lunes, 29 de agosto de 2016

Una frase escrita hace veinticinco siglos...

... que me ha hecho pensar un poco -¿hace falta dar más explicación para reproducirla?-.


Mirando por facebook, que lo utilizo más para recibir o leer información de todo tipo que para comunicarme con la gente -para eso, tengo otros medios o canales, o como quiera llamarse-, encontré en una página dedicada a la cultura e historia de la antigua Roma, y de Bizancio, una frase que me llamó lo suficientemente la atención como para reproducirla aquí, tanto por su profundidad, como por su antigüedad, y es esta:

"La naturaleza de Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna" [Empédocles, filósofo griego del siglo V aC]

Empédocles fue un filósofo presocrático -si bien esta expresión es un tanto ambigua, pues algunos fueron contemporáneos de Sócrates-, que defendía la existencia en la naturaleza de lo que él llamaba "las cuatro raíces", que Aristóteles llamó más adelante "los cuatro elementos": tierra, agua, aire y fuego, y que también, de alguna forma, estaban presentes en la constitución del ser humano. La salud de un individuo, como de un animal o planta, dependía, entonces, del equilibrio de estos cuatro elementos primordiales -raíces, en su desarrollo teórico-.

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Y nada mejor que acompañar el texto con un ejemplo arquitectónico extraordinario para la época, y para cualquier época, realmente: el Panteón de Roma, con su cúpula coronada por un enorme espacio redondo por donde entra suficiente luz natural como para que se haga innecesaria cualquier luz artificial.

Y la página de facebook es:  Roman and Byzantine History.

domingo, 28 de agosto de 2016

Héroes modernos, retratados con un estilo supuestamente antiguo -¿o no tanto?-.

El art déco fue en su tiempo tan moderno, que sigue siéndolo hoy en día.


El art déco, como el modernismo -o art nouveau- resultaron unos estilos artísticos tan extraordinariamente atractivos, fecundos, y capaces de impregnar no sólo cualquier rama del arte en general, sino también de todo tipo de objetos y elementos, que su influencia sigue existiendo hoy en día, como si hubieran sido, en su momento, enormes explosiones, cuyas ondas expansivas todavía nos siguen llegando. Y que dure.
Aquí, en una entrada corta, unos ejemplos de ese nuevo art déco, que tan fácilmente se entremezcla con el mundo del cómic, y con el de la ilustración, pues junto al modernismo, también, dejaron cada vez más de lado la pintura para ser estilos de enorme fuerza en el mundo de la ilustración. Uno y otro fueron utilizados, en todo el mundo, para crear carteles, tanto para cine o teatro, como para publicitar cualquier tipo de productos.


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Iron Man, el un tanto retro Rocketeer, y Superman, del universo Star Wars, pasados por el tamiz del art déco, en unos carteles que, de haber sido reales, les habrían representado, y publicitado, de maravilla.

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La Comic Con del 2010 también se hizo servir del art déco para su cartel de aquel año.

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El primer cartel es de la película "Metropolis", del alemán Fritz Lang, y es contemporáneo de la época en que reinaba el art déco. El segundo, está isnpirado claramente en él, sólo que el robot María, es sustituido por el superhéroe Estela Plateada, Silver Surfer en su versión original.

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Wonder Woman, retratada estilo art nouveau, anterior al déco.


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¿Mas carteles vintage art déco de superhéroes? Aquí, toda una colección de ellos.


Bueno, y después de esta pequeña diversión, que ha sido bucear por la red buscando héroes con estilo antiguo, y al tiempo intemporal -como ellos mismos, realmente-, intentar que la práxima entrada esté un poco más llena de texto, si es que tengo tiempo -y ganas, que estoy un poco desganado- para ello.



martes, 23 de agosto de 2016

Los prerrafaelitas (XLV): Las modelos de la Hermandad -musas, amantes, esposas... y artistas- (y 3.-).

La tercera entrada sobre el tema: El dolor de cabeza de Burne-Jones, y la modelo caribeña misteriosa.


Burne-Jones y Marie Zambaco: de amor prohibido, a un auténtico dolor de cabeza para el pintor.

Burne-Jones, al menos a primera vista, parecía una persona con una vida más ordenada y tranquila que, por ejemplo, Rossetti. Aunque eso tampoco es que fuera demasiado difícil. Sin embargo, él también tuvo un amor fuera del matrimonio, que en principio debió ser algo tan furtivo como placentero, pero que con el paso del tiempo, resultó tan doloroso como preocupante para el artista, tanto desde un punto de vista personal, como también profesional.
De Marie Zambaco (1843-1914), algo se ha escrito ya aquí. Era prima hermana de la modelo -fotográfica y artística, entiéndase, para pintores- Marie Spartali Stillman, sólo que ella no dio el paso para transformarse en artista, sino que sólo fue modelo, si bien esto tampoco es tan ilógico: no todo el mundo sirva para ser pintor, y Spartali, además, no sólo se esforzó en aprender lo máximo posible de los maestros para los que posó, o con los que trabó amistad -el mismo Burne-Jones, Rossetti, Maddox Brown...- sino que también tenía extraordinarias aptitudes para la pintura. Y un ejemplo de ello es el que fuera, muy probablemente, la más prolífica de todos los prerrafaelitas a la hora de crear obras.
Como se contó, era amiga de sus dos primas, Marie Spartali y Aglaia Coronio, y las tres, que iban juntas casi a todas partes -aparte de ser familia cercana, eran de edades parecidas, y al tener origen griego cercano, tenían, también culturalmente, mucho en común-, y por ello eran conocidas como "las tres Gracias", en referencia a las ninfas o semidiosas -por llamarlas así- de la mitología griega, tan llena como está de personajes de todo tipo.

Un retrato de Zambaco en su juventud, en sus tiempos de modelo.

Una fotografía de Zambaco, de cuerpo entero, posando al igual que para un cuadro. Muchas modelos lo fueron para pintores y dibujantes y para fotógrafos al tiempo. Su prima, Marie Spartali, también lo fue.

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Una de las medallas realizadas por Zambaco, y actualmente en manos del British Museum.

Marie Zambaco heredó joven de su difunto padre, rico comerciante inglés de origen helénico, así que pudo llevar una vida independiente, no demasiado común en la época Victoriana -aunque tampoco tan extraño-, y trabó amistad con todo tipo de artistas y gente conocida de la época. Su juventud, exotismo, belleza y carácter, ciertamente, ayudaban. Y cuando su prima Spartali se dedicó también al arte, ella, además, era "la prima hermana de la pintora Marie Spartali".  Aunque no tenía muchas aptitudes para la pintura o el dibujo, también deseó, en su momento, dedicarse al arte, y estudio en la Royal Academy -como no; por allá pasó, prácticamente, todo el mundo-, pero no pintura, sino escultura. Realizó varias medallas con relieve, y cuatro de ellas fueron donadas al British Museum, donde todavía siguen. También formó parte del movimiento "Art and Crafts", de William Morris, a quién también conoció.
Pero con el artista con quién acabó teniendo una relación más profunda e intensa, fue con Burne-Jones, el amigo del alma de Morris. Tras romper con el dibujante y escritor George du Maurier, que se quejaba de su carácter -tan grosera como bella, decía él-, acabó casándose con el doctor Zambaco, de ahí su apellido -originalmente, se llamaba Marie Terpsithea Cassavetti-, con quién tuvo dos hijos. Pero el matrimonio no funcionó, y la modelo acabó por marcharse a vivir con su madre. En 1866 conoció a Burne-Jones, para quién posó para su cuadro "Cupido y Psique" -por fin, una mujer de origen griego como modelo de un personaje de la mitología, también griega-, No se sabe bien cuando fueron empezaron a ser amantes, pero sí es cierto que el pintor pensó seriamente, incluso, en abandonar a su esposa Georgiana. Quizá por eso, no le importó demasiado que su amigo-casi hermano William Morris estuviera sinceramente enamorado de ella, e incluso pensara en pedirle que dejara a su marido por él -también es cierto que, al mismo tiempo, la esposa de Morris, Jane Burden Morris, nunca estuvo realmente enamorada de William, y hacía tiempo ya que sólo eran un matrimonio de cara a los demás; un auténtico vodevil, todo ello-.

Marie Zambaco, en "Cupido y Psique", la primera obra del artista en que ella apareció, y cuando, con toda seguridad, todavía no eran amantes.

"Herejía y belleza", donde Zambaco es de carne y hueso y de mármol al tiempo.

Aquella situación, al final, se hizo insostenible. Georgiana nunca quiso dejar a su marido -ni por Zambaco, ni por Morris-, y ni tan siquiera habla de la amante de su marido, ni las proposiciones de su amigo, en sus memorias  -en realidad, ella escribió "Las memorias de Edward Burne-Jones", sobre us marido, aunque evidentemente, ella también aparece allá-. Pero el escándalo fue mayúsculo, pues el pintor era uno de los artistas más conocidos de Gran Bretaña, y a la larga, su figura se vio dañada, y la mezcla de malas críticas de sus últimas obras, y el que fuera visto como un mal marido por la conservadora sociedad victoriana, hizo mucho mal a su carrera. Y todo fue a peor cuando, una vez que él rompiera toda relación con Zambaco, ella intentara suicidarse con una sobredosis de Laudano, como, años antes, consiguiera suicidarse de la misma forma Elizabeth Siddal. Ella sobrevivió, gracias en parte a la policía de la ciudad de Venecia, donde intentó quitarse la vida. Pero el mal, para ambos, ya estaba hecho. Burne-Jones se debió resentir en su vida marital -ya pura impostura, aunque Georgiana, como buena británica decente y respetable, tragara lo intragable-, y su carrera estaba ya tocada. Tampoco la visión que podría tener la sociedad, o al menos la gente más cercana, de Marie Zambaco debió ser ya la misma. La modelo siguió apareciendo en algunas obras más de Burne-Jones, pero como un personaje negativo, como bruja o hechicera, o una mujer que intenta seducir o tentar a los hombres -que naturalmente, no tenían culpa de nada, en caso de caer en las tentaciones que les ponían delante de las narices-.
Fallecida en 1914 en París, fue finalmente enterrada en el mausoleo familiar, en la necrópolis greco-ortodoxa de Norwood, en West End de Londres, con su apellido de soltera, olvidada por todos, que la consideraron una mujer inmadura que no merecía respeto alguno -no poca gente rompió relaciones sociales con ella, cuando se conoció su relación con Burne-Jones-.

File:The Beguiling of Merlin by Edward Burne-Jones.jpg
"La seducción de Merlín" (1874), donde la seductora en cuestión, con su vestido de fina ropa bien ceñido al cuerpo, tiene el mismo rostro de Marie Zambaco. Venganza póstuma -a su relación, no porque Zambaco hubiera fallecido- de Burne-Jones hacia su antigua modelo y amante.


Fanny Eaton, la olvidada modelo jamaicana de los prerrafaelitas.

Aquí, se habla de la menos conocida de las modelos de la Hermandad, quizá por su origen, y sin duda por su raza. Fanny Eaton (1835-1924) era jamaicana de nacimiento, y de raza mulata -mezcla de ingleses y africanos-. En aquellos tiempos, la gente de origen africano eran ecasos en Gran Bretaña, si bien es cierto que, al menos en Londres, vivían en el país más inmigrantes no europeos de lo que hoy en día podría pensarse -chinos, indo-pakistaníes, cuando Pakistán todavía no era ni un ñsueño, malayos, un pequeño número de caribeños negros y mulatos...-. Aún así, Eaton debía llamar la atención en la gente, lo que no significaba que aquello le ayudara, precisamente.
Se sabe que Fanny no tenía padre reconocido -tal vez fue un capataz o dueño de plantación-, y que emigró con su madre -parece que ambas, o al menos la hija, nacieron libres, aunque todo son conjeturas- a Londres en la década de los 40, y Fanny se dedicaba, básicamente, a trabajos domésticos, como limpieza, cocina, etc. Resulta un tanto curioso, pues era muy raro en aquella época, que unas jamaicanas de raza negra o mulata emigraran voluntariamente, y solas, a Gran Bretaña, la metrópolis, pero parece que tampoco fue algo tan extraño, ni desde luego único. Se casó con James Eaton, quizá cochero o cuidador de caballos, inglés de raza blanca, y tuvieron nada menos que diez hijos, aunque, como sucedía tantas veces entre la clase obrera de la época, no debieron llegar todos a la edad adulta.

Un retrato de Fanny Eaton, realizado por Walter Fryer, aproximadamente en 1859. Debió ser uno de sus primeros trabajos de modelo.

"El baño de una dama romana", de Simeon Salomon. Eaton es la de la derecha, la única modelo no blanca.

En un retrato de Eaton, por la pintora de paisajes y costumbres Joanna Boyce (1861). 

"La madre de Moisés" (1860), aunque ella, aquí, sería la hermana menor.

"La madre de Sisera mirando por una ventana" (1861), de Albert Joseph Moore.

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"Una joven profesora, o maestra" (1861), de Rebecca Salomon. Aquí, representa a un personaje de mayor edad que en otros cuadros de la misma época, los 60 del XIX.

La razón por la que Eaton empezó a trabajar de modelo fue simple: tenía muchos hijos, y su sueldo, como el de su marido, eran muy bajos. Había, pues, que buscar ingresos extras. Debido a su físico, fue utilizada como modelo que representara a mujeres de diversos orígenes étnicos: negra, mulata, árabe, semita en general, etc. El primero en contratarla fue Simeon Salomon, que como es sabido ya, no daba importancia alguna a lo que la sociedad pudiera pensar -el hecho de tener como modelo a una mujer no blanca era algo mal visto por muchos, aunque resultara algo normal, si quería pintar a personajes femeninos de un origen racial distinto al europeo. También la hermana de Simeon, Rebecca Salomon, autora de "cuadros de costumbres", contó con ella. Y cuando empezó a hacerse un nombre gracias a los hermanos pintores, pasó también a trabajar, como no, para Dante G. Rossetti, como no podía ser menos, John E. Millais, y pintores menores y no prerrafaelitas.
Al no haber sido, que se sepa, ni esposa, ni amante, ni amiga íntima de ninguno de ellos, y también por su origen social y, sobretodo, racial, fue cayendo en el olvido. Además, hasta no hace tanto, mucha gente no le dio importancia al nombre o personalidad de las modelos de los cuadros, ni de los prerrafaelitas, ni de otros contemporáneos suyos, a no ser que se tratara de mujeres más o menos famosas, de origen social elevado, o que tuvieran alguna relación amorosa, sexual o de amistad profunda con alguno de ellos. Pero con el paso del tiempo, las cosas han ido cambiando, y ahora también sabemos quienes eran las mujeres que estaban detrás de las pinturas para las que posaron.
No fue larga, por lo visto, la carrera de modelo de Eaton, pero sí intensa. Posó mucho, y para muchos. Los artistas, en general con mente más abierta que la media de la sociedad, alabaron no sólo su belleza, sino también su exotismo, profesionalidad y buen carácter. Y aunque la época estaba llena de prejuicios raciales, a la larga, ha acabado encontrando su espacio en la historia del arte. O al menos, del arte victoriano. Entre tantas mujeres no sólo de raza blanca -casi siempre inglesas, aunque también hubiera griegas, como Spartali o Zambaco-, destaca ella, caribeña de sangre africana. Así que no está de más recordarla un poco, y saber quién era, la que dio rostro a los personajes de tez oscura de los cuadros de los Salomon, y artistas contemporáneos suyos.
Fanny enviudó, y tuvo que mantener a sus hijos como costurera y sirvienta, hasta que falleció, tras una larga vida de trabajo, a los ochenta y nueve años de edad, sin que casi nadie, fuera de su familia y algún amigo cercano, supiera de su trabajo de modelo en su juventud.


Y un anexo: Aglaia Coronio, la tercera Gracia.

Ya se ha dicho, en varias ocasiones, que Marie Zambaco y Marie Spartali era primas hermanas entre sí, y que había una tercera. Las tres jóvenes, de edades parecidas, bellas, cultas y de buena familia. Pero si las dos primeras son, al menos entre los entendidos o amantes del arte victoriano, relativamente conocidas -sobretodo Spartali, por razones evidentes- de la tercera, raramente se dice nada. En realidad, ella, llamada Aglaia Coronio (1834-1906) -de soltera, Aglaia Ionides-, quizá no debería estar en dicha entrada, pues ni fue artista, ni modelo profesional, pero pensé que, ya que he escrito sobre estas "Tres Gracias" victorianas, la cosa quedaba un poco coja si no se decía algo de la tercera y menos conocida de ellas.

En este retrato de familia de la familia Ionides -realizado por Georges F. Watts en 1841), ella es la cuarta por la izquierda -la niña más pequeña-.

Un retrato a lápiz de Aglaia, de 1870.

Aglaia era hija de un rico empresario y coleccionista griego de Estambul -de Constantinopla, se empeñaban en decir ellos-, emigrado de joven a Londres. Fue también mujer amante y relacionada con el arte, y las cosas bellas en general, pues fue bordadora, encuadernadora -al menos, se distraía haciendo cosas, no se conformó con ser, simplemente, esposa anónima sin dedicación a nada en particular, pues por su posición económica, no tenía que preocuparse de quehaceres domésticos-, además de mecenas y coleccionista de arte británico, contemporáneo a ella.
Fue amiga de Rossetti -realmente, ese hombre estaba en todas partes, y parecía conocer a todo el mundo-, y confidente de William Morris, aunque sólo hubo entre ellos una buena y profunda amistad.
Su muerte no fue, precisamente, placentera. Tras la muerte de su hija, enloqueció de tal manera, que acabó suicidándose, clavándose unas tijeras en el cuello y el pecho.



miércoles, 10 de agosto de 2016

Los amantes de Hasanlu: aparentemente, tan vivos como hace veintiocho siglos.

Un descubrimiento arqueológico que no cambiará la visión de la historia, pero sí demuestra que la gente no ha cambiado tanto a lo largo de esta.


En un rincón del noroeste de Irán, parece que hubo una pareja que mucho se amó.

Esta es la pequeña historia de un descubrimiento arqueológico, acaecido en el asentamiento arqueológico de Teppe Hasanlu, cerca del pueblo del mismo nombre, Hasanlu -aunque no he encontrado la traducción de teppe, probablemente hace referencia, en turco o azerí, una lengua túrquica muy parecida a este, a una colina artificial, bajo la cual existe una población o gran edificio enterrados-, en el valle de Solduz. ¿Y dónde se encuentra eso? En el Azerbaiyán iraní, en el noroeste de Irán, al sur del Azerbaiyán independiente y ex-soviético.
Se trata de dos esqueletos humanos, un hombre y una mujer, más o menos de la misma edad, y también, se señala, de la misma altura. Pero en realidad, o que llama más la atención es el cómo se encuentran colocados en lo que sería su tumba. Están abrazados, como dos amantes que saben que les espera una muerte segura, y que les llegará a ambos más o menos a la vez, ocultos, pero también, seguramente, prisioneros del destino, de la tierra que no les deja ir, o de algún tipo de peligro que no les permitía saliri al exterior. Se diría, incluso, que ella muere sobre el hombro de él, o que lo último que hicieron vivos fue besarse para despedirse para siempre. O para reencontrarse en otro lugar, sin guerra ni violencia.De todo ello, viene el nombre que los arqueólogos, la prensa, y finalmente cualquiera que conozca su historia, le pusieron: "Los amantes de Hasanlu".
El par de esqueletos fueron encontrados en 1972, y se piensa que debieron morir en el 800 a. C. En aquellos tiempos, el llamado -por los historiadores y arqueólogos, no por los que vivieron aquella época, se entiende- Nuevo o Tercer Imperio Asirio había llegado a su máxima expansión, pero también estaba muy cerca su fin, ante la invasión de los medos, y la rebelión de los caldeos, o sea, de Babilonia. Sin embargo, aunque no se sabe bien hasta donde llegaron las fronteras asirias, y que debió ser más lejos de lo que en principio se pensó, cabe dudar de que llegaran a conquistar un territorio tan alejado como el actual Azerbaiyán iraní, demasiado al este para que las tropas asirias hubieran llegado. A menos que se tratara no de una invasión conquistadora, sino de una expedición de castigo, para debilitar un enemigo demasiado poderoso para ser sometido.
Y respecto a la razón por la que ambos jóvenes debieron morir... todo es un misterio, conjeturas. Es posible, dicen algunos, que se escondieran allá huyendo de la destrucción de la población donde vivían, y que bien un hundimiento de la tierra, o la imposibilidad de salir, hiciera que quedaran sepultados, y al darse cuenta de ello, se abrazaran y esperaran el momento final lo más unidos posible, aunque no hay nada que demuestre que pudieran -o supieran, o quisieran- darse muerte voluntariamente, para así fallecer ambos al mismo tiempo. Es de suponer, por lo demás, que debieron morir por falta de oxígeno, y la diferencia entre el fallecimiento de uno y otro sería escasa. Otros creen, sin embargo, piensan que aquello, más que un escondite improvisado -y finalmente mortal-, fue un lugar donde huyeron de algo, o de alguien, por no poder vivir junto y en paz sobre, y no bajo la superficie de la Tierra. Es ahí, donde sí se cree que pudieran haber muerto al mismo tiempo, y, seguramente, tras haber injerido algún tipo de veneno -y al no haberse encontrado recipiente alguno, tal vez dicho brebaje lo consumieran antes de llegar allá-. 
Si fueron unos antecesores de Romeo y Julieta, o de Alí y Nino, o de Mem y Zîn, de los que también escribí en su momento, o si se trató de una pareja que sí pudo amarse a la vista de todos, pero que sufrieron la devastación de la guerra -tal vez, por la región y la época, más que una expedición asiria lejos de su territorio, una de conquista por parte de los cada vez más poderosos medos, preparándose para el asalto final a Nínive y Assur-, seguramente nunca se sabrá. Pero algo sí es cierto: aquellas dos personas fallecieron juntas, y en brazos la una de la otra. No les sirvió para salvarse, o para vivir como ellos habrían querido, pero hasta la hora de partir, estuvieron al lado del ser más querido.

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"Los amantes de Hasanlu", según una fotografía del Museo Penn -Museo Arqueológico de Pennsilvania-.

Donde se encuentra Hasanlu -más al este, pero paralelo a la ciudad palaciega de Nimrud, en Asiria-. En aquellos tiempos, la región debía estar en manos de los medos, o bien estaba a punto de ser sometida por ellos.



lunes, 1 de agosto de 2016

Los prerrafaelitas  (XLIV): Las modelos de la Hermandad -musas, amantes, esposas... y artistas-. (2.-).

En esta segunda parte, las modelos que no llegaron a casarse con ningún miembro de la Hermandad, ni a tener su propia carrera artística.


Hace poco realicé una entrada donde recordaba, de nuevo, a personajes importantes en el movimiento prerrafaelita, como fueron Elizabeth Siddal, o Marie Spartali, o en menor medida, Effie Gray -si bien ella no fue artista, sino más bien uno de los vértices de los triángulos amorosos que más dio que hablar, una vez conocido, en la Inglaterra victoriana-. Ahora, quizá convendría hablar de otras mujeres, de origen social en ocasiones muy modesto, bajo, y en otros elevados, que no tuvieron posibilidad, o capacidad para ser artistas, ni tampoco tuvieron interés, u oportunidad -todo es relativo- para ser las esposas de tal o cual miembro de la Hermandad. De varias se ha hablado un poco ya, pero debido a que comencé a escribir sobre los prerrafaelitas cuando todavía los conocía muy poco, ciertos temas, como su vida sentimental o sexual, quedaron bastante sin tratar, y sólo en entradas posteriores se fue contando algo.
Así, pues, empecemos, y basta ya de prólogo.


Las mujeres de Dante Gabriel Rossetti: Fanny Cornforth y Alexa Wilding.

De sobra sabido es ya que Rossetti era un hombre excesivo en todo, y también en cuestiones tanto sentimentales como sexuales. Nunca tenia suficiente, podía ser encantador, pero también posesivo, egoísta y falso: exigía a su esposa Elizabeth que no posara para otros pintores, temía que se fuera con algún amigo -o peor, enemigo-, pero él no tenía empacho en irse a la cama con cualquiera de sus modelos, o con alguna mujer que ni lo fuera, ni tuviera interés en ello.
También se sabe que estaba obsesionado con Jane Morris, que en principio fue mutua, pero que, una vez que la joven maduró y se dio cuenta de qué tipo de persona era Rossetti, prefirió casarse con William Morris, aunque acabó reconociendo que no lo quería, o al menos, que nunca estuvo enamorado de él. Aún así, la vida común de los Morris fue bastante amistosa hasta que cada uno buscó su camino. Eso sí, sin romper el matrimonio, algo realmente mal visto en la Época Victoriana, a pesar de que tanto William como Jane Morris eran, para su época, personas de mente abierta.
Hubo, aparte de Siddal y Morris, otras mujeres en la vida de Rossetti. Algunas fueron prostitutas, otras, conquistas rápidamente olvidadas, y también alguna modelo que poco trabajó para él. Pero al menos hubo dos que sí tuvieron un espacio importante en su vida, y más, una vez que enviudó: Fanny Cornforth y Alexa Wilding.
Fanny Cornforth (1835-1909) tenía un origen mucho más modesto que Siddal. Por saberse, nii tan siquiera se sabe por qué se hacía llamar así, pues Cornforth era el apellido del padre, o padrastro, de su primer marido. Parece que su auténtico nombre fue Fanny Cox. Muy probablemente, Rossetti la conoció ejerciendo la prostitución, pues Fanny era una mujer urbana de clase baja, analfabeta y sin experiencia laboral reseñable, cor orígenes rurales -probablemente, sus padres marcharon a Londres poco antes de que ella naciera, pero todo son conjeturas-, y que no tardó en ejercer primero de modelo, y tras la muerte de Siddal, de ama de llaves, en la casa de Rossetti. Parece que Siddal no llegó ni a saber de la existencia de Cornforth. En sus últimos años, realmente, la pobre Lizzy apenas sabía qué pasaba a su alrededor. Lo que sí se sabe, es que la noche en que Siddal se suicidó, ingiriendo una sobredosis de láudano, Rossetti fue a visitar a Fanny, o como él la llamaba a veces, "mi elefante". Fanny era, realmente, una mujer de aspecto curvilíneo y voluptuoso, bien distinta de jóvenes altas y delgadas, casi sin curvas, como Elizabeth Siddal, o Jame Morris, y tal vez esa diferencia resultaba realmente atractiva a Rossetti, que desde luego, no era justo con ella, tildándola de elefante.
Ciertamente, Fanny no era una mujer falta de atractivo. Aunque el hermano de Rossetti insiste en que era rubia, aparte de buena persona, más bien era pelirroja. Por lo que fuera, Dante Garbriel sentía atracción especial por las mujeres de cabellos rojizos, pero también que, por su situación económica y personal, y su falta de cultura -no por gusto, sino por falta de oportunidades- se pudieran sentir deslumbradas, y al tiempo desearan ser "protegidas", o más bien dirigidas, por un artista de renombre e importantes ingresos económicos, como era él. O al menos, lo fue en sus buenos tiempos, pues las disputas con los críticos, la pérdida de clientes, y sus problemas mentales y con las drogas, debieron de hacer de Rossetti una persona con la que era realmente difícil, muy difícil convivir. Fanny, realmente, llegó a casarse no una, sino dos veces, pero el primero fracasó, aunque el segundo, con John Schott, de familia de actores, fue más estable, y perduró hasta la muerte de éste. En realidad, resulta un tanto complicado seguir la vida de esta mujer, mejor persona, y más paciente, de lo que creyó tras la desaparición de los prerrafaelitas, y que tuvo un firme defensor en William, el hermano de Dante Gabriel, que siempre la consideró una excelente persona -probablemente, pensaría que su hermano habría estado y acabado mejor de haberse casado con ella- pues parece probable que estuviera, al tiempo, casada y viviendo en pareja con Rossetti.
Tras la muerte del pintor, de su marido, y finalmente de su hijastro -el hijo de su marido-, acabó ingresada por su cuñada en un centro para enfermos mentales, donde vivió y murió de forma oscura. Hasta hace bien poco, su nombre y existencia apenas eran tenidos en cuenta a la hora de hablar del prerrafaelismo, pues, al contrario que Siddal, no fue una artista, ni tampoco se transformó en una culta dama, como Jane Morris. Pero eso no significa que no merezca su espacio en la historia general del prerrafaelismo en general, y la Hermandad en particular. Aunque sea un espacio pequeño.

"Lady Lilith", con Cornforth de modelo (1868). Se trata de una reproducción en forma de acuarela, que más adelante...

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... sería repintado, en 1872-3, con el rostro de su otra modelo preferida, Alexa Wilding.

 1859.png Dante Gabriel Rossetti Bocca Baciata
"Bocca Baciata" 1859), no sólo fue una de las primeras pinturas realmente famosas de Rossetti, y también de las primeras obras en las que apareció Cornforth, sino también el principio de la fama a gran escala de Rossetti.

Una foto de familia. De izquierda a derecha: el poeta Algernon Swinburne -gran amigo de Rossetti, y junto a Christina, hermana de éste, uno de los pocos literatos que podrían considerarse realmente prerrafaelitas-, Dante Gabriel Rossetti, Fanny Cornforth -cuando trabajaba de ama de llaves para su amante, y vivía, al menos por temporadas, con él-, y William Michael Rossetti, que en su juventud fue poeta, además de crítico, defensor y cronista no oficial del prerrafaelismo, y que participó activamente en su revista "The Germ".

Un dibujo a lápiz de Fanny, probablemente de finales de los 50, o principios de los 60 del XIX.

Otra mujer importante en la vida de Rossetti, aparte de las tres nombradas, aunque menos, sería Alexa Wilding. Alice, o Alexa Wilding, era una mujer de origen obrero, que vivía sola con dos niños, que probablemente eran hijos de unos tíos con los que convivió hasta la muerte de ambos. Rossetti parece que la conoció de pura casualidad, viendola caminar por la calle, y la convenció para que fuera su modelo, prometiéndole pagarle bien para que no se viera obligada -o simplemente pensara- en posar para otros. Como ya se sabe y se ha dicho hasta la extenuación, Rossetti era muy posesivo con las que consideraba "sus mujeres", y eso incluía sus modelos. Alexa aceptó, aunque de mala gana, pues las modelos artísticas que no fueran de buena familia no tenían demasiada buena fama en aquellos tiempos, pero finalmente fue una de las modelos preferidas de Rossetti, que estaba encantado con la elegancia y sensualidad de la joven -como no- pelirroja. Sin embargo, existen una gran diferencia entre Wilding, con Siddal, Cornforth o Morris: nunca hubo -al menos que se sepa- ninguna relación sexual o sentimental entre el pintor y ella. Trabajaron en muchas obras, y no pocas de las más famosas -sobretodo de temática, digamos- medieval/renacentista- la tienen como modelo.
A pesar de que no hubiera amor entre ellos, sí existía una sincera amistad, pues Alexa, a pesar de que tras la muerte de Rossetti tuvo siempre un nivel de vida modesto, cuando podía, viajaba regularmente para dejar coronas de flores en la tumba del artista.

Pintura de Alexa Wilding
Alexa Wilding, como "Veronica Veronese" (1872).

Rossetti, Dante Gabriel - Ghirlandata - 1871-1874.jpg
La "Ghirlandata (1873), hizo que el rostro de Wilding pasara a la historia, aunque casi nadie sepa quién fue realmente ella. ¿El nombre de la modelo? ¿Importa eso? Pues quizá sí, más de lo que podría pensarse.

Pintura de Alexa Wilding
Alexa Wilding a la derecha, y Marie Spartali a la izquierda, en "La glorieta del prado" (1872). La década de los 70 del XIX fue, quizá, la mejor época artística de Rossetti.

Un retrato a lápiz de Wilding, de 1865, el año en que la descubrió Rossetti, de pura casualidad. Una casualidad a la que el arte debe mucho, pues Wilding fue una magnífica mdelo y musa.


Otro retrato a lápiz de Alexa Wilding, de 1879.

El dolor de cabeza de Holman Hunt: Annie Miller. Sus esposas: las hermanas Fanny y Edith Waugh

No sólo Rosssetti tuvo sus amores y modelos, o ambas cosas a la vez. Anni Miller fue otro personaje femenino que, al menos en sus primeros tiempos, tuvo su espacio e importancia en la historia de la Hermandad. De origen modesto, de padre militar -herido en las guerras napoleónicas, y que tuvo que buscarse la vida como pudo-, y tras perder muy joven a su madre, vivía con otros familiares hasta que la conoció Hunt, trabajando ella de camarera. En series y libros a veces se cuenta, o se insiste, en que, como Cornforth, ella también fue prostituta, pero o bien es una suposición -aunque pueda estar bien fundada- o lo hizo sólo de forma temporal. En realidad, en aquellos tiempos, en Europa había muchísimas mujeres que se prostituían, aunque sólo fuera en tiempos breves de su vida, por pura supervivencia, así que pudo ser ambas cosas a la vez. Hunt quería casarse con ella -sentía atracción física y sexual con ella, pero deseaba que ese sexo fuera dentro del matrimonio-, así que, cuando marchó a Oriente a inspirarse y "encontrarse a sí mismo", le pidió que se culturizase, se relacionara con Millais y otros pintores de confianza -que en cierto modo, no sólo la podrían tener de modelo, sino también vigilarla un poco-, y, en definitiva, le esperase.
Pero cuando volvió de Oriente Próximo, supo que Annie también había posado de modelo para el mujeriego insaciable de Rossetti -y por lo visto, debió haber algo más que amistad o trabajo, pues la misma Siddal acabó enfureciéndose con ambos, y tirando por la ventana varios dibujos que Rossetti había hecho de Annie-, entre otros, y que tenía algo más que amistad con un noble de mala vida, ell vizconde Ranelagh, lo que hizo que Hunt rompiera la promesa de matrimonio. El noble, incluso, llegó a aconsejar a Miller que reclamara a Hunt algún tipo de compensación, tras la ruptura unilateral. Pero Anni acabó dándose cuenta de que Ranelagh era una desgracia de hombre y, curiosamente, acabó por casarse con un tercero: el primo del vizconde, Thomas Thomsom, con el que tuvo al menos dos hijos, y vivió junto a él hasta su muerte, con ochenta y seis años. Ella todavía vivió seis años más, y, por lo que contó Hunt, se vio en alguna ocasión con el pintor, pero más por casualidad que porque ninguno de los dos planearan cita alguna.
Hunt, sin embargo, no permaneció soltero. Se casó con una joven anónima, que no ejerció de modelo, Fanny Waugh, que falleció en el parto de su primer hijo. Entonces, Hunt decidió casarse con su cuñada, Edith Waugh, pero como las leyes británicas prohibían los matrimonios entre cuñados, tuvieron que casarse en el extranjero con ella. Una tercera hermana, Alice, se casó con un amigo de Hunt, y miembro -al menos, al principio- de la Hermandad: el escultor, y en su juventud poeta, Thomas Woolner.

Uno de los retratos que realizó Rossetti cuando tuvo a Annnie Miller de modelo, para enfado y desesperación de Siddal.

Annie Miller, como Helena de Troya (1888), pintada por Rossetti.

"El despertar de la conciencia"; con una Miller que más bien parece una feliz esposa al la do de su marido. ¿Hunt imaginó su vida con la modelo, y quiso representarla aquí?

Millais también la pintó, aunque de forma austera. Como "la futura esposa de un amigo". A Millais siempre se le consideró "el buen chico" de la Hermandad, frente al excesivo y mujeriego Rossetti, y esa bomba de relojería a punto de estallar que en ocasiones era Hunt.

File:William Holman Hunt - Portrait of Fanny Holman Hunt.jpg
Un retrato de Fanny Waugh (1867), primera esposa de Hunt, fallecida en su juventud, durante un parto. El pintor se casaría al poco con una de sus hermanas, Fanny.