martes, 23 de agosto de 2016

Los prerrafaelitas (XLV): Las modelos de la Hermandad -musas, amantes, esposas... y artistas- (y 3.-).

La tercera entrada sobre el tema: El dolor de cabeza de Burne-Jones, y la modelo caribeña misteriosa.


Burne-Jones y Marie Zambaco: de amor prohibido, a un auténtico dolor de cabeza para el pintor.

Burne-Jones, al menos a primera vista, parecía una persona con una vida más ordenada y tranquila que, por ejemplo, Rossetti. Aunque eso tampoco es que fuera demasiado difícil. Sin embargo, él también tuvo un amor fuera del matrimonio, que en principio debió ser algo tan furtivo como placentero, pero que con el paso del tiempo, resultó tan doloroso como preocupante para el artista, tanto desde un punto de vista personal, como también profesional.
De Marie Zambaco (1843-1914), algo se ha escrito ya aquí. Era prima hermana de la modelo -fotográfica y artística, entiéndase, para pintores- Marie Spartali Stillman, sólo que ella no dio el paso para transformarse en artista, sino que sólo fue modelo, si bien esto tampoco es tan ilógico: no todo el mundo sirva para ser pintor, y Spartali, además, no sólo se esforzó en aprender lo máximo posible de los maestros para los que posó, o con los que trabó amistad -el mismo Burne-Jones, Rossetti, Maddox Brown...- sino que también tenía extraordinarias aptitudes para la pintura. Y un ejemplo de ello es el que fuera, muy probablemente, la más prolífica de todos los prerrafaelitas a la hora de crear obras.
Como se contó, era amiga de sus dos primas, Marie Spartali y Aglaia Coronio, y las tres, que iban juntas casi a todas partes -aparte de ser familia cercana, eran de edades parecidas, y al tener origen griego cercano, tenían, también culturalmente, mucho en común-, y por ello eran conocidas como "las tres Gracias", en referencia a las ninfas o semidiosas -por llamarlas así- de la mitología griega, tan llena como está de personajes de todo tipo.

Un retrato de Zambaco en su juventud, en sus tiempos de modelo.

Una fotografía de Zambaco, de cuerpo entero, posando al igual que para un cuadro. Muchas modelos lo fueron para pintores y dibujantes y para fotógrafos al tiempo. Su prima, Marie Spartali, también lo fue.

File:Zambaco medaillon.jpg
Una de las medallas realizadas por Zambaco, y actualmente en manos del British Museum.

Marie Zambaco heredó joven de su difunto padre, rico comerciante inglés de origen helénico, así que pudo llevar una vida independiente, no demasiado común en la época Victoriana -aunque tampoco tan extraño-, y trabó amistad con todo tipo de artistas y gente conocida de la época. Su juventud, exotismo, belleza y carácter, ciertamente, ayudaban. Y cuando su prima Spartali se dedicó también al arte, ella, además, era "la prima hermana de la pintora Marie Spartali".  Aunque no tenía muchas aptitudes para la pintura o el dibujo, también deseó, en su momento, dedicarse al arte, y estudio en la Royal Academy -como no; por allá pasó, prácticamente, todo el mundo-, pero no pintura, sino escultura. Realizó varias medallas con relieve, y cuatro de ellas fueron donadas al British Museum, donde todavía siguen. También formó parte del movimiento "Art and Crafts", de William Morris, a quién también conoció.
Pero con el artista con quién acabó teniendo una relación más profunda e intensa, fue con Burne-Jones, el amigo del alma de Morris. Tras romper con el dibujante y escritor George du Maurier, que se quejaba de su carácter -tan grosera como bella, decía él-, acabó casándose con el doctor Zambaco, de ahí su apellido -originalmente, se llamaba Marie Terpsithea Cassavetti-, con quién tuvo dos hijos. Pero el matrimonio no funcionó, y la modelo acabó por marcharse a vivir con su madre. En 1866 conoció a Burne-Jones, para quién posó para su cuadro "Cupido y Psique" -por fin, una mujer de origen griego como modelo de un personaje de la mitología, también griega-, No se sabe bien cuando fueron empezaron a ser amantes, pero sí es cierto que el pintor pensó seriamente, incluso, en abandonar a su esposa Georgiana. Quizá por eso, no le importó demasiado que su amigo-casi hermano William Morris estuviera sinceramente enamorado de ella, e incluso pensara en pedirle que dejara a su marido por él -también es cierto que, al mismo tiempo, la esposa de Morris, Jane Burden Morris, nunca estuvo realmente enamorada de William, y hacía tiempo ya que sólo eran un matrimonio de cara a los demás; un auténtico vodevil, todo ello-.

Marie Zambaco, en "Cupido y Psique", la primera obra del artista en que ella apareció, y cuando, con toda seguridad, todavía no eran amantes.

"Herejía y belleza", donde Zambaco es de carne y hueso y de mármol al tiempo.

Aquella situación, al final, se hizo insostenible. Georgiana nunca quiso dejar a su marido -ni por Zambaco, ni por Morris-, y ni tan siquiera habla de la amante de su marido, ni las proposiciones de su amigo, en sus memorias  -en realidad, ella escribió "Las memorias de Edward Burne-Jones", sobre us marido, aunque evidentemente, ella también aparece allá-. Pero el escándalo fue mayúsculo, pues el pintor era uno de los artistas más conocidos de Gran Bretaña, y a la larga, su figura se vio dañada, y la mezcla de malas críticas de sus últimas obras, y el que fuera visto como un mal marido por la conservadora sociedad victoriana, hizo mucho mal a su carrera. Y todo fue a peor cuando, una vez que él rompiera toda relación con Zambaco, ella intentara suicidarse con una sobredosis de Laudano, como, años antes, consiguiera suicidarse de la misma forma Elizabeth Siddal. Ella sobrevivió, gracias en parte a la policía de la ciudad de Venecia, donde intentó quitarse la vida. Pero el mal, para ambos, ya estaba hecho. Burne-Jones se debió resentir en su vida marital -ya pura impostura, aunque Georgiana, como buena británica decente y respetable, tragara lo intragable-, y su carrera estaba ya tocada. Tampoco la visión que podría tener la sociedad, o al menos la gente más cercana, de Marie Zambaco debió ser ya la misma. La modelo siguió apareciendo en algunas obras más de Burne-Jones, pero como un personaje negativo, como bruja o hechicera, o una mujer que intenta seducir o tentar a los hombres -que naturalmente, no tenían culpa de nada, en caso de caer en las tentaciones que les ponían delante de las narices-.
Fallecida en 1914 en París, fue finalmente enterrada en el mausoleo familiar, en la necrópolis greco-ortodoxa de Norwood, en West End de Londres, con su apellido de soltera, olvidada por todos, que la consideraron una mujer inmadura que no merecía respeto alguno -no poca gente rompió relaciones sociales con ella, cuando se conoció su relación con Burne-Jones-.

File:The Beguiling of Merlin by Edward Burne-Jones.jpg
"La seducción de Merlín" (1874), donde la seductora en cuestión, con su vestido de fina ropa bien ceñido al cuerpo, tiene el mismo rostro de Marie Zambaco. Venganza póstuma -a su relación, no porque Zambaco hubiera fallecido- de Burne-Jones hacia su antigua modelo y amante.


Fanny Eaton, la olvidada modelo jamaicana de los prerrafaelitas.

Aquí, se habla de la menos conocida de las modelos de la Hermandad, quizá por su origen, y sin duda por su raza. Fanny Eaton (1835-1924) era jamaicana de nacimiento, y de raza mulata -mezcla de ingleses y africanos-. En aquellos tiempos, la gente de origen africano eran ecasos en Gran Bretaña, si bien es cierto que, al menos en Londres, vivían en el país más inmigrantes no europeos de lo que hoy en día podría pensarse -chinos, indo-pakistaníes, cuando Pakistán todavía no era ni un ñsueño, malayos, un pequeño número de caribeños negros y mulatos...-. Aún así, Eaton debía llamar la atención en la gente, lo que no significaba que aquello le ayudara, precisamente.
Se sabe que Fanny no tenía padre reconocido -tal vez fue un capataz o dueño de plantación-, y que emigró con su madre -parece que ambas, o al menos la hija, nacieron libres, aunque todo son conjeturas- a Londres en la década de los 40, y Fanny se dedicaba, básicamente, a trabajos domésticos, como limpieza, cocina, etc. Resulta un tanto curioso, pues era muy raro en aquella época, que unas jamaicanas de raza negra o mulata emigraran voluntariamente, y solas, a Gran Bretaña, la metrópolis, pero parece que tampoco fue algo tan extraño, ni desde luego único. Se casó con James Eaton, quizá cochero o cuidador de caballos, inglés de raza blanca, y tuvieron nada menos que diez hijos, aunque, como sucedía tantas veces entre la clase obrera de la época, no debieron llegar todos a la edad adulta.

Un retrato de Fanny Eaton, realizado por Walter Fryer, aproximadamente en 1859. Debió ser uno de sus primeros trabajos de modelo.

"El baño de una dama romana", de Simeon Salomon. Eaton es la de la derecha, la única modelo no blanca.

En un retrato de Eaton, por la pintora de paisajes y costumbres Joanna Boyce (1861). 

"La madre de Moisés" (1860), aunque ella, aquí, sería la hermana menor.

"La madre de Sisera mirando por una ventana" (1861), de Albert Joseph Moore.

RS_THE-YOUNG-TEACHER-cropped
"Una joven profesora, o maestra" (1861), de Rebecca Salomon. Aquí, representa a un personaje de mayor edad que en otros cuadros de la misma época, los 60 del XIX.

La razón por la que Eaton empezó a trabajar de modelo fue simple: tenía muchos hijos, y su sueldo, como el de su marido, eran muy bajos. Había, pues, que buscar ingresos extras. Debido a su físico, fue utilizada como modelo que representara a mujeres de diversos orígenes étnicos: negra, mulata, árabe, semita en general, etc. El primero en contratarla fue Simeon Salomon, que como es sabido ya, no daba importancia alguna a lo que la sociedad pudiera pensar -el hecho de tener como modelo a una mujer no blanca era algo mal visto por muchos, aunque resultara algo normal, si quería pintar a personajes femeninos de un origen racial distinto al europeo. También la hermana de Simeon, Rebecca Salomon, autora de "cuadros de costumbres", contó con ella. Y cuando empezó a hacerse un nombre gracias a los hermanos pintores, pasó también a trabajar, como no, para Dante G. Rossetti, como no podía ser menos, John E. Millais, y pintores menores y no prerrafaelitas.
Al no haber sido, que se sepa, ni esposa, ni amante, ni amiga íntima de ninguno de ellos, y también por su origen social y, sobretodo, racial, fue cayendo en el olvido. Además, hasta no hace tanto, mucha gente no le dio importancia al nombre o personalidad de las modelos de los cuadros, ni de los prerrafaelitas, ni de otros contemporáneos suyos, a no ser que se tratara de mujeres más o menos famosas, de origen social elevado, o que tuvieran alguna relación amorosa, sexual o de amistad profunda con alguno de ellos. Pero con el paso del tiempo, las cosas han ido cambiando, y ahora también sabemos quienes eran las mujeres que estaban detrás de las pinturas para las que posaron.
No fue larga, por lo visto, la carrera de modelo de Eaton, pero sí intensa. Posó mucho, y para muchos. Los artistas, en general con mente más abierta que la media de la sociedad, alabaron no sólo su belleza, sino también su exotismo, profesionalidad y buen carácter. Y aunque la época estaba llena de prejuicios raciales, a la larga, ha acabado encontrando su espacio en la historia del arte. O al menos, del arte victoriano. Entre tantas mujeres no sólo de raza blanca -casi siempre inglesas, aunque también hubiera griegas, como Spartali o Zambaco-, destaca ella, caribeña de sangre africana. Así que no está de más recordarla un poco, y saber quién era, la que dio rostro a los personajes de tez oscura de los cuadros de los Salomon, y artistas contemporáneos suyos.
Fanny enviudó, y tuvo que mantener a sus hijos como costurera y sirvienta, hasta que falleció, tras una larga vida de trabajo, a los ochenta y nueve años de edad, sin que casi nadie, fuera de su familia y algún amigo cercano, supiera de su trabajo de modelo en su juventud.


Y un anexo: Aglaia Coronio, la tercera Gracia.

Ya se ha dicho, en varias ocasiones, que Marie Zambaco y Marie Spartali era primas hermanas entre sí, y que había una tercera. Las tres jóvenes, de edades parecidas, bellas, cultas y de buena familia. Pero si las dos primeras son, al menos entre los entendidos o amantes del arte victoriano, relativamente conocidas -sobretodo Spartali, por razones evidentes- de la tercera, raramente se dice nada. En realidad, ella, llamada Aglaia Coronio (1834-1906) -de soltera, Aglaia Ionides-, quizá no debería estar en dicha entrada, pues ni fue artista, ni modelo profesional, pero pensé que, ya que he escrito sobre estas "Tres Gracias" victorianas, la cosa quedaba un poco coja si no se decía algo de la tercera y menos conocida de ellas.

En este retrato de familia de la familia Ionides -realizado por Georges F. Watts en 1841), ella es la cuarta por la izquierda -la niña más pequeña-.

Un retrato a lápiz de Aglaia, de 1870.

Aglaia era hija de un rico empresario y coleccionista griego de Estambul -de Constantinopla, se empeñaban en decir ellos-, emigrado de joven a Londres. Fue también mujer amante y relacionada con el arte, y las cosas bellas en general, pues fue bordadora, encuadernadora -al menos, se distraía haciendo cosas, no se conformó con ser, simplemente, esposa anónima sin dedicación a nada en particular, pues por su posición económica, no tenía que preocuparse de quehaceres domésticos-, además de mecenas y coleccionista de arte británico, contemporáneo a ella.
Fue amiga de Rossetti -realmente, ese hombre estaba en todas partes, y parecía conocer a todo el mundo-, y confidente de William Morris, aunque sólo hubo entre ellos una buena y profunda amistad.
Su muerte no fue, precisamente, placentera. Tras la muerte de su hija, enloqueció de tal manera, que acabó suicidándose, clavándose unas tijeras en el cuello y el pecho.



No hay comentarios:

Publicar un comentario