viernes, 22 de septiembre de 2017

Libros con vida propia. Dioramas literarios, o vida en un libro una vez leído.

O qué se puede hacer con un libro que ya no te interesa, y que sea, además homenaje a la literatura en general.


Aquí, aprovechando un rato libre, un ejemplo de dioramas, de esculturas de papel, de algo más que simples trabajos manuales: una forma de transformar el libro no sólo en transmisor de arte -la literatura, también la fotografía o la ilustración-, sino arte por sí mismo. Realmente, hay ediciones de ciertos libros que son auténticas obras a admirar, pero en este caso, el arte es la forma en que han sido transformado.
Aquí unos ejemplos, con el nombre de los artistas -si he podido encontrarlo-, de los "dadores de vida" de libros que, quizá, estaban muertos de aburrimiento en un rincón, sin que nadie los leyera:


perfumeros antiguos dibujos - Buscar con Google
Mariví Garrido Bianchi realizó este homenaje al Quijote.

• "Hacia lo desconocido" - Malena Valcárcel •
Malena Valcárcel creó "Hacia lo desconocido". Como se ve en el lado derecho, tiene su propia página, y para quien le interese, pongo aquí un enlace.

Diorama Diorama de Papel de Libro con luz por MalenaValcarcel
Otro diorama de la misma autora, con luz incluida.

Esta escultura libro representa el árbol de la vida.    Por favor ten en cuenta que esta escultura ha sido vendida. Haré una igual para ti. Toda la escultura está realizada a partir de un libro descartado. Las hojas del árbol están hechas con papel del mismo libro y papel de seda negro.    Estará lista para colgar en la pared o simplemente para colocar en una estanteria.    Firmado y fechado por mí en la parte trasera.    Dimensiones aproximadas: 26 cm x 21 cm. Envío todos mis artículos por c...
Y aquí una tercera obra: "El árbol de la vida".

Book carvings
Petra, arrozales chinos, y otros muchos paisajes -que no he sido capaz de reconocer si ayuda, lo siento-. No he logrado encontrar el nombre del autor, pero sin duda, es todo un artista. Y sí, después de mirar cada foto con atención, estuve seguro de que se trata de libros reales.

Detalles de magnificas esculturas
Aquí, el autor o autora juega con los agujeros: o bien es un túnel a traspasar -por un tren-, o vemos salir una nube de mariposas, o engulle todo un barco.


Y una serie de libros-escultura, de la serie "El pensador" -o "El hombre se piensa"; más o menos, es cómo lo traduzco yo-. Aquí, estaríamos hablando de un artista, Kenjio, que expone y vende a buen precio sus trabajos:

The Thinking Man’s Book Sculptures

Fait dargile et de vieux livre coupé et plié. Jai fait le penseur comme un reflet de la contemplation de nouvelles connaissances.    Il y a une cheville

Fishing for Knowledge Original Sculpture by Kenjio on Etsy

Like an Open Book Original Sculpture by Kenjio on Etsy, $500.00



lunes, 18 de septiembre de 2017

Los cambios en la revista alemana "Jugend", pionera del modernismo alemán.

Durante más de cuatro décadas, fue ejemplo de la modernidad y la vanguardia alemanas, hasta que su existencia se hizo imposible con el nazismo.


En la web Messy Nessy (aquí, un enlace de la web) pude ver imágenes de una revista alemana, Jugend -"Juventud", en alemán- donde, mes a mes -pues era una publicación mensual, debido a que su texto no podía llevarse a cabo en sólo una semana-, se ofrecían ejemplos tanto literarios como de arte plástico -pintura y, sobretodo, ilustración, o sea, dibujo- de jóvenes alemanes, aunque también de otras nacionalidades, de lo más granado de la vanguardia centroeuropea.
Fundada en 1896, por Georg Hirth, y publicada siempre desde Munich, capital de Babiera, sería ejemplo de los cambios de tendencia artística en Alemania. En principio, el estilo de las ilustraciones o de la poesía eran, sobretodo, modernistas, o cercanas al modernismo, pero tras la I Guerra Mundial, época en la cual su línea editorial, por llamarla así, era más cercana al romanticismo nacionalista y al paisajismo -alemán y, en particular, bávaro- fueron teniendo espacio artistas vanguardistas cada vez más rupturistas, como el dibujante y pintor George Grosz, que denunciaba el militarismo y el autoritarismo, o textos de Kurt Tucholsky o Erich Kästner.
En la web se explica que Jugend no podría tener espacio en lo que llamaron "Nueva Alemania", la de los nazis, pues el arte que contenía, una vez casi olvidado el modernismo o Art Nouveau, conocido en Alemania también como Jugendstil -"estilo juvenil, de la juventud", por tratarse de un estilo que los jóvenes acogieron con energía, deseosos de romper con un pasado de arte academicista que les cansaba y con el que no se sentían a gusto, y para los que Jugend fue referente- era principalmente surrealista, y en general, muy vanguardista. Puro "arte degenerado", a eliminar. Y el régimen nazi sabía que no valía la fórmula de exponer ese arte supuestamente degenerado para que la gente, tras conocerlo, lo despreciara, pues ya en algún momento lo intentaron, y lejos de espantar a la población, la exposición de dichas "abominaciones" atraía más visitantes que cualquier exposición de "arte patriótico" o académico.
A partir de 1933, aceptaron propaganda nazi, y con toda seguridad, fue el mismo estado el que, al menos en parte, la mantenía con la publicidad oficial. Pero en realidad, Jugend ya estaba muerta por dentro, no podía sobrevivir al nazismo, que destruía o pudría todo lo que tocaba, y cerró definitivamente en 1940, cuando el III Reich, la nueva Alemania, estaba conquistando media Europa, sin vislumbrarse forma de venderla.
Por la razón que fuera, quizá por el hecho de que existió todavía durante varios años en que gobernara en nazismo, los alemanes enterraron en la memoria, literalmente, el recuerdo de dicha publicación, como si hubiera sido, no víctima, sino herramienta política del nazismo, aunque hoy en día, es posible descubrir sus ilustraciones, y leer sus textos -en alemán, eso sí- en la web d ela Universidad de Heilderberg, y en la Hemeroteca Municipal de Madrid, aunque en este caso, de forma incompleta.
Y a continuación, algunas de sus portadas, de distintas épocas, con el año en que salieron a la luz, excepto cuando no he podido averiguarlo:



1898, modernista, pero apostando por el desnudo femenino, poco habitual en su época.

También modernista, y con toda seguridad a finales del XIX, aunque no sé qué año en particular.

Cover
1899, con un ejemplo de la atracción -más bien fascinación- de la cultura clásica, sobretodo griega, que sentían parte de los intelectuales y artistas alemanes.

Cover
1900, con un dibujo modernista más moderno.

Cover
1902, con ganas de ir un poco más allá.


1909, o la alegría de vivir de la Belle Époque, que también se hacía notar en Alemania, no sólo en Francia.

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1913, muy poco antes de la hecatombe de la Gran Guerra, que destruyó Alemania. Ya se comprueba que dicho país era uno de los centros del nuevo arte europeo.

Cover
1915, durante la I Guerra Mundial. En esa época, tocaba patriotismo, donde naturalismo, romanticismo y orgullo nacional se entremezclaban. El arte era, también, más realista.

Cover
1916, año en que, en toda Europa, la población se imaginaba que la guerra iba para largo.

Cover
1921: pájaros y colorido para un país que intentaba resurgir de una durísima posguerra.


1926, con una visión europea de los lejanos Mares del Sur, la exótica ¿Polinesia?

1927, en plena vanguardia, con una ilustración de Erik Nitsche.


1927, y la condición noctámbula, entre otras cosas, de la cultura berlinesa y alemana.

1929, cuando Berlín -Munich era algo más conservadora- era famoso por su cultura, y por sus noches.

Cover
1929, color y vanguardia.

Cover
1934, con los nazis en el poder, se acepta su propaganda y control, y se vuelve al realismo romántico, por ser el arte académico -y más, si contenía un mensaje oficialista- como el único válido.

1934: con esta portada, no hay mucho que decir. Y la revista, poco que ofrecer, aunque todavía subsistiría, aunque con otra alma, hasta  1940, ya comenzada la guerra.

Cover
1940, año en que desapareció para siempre la publicación. Belleza clásica, que el nazismo intentó utilizar, manipular. ¿Un para siempre? Sí, pero como mínimo, gracias a internet, resulta posible su re-descubrimiento.



viernes, 15 de septiembre de 2017

El viaje a Ítaca de Cavafis, o cuando lo principal es el viaje,  no el destino final.

El poema más famoso de Cavafis, el último de los grandes poetas griegos, casi contemporáneo nuestro.


Este blog está bastante muerto, así que mejor darle un poco de vida.

Resultado de imagen de cavafisHace ya lo que me parece una eternidad, como dos meses y medio o tres meses, no sé realmente, que no escribo nada, en parte por falta de tiempo, y en parte, porque no me veía con muchas ganas, o simplemente, no sabía bien de qué escribir.
En una página de facebook dedicada a Corto Maltés, el legendario marino creado por el italiano Hugo Pratt, encontré el famoso poema de Constantino Cavafis, griego de Alejandría, fallecido en 1933, pero sin embargo, tan unido a sus lejanísimos antecesores de tiempos antiguos, que podría parecer el último de una larga lista de poetas y recitadores, que comenzó con Homero, y aparentemente finaliza con él.
Creo que no es necesario explicar demasiado sobre esta pequeña obra de arte. Básicamente, nos damos cuenta sólo con leerlo al completo una primera vez -que en poca gente resulta también la última- qué es lo que nos cuenta: que en no pocas ocasiones, no es el destino, la meta, el final del camino lo principal, sino el camino mismo, el viaje, el periplo, tal como debieron sentir y pensar -lo uno y lo otro, sentimiento y pensamiento libre, tan unidos al alma helena- tantos viajeros griegos, desde los que en tiempos míticos debieron llegar a las costas de la Cólquida, en la costa de la actual Georgia, en el Mar Negro, o a las de Troya, o Ilión -de ahí el nombre de "Ilíada"-, aunque fuera para destruirla y saquearla.
Y aquí, el poema al completo. Como se ve, corto, pero intenso:

Ítaca.

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino.

Si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu distino.
Masno apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantr a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.



La isla de Ítaca. Quien la visite, encontrará, pero pensará si no habría valido más la pena alargar algo más el viaje.

Ítaca es una isla pequeña, apenas de 100 m2 -96, según la wikipedia-, y con una población de apenas 3.500 habitantes. Por lo visto, nunca fueron sus habitantes muchos más. Ulises, u Odiseo -su nombre griego original; Ulises fue usado por los romanos, y de ellos lo tomamos nosotros-, más que un rey tal como lo imaginaríamos, sería algo parecido a un jefe tribal, un señor de una pequeña comunidad insular, pobre, que viviría tanto de la agricultura, como de la pesca, y de la piratería -tan pobre y minúsculo país, ¿con qué podría comerciar?-. La Odisea parece insinuar -así lo entendí yo- que Odiseo era, si no soberano propiamente dicho del resto de islas del archipiélago de las Jónicas, sí tendría algún ascendiente sobre los demás señores que las gobernaban, como un rey de reyes, o más bien un señor aguerrido al que obedecen, mitad por miedo, mitad por conveniencia, siempre por respeto, todos los demás "héroes guerreros" que, en su momento, acompañarían a Odiseo, el de las mil tretas, a la guerra y saqueo de Ilión/Troya -otro nombre usado por los romanos, el de Troya, que les parecería tan lejana como mítica, que cogimos como si fuera el original griego-.
Al visitar tan pequeña ínsula, entendemos lo que podría sentir Ulises, al llegar a tan nimio reino, a exterminar a los pretendientes que acosaban a su fiel esposa Penélope -aunque según tradiciones anteriores a Homero, de fiel poco, pues compartió lecho con todos y cada uno de ellos-: por un lado, la alegría de llegar a la patria, a su señorío, a recuperar todo lo que le pertenecía. Y por otro, tras conseguir justa y sangrienta venganza -eran tiempos sangrientos, duros, aquellos- y volver al trono y a su casa familiar, con su esposa y su hijo Telémaco, ya un hombre, el placer de poder contar, a la vera del fuego del hogar, las mil y una aventuras -convenientemente adornadas y exageradas- que le habían acontecido durante los veinte años -diez de guerra, diez de viaje- que había estado fuera.

Isla de  Ítaca
La isla de Ítaca, desde el aire, no parece gran cosa. Quizá nunca lo fue. Ni tan siquiera se puede notar una gran población, concentrada, hoy en día, en su pequeña capital, Vathí.


Resultado de imagen de viaje a ítaca
El larguísimo viaje de Ulises, vagando por un Mediterráneo que, para los griegos de la época micénica, y todavía más durante los años oscuros -donde el arte de navegar en parte debió perderse, aunque por lo visto,  nunca del todo, pues tras ellos, los griegos colonizaron toda la costa de la Jonia, y más adelante, Sicilia y el sur de Italia, entre otras tierras- era un lugar lleno de peligros y misterios todavía por desentrañar.