninguneo artístico, la pobreza y al alcohol. Tuvo malas relaciones con su familia, aunque ésta nunca la abandonó. Más bien, fue él, el que decidió dar la espalda a un mundo que no le comprendía.
Aún tuvo algunos clientes, pero poco pudieron o quisieron pagarle. Cuando no tenía pinturas o lienzos para su trabajo, usó tiza o carbón vegetal, en papel o cartón. Sus dibujos dejaron el estilo prerrafaelita -pues eran dibujos, ilustraciones, y no auténticos cuadros, lo que él creaba- y tiempo después, de no haberse olvidado su nombre, bien podrían haber formado parte de las nuevas vanguardias del naciente siglo XX. Con toda seguridad, una parte de su creación, que en ocasiones hacía sólo por gusto, se ha perdido para siempre, como también para siempre quedará la duda de qué habría sido de su carrera artística, de no haber caído en el agujero que le llevó al hospicio para pobres, y a una muerte en la miseria, regada por el alcohol y, quizá, por la locura.

El "Heliogábalo" (1866) de Salomon es un personaje claramente afeminado y ambiguo, pero es que el personaje original, uno de los más nefastos emperadores que tuvo Roma, lo fue todavía más, si cabe. Teniendo en cuenta que él siempre se sintió mujer, y que hasta ofrecía una fortuna al médico que pudiera trasplantarle una vagina -evidentemente, ninguno supo, o se atrevió a hacerlo; ¿qué habría pasado si, como resultaba lógico, el emperador hubiera muerto en la operación? Tal vez, mucha gente se lo habría agradecido muy sinceramente-.

"Morfeo", o una visión un tanto particular del personaje de la mitología greco-romana.

Traducido al español simplemente, como "Amor en otoño" -más bien, como "El ángel de amor en otoño"-, sería un ejemplo claro, mucho, de la visión que tenía Salomon de un protagonista masculino en uno de sus cuadros. Mientras que la mayoría de los prerrafaelitas preferían retratar mujeres, él se decidió por hombres jóvenes y de sexualidad un tanto ambigua. Reconociendo su homosexualidad, fue público lo que muchos debieron comentar en privado.

File:Ruth Naomi Obed.jpg
"Ruth y Noemí, con el niño Obed" (1860), es otro ejemplo de su destreza con el dibujo. En este caso, de un tema bíblico y judío, del Viejo Testamento. O no tanto. Ruth y Noemí  forman, probablemente, el primer caso de una pareja de amor lésbico contado en una obra escrita. Aunque se trata de un libro sagrado como la Biblia.

"Judith y su criada yendo al campo asirio", de 1872. Una de sus obras más coloridas. ¿Judith y su sirvienta son algo más que ama y criada? Siendo obra de Salomon, lo que pasara por su cabeza podría ser que sí, que parecían estar muy a gusto, ellas solas y en recíproca compañía.

sábado, 7 de noviembre de 2015

La vuelta al mundo de Nellie Bly, y otras historias que contar: de empresaria social, y arruinada, a la vuelta al periodismo (y IV).

Los últimos años de la célebre periodista, cuyo recuerdo sigue vivo en Norteamérica, y más allá.


Empresaria social ejemplar... y arruinada y viuda.

Aquí viene la última entrega sobre la vida y las aventuras de Nellie Bly, que vendría a ser todo lo que le aconteció una vez que volvió a Nueva York, como una auténtica heroína, de su vuelta al mundo, pulverizando la realizada por Phileas Fogg, el personaje inventado por Verne -que por cierto, nada ha quedado para la posteridad, sobre lo que pensó o dijo el escritor francés, al saber de la hazaña de Bly, y que además, no fue la única mujer en realizarlo, pues también Bisland logró batir la marca de Fogg, y apenas por unas pocas horas más que Bly-.
Sin embargo, al poco, y después de entrevistas y homenajes, hizo algo que mucha gente no esperaba, y fue casarse. Pero además, se casó con un hombre mucho mayor que ella, pues le llevaba nada menos que cuarenta y dos años -el día de la boda, en 1895, ella tenía treinta y un años, y él, setenta y tres-. No se sabe realmente el por qué de la boda, pero parece que Bly no tardó demasiado en decidir casarse con él. Básicamente, porque a su futuro marido, Robert Seaman, ejemplo típico de empresario norteamericano "hecho a sí mismo" - un"self made man"-, antiguo periodista que, tras retirarse de su oficio, se convirtió en el presidente de la Iron Clad Manufacturing Co., empresa que fabricaba contenedores de acero, así como recipientes para leche y calderas -industriales, para barcos, locomotoras...-.
 (En la foto, Bly aproximadamente en 1900, cuando estaba todavía casada).

En 1904, a los nueve años de la boda, y contando Seaman ya con ochenta y dos años -no se puede negar que el hombre llegó a viejo, pero también resultaba evidente que Bly no podía esperar que su matrimonio durara décadas, a no ser que su esposo batiera récords de longevidad-, este falleció. Bly, que se casó en parte porque en la sociedad de la época, hasta la más aventurera de las mujeres parece que debía -por fuerza- casarse, y que, sin duda, sentía algo por su marido -admiración, afinidad, pasado periodístico común...-, después de llorarlo y enterrarlo, tuvo que hacerse a la idea de que ahora la Iron Clad estaba en sus manos. Aunque fuera por herencia -no tuvieron hijos; tampoco tan raro, ciertamente-, pero también por ser ella mujer culta y deshinibida a la hora de enfrentarse a nuevos retos, ella decidió ser la cabeza visible de la empresa de su marido. Aún así, decidió que los asuntos financieros fueran llevados por "gente de confianza", que finalmente, parece que no merecían tanta. Bly, que tanta explotación laboral había visto en su juventud, decidió subir los sueldos de sus empleados, preocuparse de que tuvieran seguro médico, descansos, y hasta el gimnasio y biblioteca para los obreros. Pero no tenía conocimientos de contabilidad o finanzas, y bien fuera por el aumento de los gastos, por desconocimiento del funcionamiento interno de una empresa, o porque la gente que llevaba sus negocios tal vez se pasaron de listos, no estaban suficientemente preparados, no le hicieran ni caso, o cualquier otra razón, la empresa, finalmente, quebró.
De nada sirvió que ella misma fuera inventora de una nueva lechera -recipiente para leche-, de un cubo de la basura apilable, y, según se cree -otros cuentan que el auténtico inventor, Henry Wehrhahn decidió cederle la patente-, el bidón de aceite estándar que todavía se usa en Estados Unidos. Así pues, decidió aprovechar su todavía considerable fama y buen nombre, y volvió al periodismo.
Su primer trabajo, precedido por una gran expectación -no dejada de ser el retorno de una leyenda- fue sobre el desfile de ocho mil sufragistas americanas en 1913 en Washington, dirigidas entre otras por Alice Paul, una de las grandes feministas de la época, y que hizo escribir a Bly el polémico "Las sufragistas son superiores a los hombres", sabiendo que aquello daría que hablar, porque lo que Paul y sus compañeras deseaban era precisamente eso, dar que hablar, acabar con el silencio de la sociedad machista.
Más adelante, Bly decidió marchar a Gran Bretaña, y de allá, a Viena, capital del Imperio Austro-húngaro, para visitar a un amigo, y de paso, al decadente pero fascinante estado multinacional de los Habsburgo. Allá le pilló la I Guerra Mundial, la llamada Gran Guerra -hasta que comenzó la segunda, claro está, que fue todavía mayor, en todo lo malo imaginable, a la primera-, y desde allí decidió enviar crónicas de los frentes de guerra a su periódico de Estados Unidos, el New York Evening Journal. En principio, Nellie no fue molestada, pues su país era nación neutral, y una parte importante de la población norteamericana no sólo era favorable a la no-intervención, sino que, incluso -y aunque hoy en día ya no se recuerde- era pro-alemana, y las razones eran varias: millones de norteamericanos eran de origen total o parcialmente alemán en sentido amplio -de Alemania, Austria, los alemanes dispersos por la Europa Oriental, suizo-alemanes, luxemburgueses, judíos germano-parlantes...-; los irlandeses odiaban a Gran Bretaña, por los siglos de ocupación, hambruna y explotación que habían sufrido; los judíos odiaban a Rusia, por sucesivos pogromos y discriminaciones antisemitas; los polacos, lituanos y ucranianos recordaban el centralismo nacionalista ruso, y los rusos étnicos, o bien eran de familias de clase media liberales, o campesinos y obreros que habían llegado allá con la ayuda económica de toda la familia, y todos odiaban el régimen político-social de los zares; incluso, los anglosajones, a pesar de su origen británico, recordaban que era de esa misma Gran Bretaña, monárquica y tradicionalista, de la que se habían independizado a tiro limpio sus antepasados. Pero cuando Estados Unidos decidió entrar en guerra en 1917, su trabajo se hizo cada vez más difícil, aunque continuó. Allá también era conocida y respetada, y no la acababan de ver como una amenaza. Al fin y al cabo, los norteamericanos luchaban en el frente occidental, no en el oriental, donde austriacos y húngaros se la veían con el Imperio Ruso, al menos, hasta la revolución.

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Alice Paul, una de las feministas -sufragistas, se les llamaba entonces, por defender el sufragio universal, tanto para hombres como para mujeres- que organizó la gran marcha de ocho mil mujeres en Washington, en 1913.

Un cartel anunciando la marcha sufragista de 1913.

Una de las últimas fotos de Bly, que aparenta más de los cincuenta y pocos años que tendría realmente.

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La modesta tumba de Bly, en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx, NY.

Vuelta a su país, siguió mientras pudo en el mundo del periodismo, tuvo tiempo de comprobar los errores del Tratado de Versalles -simiente y abono para una nueva guerra mundial-, y a las mujeres de su patria con derecho al voto (en 1920), hasta que le llegó la muerte en 1922, a los cincuenta y siete años, debido a una fuerte neumonía. Fue enterrada, y ahí sigue, en una modesta tumba del cementerio de Woodlawn, en el Bronx. El mismo cementerio donde sería también enterrada, y debido al mismo mal, su rival -nunca enemiga, como en ocasiones se insinuó- Elizabeth Bisland.


Influencias posteriores en la cultura popular y el recuerdo colectivo.

Las aventuras -reales o no- de Nellie Bly dan para mucho, razón por la cual, aunque de forma un tanto tardía, se realizara un telefilm, en 1979 -si bien no se pudo ver por primera vez en antena hasta 1981- con Linda Purl como protagonista. No es que sea una película extraordinaria -por lo poco que se cuenta de ella en internet- pero tampoco estaba nada mal para conocer la historia de la joven que dio la vuelta al mundo, entre otras cosas. Hoy en día, incluso en Norteamérica, resulta casi inencontrable, pero nunca se sabe, qué se puede encontrar en la red.

La carátula de "Las aventuras de Nellie Bly", telefilm estrenado en 1981.

En este 2015, se ha realizado, y es de suponer que será estrenada en breve -a no ser que ya se haya hecho, y no me haya enterado, que también es posible- "Diez días en un manicomio", sobre la experiencia de Bly en el asilo -más bien cárcel- de enfermos mentales que, prácticamente, acaba por volverla loca a ella, que estaba cuerda. La protagonista es Caroline Barry, y el director Timothy Hines. Respecto al resultado final de la película, parece ser -o al menos lo intenta- lo más fiel posible tanto a la obra de Bly -y libros posteriores que se han escrito sobre ello- como a la época en sí misma.


10 Days in a Madhouse 2015

10 Days in a Madhouse 2015

Uno de los carteles oficiales, un par de imágenes, y el trailer oficial de "Diez días en un manicomio" (2015), la primera película -para cine, no televisión- basada en parte de la vida de Bly.

También existen todo tipo de libros sobre su persona. Algunos son biográficos que incluyen toda su vida, otros, como "Ochenta días", de Matthew Goodman, muy reciente, se refieren sólamente a la vuelta al mundo, que realizó compitiendo con E. Bisland -realmente, ambas tienen más o menos el mismo protagonismo, ayudando a conocer más a la segunda que a la primera, cuya figura sigue siendo recordada en la actualidad-.


La portada de "Ochenta días", sobre Bly, Bisland, y su extraordinaria aventura, que se vivió en medio mundo con una intensidad que hoy en día resulta difícil de imaginar.


New Nellie Bly From Carol McCleary!
Pero también hay libros, como la serie escrita por Carol McCleary, donde Bly protagoniza novelas de ficción. En "No es trabajo para una dama", anda en busca del tesoro de Moctezuma, durante su estancia en el México de Porfirio Díaz.

     

 
Dos portadas de ediciones de los libros de la misma Bly: "Diez días en un manicomio", y "Seis meses en México".

        72days by NB     Cover of: Nellie Bly, reporter by Nina Brown Baker
Otro de sus libros "Alrededor del mundo en 72 días", y una biografía juvenil, que en ocasiones era lectura obligatoria en colegios de todo el país.

El único cómic del que tengo noticia -cuyo autor no conozco- no es que le haga mucha justicia, aunque no sería extraño que, en breve plazo -y más, si la película que se ha realizado sobre ella tiene cierto éxito- pueda salir al mercado otro mejor.

El único cómic que se conoce sobre Bly, ya tiene unos años...

...pero autores actuales podrían realizar uno mejor, como Bagge hizo sobre la vida de Margaret Sanger, que fue casi contemporánea suya -realmente, vivieron la misma época, sólo que Sanger llegó a anciana, aparte de que nació un poco después-.

Adèle Blanc Sec, de Tardi, salvando las distancias, y aún no siendo periodista, sino escritora de folletines, está en parte basada en la persona de Bly.

Por último -aunque se podría hablar bastante más sobre ella, y su influencia hasta nuestros días-, también existe al menos una obra de teatro basada en la vida de Bly : "Las aventuras de Nellie Bly", dirigida por Abigail Anderson, y escrita e interpretada por Maya Levy, si bien, en este caso, no se trata de un trabajo realizado en Norteamérica, sino en Gran Bretaña, y cuenta, incluso, con un trailer.

El trailer oficial de la obra de Levy y Anderson.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Más portadas alternativas de Tintín: desde Hollywood, hasta una pesadilla después de Navidad.

Después de una primera tanda de portadas imaginarias, y muchas de ellas de lo más original, unas cuantas más.


Hace tiempo, no mucho, creo -tampoco recuerdo bien, la verdad-, hice una de esas entradas que se escriben rápido, porque hay poco texto y mucha imagen, y que además resultan divertidas, pues hacen que tengas que buscar material por la red, y te acabas dando cuenta que, en una sola, no te cabe ni la mitad de lo que encuentras. Así que, como por casualidad encontré la primera, en la que se ven a Tintín y el capitán Haddock participando en una soperproducción del mismísimo Spielberg, con dinosaurios incluidos -y como nuevo actor alternativo interpretando a Indiana-, me animé a buscar algunas más. Y encontré, vaya si encontré. En realidad, hay tantas, que haría falta una tercera entrada, o más, para ponerlas todas. Sobretodo en Francia y Bélgica, pero también en otros países, el personaje de Tintín, a pesar de que ha ido envejeciendo algo, sigue fascinando y gustando, y no son pocos los artistas, profesionales o anónimos, que desearían poder, o bien realizar, o al menos leer, nuevas aventuras del famoso periodista -que nunca escribió artículo alguno, lo que hace pensar que lo de "periodista" es más porque tiene la carrera, y no por otra cosa-, a pesar de que todavía, legalmente, no sea posible hacerlo hasta dentro de algunos años. Mientras tanto, lo que no está prohibido es imaginar nuevas portadas. Y de eso, hay para dar y regalar. Y aquí, algunas:

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Triunfando en Hollywood, a las órdenes de un muy famoso director.

La caída de Constantinopla
Tintín y sus amigos disfrutando de un merecido retiro, tras toda una vida de aventuras. Pero, sin duda, serían unos jubilados incapaces de quedarse todo el día en casa.

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Cruzando los caminos de dos personajes de ficción que, hace ya tiempo, han acabado por tener vida propia.

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También, de haberse encontrado en Nueva York con el desastre del 11-S. Probablemente, aquí si que Tintín -en caso de que fuera un personaje más "realista"- habría intentado ayudar, haciendo, entre otras cosas, de periodista de sucesos, contando de primera mano todo lo que habría vivido.

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"La paz de los valientes", o el derecho que todo aventurero tiene, llegado el momento, a descansar, y a recordar sus aventuras de la comodidad -y seguridad- de su hogar.

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Una portada muy alternativa de su primera aventura, en el país de los soviets.

Imagen relacionada
Y también puede pasar que se pueda crear una historia a partir de algo tan pequeño como el sonambulismo.

Otro viaje, aquí a Londres. Y otro homenaje, a la vista que a quienes.

Bueno, ¿quién no aprovecharía la fama del personaje para hacer publicidad?

     
Después de la Luna, Marte. Lo suficientemente interesante como para volver, en un segundo álbum.

Al contrario que James Bond, Tintín no viajó nunca a Bilbao, pero sí a Donosti. San Sebastián tira mucho.

No está de más, reconocer quienes fueron pioneros en la exploración de nuestro satélite.

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Y por último, un especial navideño, muy "neo-medieval", por lo demás.