miércoles, 1 de agosto de 2018

Inventos olvidados -y de corta vida-: La máquina de escribir partituras.

Curiosidades que se pueden encontrar en la red. ¿Por qué, si hay una máquina de escribir letras y números, no se podrían escribir música?


Un aparato olvidado, pero en cierto modo, atractivo y genial.

Como se puede ver, apenas le dedico ya tiempo al blog. No tengo mucho tiempo, tampoco muchas ganas, pero no me gusta que acabe por morirse de inanición, así que he decidido escribir alguna entrada, aunque sea corta, por aquello de mantenerlo con vida, aunque sea vegetativa.
He decidido hablar un poco -muy poco- de una curiosa máquina, la máquina de escribir partituras, o usando su nombre original en inglés, una "Keaton Music typewriter". El nombre de Keaton se debe a su inventor, el norteamericano Robert H. Keaton, que en determinado momento, pensó que, si había máquinas -en aquella época, ya bastante desarrolladas y semejantes a las que se usarían hasta, al menos, los 80 del siglo XX-, ¿por qué no podrían escribirse otros símbolos, aparte de letras mayúsculas y minúsculas, números, y símbolos de puntuación? Y si había -según él, claro-, unos incómodos de escribir a mano, y en ocasiones un tanto complicados, eran los que representaban notas y anotaciones varias en las partituras musicales.
Así pues, creo una "Music typewriter", que se traduciría como máquina de escribir música, pero como la música en sí misma no se puede escribir -sino más bien representar, porque no se lee, sino se escucha, en mi modesto entender-, también podría hablarse de máquina de escribir partituras. La primera que salió al mercado fue en 1936, con catorce teclas. La segunda, mejorada, se pudo adquirir a partir de 1953, con treinta y tres. ¿El problema? Aunque consiguió venderse algo -quizá más como curiosidad, o como un aparato atractivo para los amantes de la tecnología y la mecánica-, pudo ser útil para profesores de música, pero los compositores y músicos, los artistas, preferían escribir en partituras en blanco -y tachar, y quitar y añadir- a mano. Resultaba más cómodo, más rápido, y también más barato. Y al fin y al cabo, un artista nunca se lleva demasiado bien con la tecnología. Cuando desea cambiar o poner algo por escrito, no busca teclados o rodillos, sino un lugar donde poner por escrito lo que ha pasado por su mente, sin más.

Resultado de imagen de maquina de escribir música
Un ejemplo de la máquina de Keaton, para escribir partituras. Se trata del modelo mejorado de 1953, capaz de escribir 33 símbolos.

Sin embargo, el invento no era mala idea, y pasados los años, las décadas, no deja de ser no sólo una curiosidad histórica y tecnológica, sino también un ejemplo del atractivo de los aparatos y máquinas no sólo antiguos, sino también anacrónicos.

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Esta sería, muy probablemente, la mejor forma de colocar la máquina para usarla cómodamente.

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La ilustración es bonita, pero pura fantasía. Desde luego, se pueden colocar teclas de piano en una máquina de escribir, pero sería más una obra de "fantasía mecánica", de objeto curioso y de adorno, que otra cosa. Aunque quizá, algún genio podría conseguir que sonara, e incluso que sonara bien.


Aunque descubrí la máquina en facebook, en la página "Belle Epoque to Art Deco. The first 40 years to 20th cent", fue sobretodo en la web "Hispasonic", donde encontré más información, aunque busqué completarla en otras.