Gente de mi ciudad (IV). Los escultores de Reus: Modest Gené y Joan Rebull.
Los dos escultores más importantes y conocidos -al menos, entre los reusenses- de mi ciudad.
En este caso, la entrada dedicada a la gente más o menos ilustre -yo creo que sí, ya no sé los demás- está dedicada no a uno, sino a dos de sus miembros que, además, aunque ya hallan fallecido, no son personajes de, básicamente, el siglo XIX, sino de pleno siglo XX. O sea, como quién dice, casi contemporáneos. Se trata de dos escultores, Modest Gené -el más internacional de ellos-, y Joan Rebull -conocido sobretodo en Reus y la provincia, pero considerado muy cercano a no pocos reusenses, por tener bien cerca algunas de sus obras, y que también hizo lo suyo por Europa-.
Modest Gené, el escultor viajero. Un reusense en Guinea Ecuatorial.
Modest Gené Roig (1914-1983), con sólo diecisiete años pidió y consiguió -algo después, y en dos ocasiones, en 1934 y 1935-, por parte del ayuntamiento republicano de Reus, una beca para estudiar y viajar por Europa, visitando Francia, Bélgica, Italia y Guinea Ecuatorial, en aquella época, y hasta 1968, colonia española, haciendo, en 1932 -poco antes de partir hacia el extranjero- una primera exposición, digamos, seria y profesional -evidentemente, tuvo que hacer algo parecido a una exposición, aunque fuera privada, o de puertas para adentro, para que responsables del ayuntamiento le dieran la beca-. Entre viaje y viaje al extranjero, volvía a Reus, o visitaba Andalucía. En su ciudad, esculpió el escudo de ésta, por encargo de la alcaldía; en Andalucía, en 1937 -la guerra le cogió en dicha ciudad, en 1936, siendo obligado por los rebeldes a ingresar en el cuerpo de aviación, aunque, en la práctica, sabiendo de su arte, se le "ofreció" a trabajar en diversos encargos-, realizó la escultura de un Santo Cristo, lo cual no deja de ser curioso pues, antes de la guerra esculpió un busto de Francesc Macià, primer presidente de la Generalitat republicana, y que de haber estado vivo durante la guerra, no habría sido, precisamente, simpatizante de los rebeldes que poco antes se habían hecho con el poder de la ciudad, donde imperaba, como un señor de la guerra semi-independiente, el sanguinario general Queipo de Llano.
Modest Gené, en su juventud, en uno de sus trabajos en Reus, antes de marchar a África.
El Cristo de la Purísima Sangre, que no deja de ser una obra de arte a admirar, aún no siendo religiosos.
Tras la guerra, y al no haber demostrado unas simpatías políticas demasiado afines a nadie -más bien, se le consideró un artista que trabajaba para el poder, sin más-, se dedicaría, básicamente, al tema religioso, y más, teniendo en cuenta que, hasta 1960, aproximadamente, la sociedad y cultura españolas estaban ahogadas no sólo por la dictadura franquista, sino también por el llamado "nacional-catolicismo", que imponía los valores religiosos católicos, desde un punto extremo, intolerante y moralista -un moralismo, por lo demás, tan hipócrita como asfixiante-. Todo hay que decirlo, al igual que, durante la II República, Gené no se distinguió demasiado por cuestiones políticas, tampoco lo hizo durante el franquismo. No apoyó al régimen. Simplemente, intentó ganarse la vida, y llevar a cabo lo que no era sólo un trabajo, sino una forma de vida, lo mejor que pudo. Fue la época que le tocó vivir, como a tantos otros, y así lo intentó, creo que de una forma digna. Entre esas obras religiosas, destacar -aunque sólo fuera por ser él, y también el que esto suscribe- el Cristo de la Sangre -que se encuentra, precisamente, en la parroquia de la Purísima Sangre, de ahí el nombre-; una escultura de Santa Teresa de Jesús -para la sección femenina de Falange de la ciudad; bien, lo dicho, tuvo que tragar con lo que había...- y, sobretodo, el conjunto escultórico del Monasterio de Poblet, donde trabajó durante bastante tiempo.
El escudo de Reus, en el ayuntamiento de la ciudad.
Sin embargo, igual que viajó por Europa y África durante su juventud, volvió a hacerlo años después, también a Guinea. Tras exponer en Ceuta, Tetuán -ciudad el protectorado del Marruecos Español, que tantos problemas dio, y total para nada- y Tanger -ciudad libre y abierta a personas de todas las nacionalidades, y donde antes vivieron, trabajaron y visitaron tanto Fortuny como Tapiró, lo cual hace pensar si no iba, en cierto modo, tras los pasos de uno y otro, quizá sin llegar ni a darse cuenta de ello-, decide, en 1957, instalarse en la única colonia española en el África Negra. Allá volvería a trabajar sin descanso, realizando un retablo para la catedral de Bata, la ciudad más importante de la Guinea continental, y la llamada "Virgen negra" -o "moreneta"; "morenita" en catalán, y que está bastante claro que se inspiró en la talla que sirve de patrona de Cataluña, y que aquí, por razones evidentes, no resultaba en absoluto extraña, sino más bien integrada y asimilada a la cultura y a la gente del lugar-, que llegaría a ser, en 1987, patrona de Malabo, la capital del país, en la isla de Bioko. De ahí, el sobrenombre de "Virgen de la Isla".
Después de realizar bustos y retratos para diversos líderes políticos, tanto europeos como africanos -viajó mucho por África, pues desde su llegada a Guinea, ya no volvería a España de forma definitiva, ni tan siquiera después de la independencia, y del traumático y brutal gobierno de Macias-, incluyendo, también y lamentablemente, uno de Franco.
Después de realizar bustos y retratos para diversos líderes políticos, tanto europeos como africanos -viajó mucho por África, pues desde su llegada a Guinea, ya no volvería a España de forma definitiva, ni tan siquiera después de la independencia, y del traumático y brutal gobierno de Macias-, incluyendo, también y lamentablemente, uno de Franco.
La catedral de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial.
Algunas de sus esculturas, inspiradas en la gente de Guinea, donde mezclaba el espíritu de África con el arte europeo.
Moriría en 1983, después de recibir premios y reconocimientos, y estando todavía presente en la memoria colectiva reusense, y fue enterrado en Reus, tras fallecer en Bata, como un guineano más, y sin un trato especial, por deseo propio. Allá, es considerado el escultor guineano -aunque fuera blanco y de adopción, no de nacimiento-, por antonomasia. El Instituto Politécnico de Bata lleva su nombre porque fue él, precisamente, quién luchó por su existencia, creyendo que el país necesitaba gente preparada dentro de sus mismas fronteras para progresar y avanzar económica y culturalmente -y a pesar de las dictaduras de Macías y Obiang, con los que se vio obligado, o tal vez no tanto, a coexistir-.
La "Virgen de la Isla", en la isla de Bioko, patria de los bubis, y patrona de Malabo y Guinea.
Joan Rebull.
Joan Rebull i Torroja (1899-1981) fue -o más bien, es, pues la obra de un artista acostumbra a sobrevivir no sólo a su creador, sino al mismo recuerdo de éste- el escultor reusense más importante de la historia, y podría muy bien estar entre los principales de todos los nacidos en España -o en Cataluña, según lo que quiera sentirse cada uno-. Además, su vida artística fue muy fructífera, si bien parte de lo que realizó se ha ido perdiendo con el tiempo, o está bastante repartido, pues esculturas suyas lo mismo se pueden encontrar en el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña, en castellano), el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, y el Museo de Reus -teniendo en cuenta que ya sólo queda uno propiamente dicho, creo que no es necesario añadir adjetivos diferenciadores de otros que pudiera haber en la ciudad-, además de las esculturas que se encuentran en espacios y edificios públicos, en Reus, Barcelona, el monasterio de Montserrat, etc., o en manos de particulares -en Francia, por ejemplo, donde estuvo viviendo y trabajando debido al exilio, tras la Guerra Civil-.
Una foto del escultor, ya en edad avanzada.
Una de sus versiones de "Mujer tendida". Volvería en varias ocasiones sobre el tema del desnudo femenino.
Con la II República, se presentó por ERC al parlamento de Cataluña, salió elegido, y al poco, consiguió el cargo de responsable de la Junta de Museos de Barcelona. Sería una gran época, esta, pues significó no sólo el reconocimiento de su carrera artística, sino también política. En aquellos años, incluso viajaría a Italia, por encargo de la Generalitat, y acompañado del pintor Ignasi Mallol, para conocer los métodos de enseñanza en este país, además de facilitar la apertura de una escuela artística pública con cuarenta alumnos.
Pero tras la guerra, tuvo que marchar al exilio, donde enviudó en 1943, y donde se volvió a casar, y a tener dos hijos más. En Francia trabajaría para la Cámara Sindical de la Moda, para un encargo en el "Teatro de la Moda", inaugurado en 1945, consistente en las manos y cabezas de 170 maniquíes, que vestirían los mejores trajes y vestidos de los diseñadores de la época, así como unas figuras de sirenas y centauros, que servirían de adorno extra a todo ello. Dicho montaje sería llevado más adelante a Gran Bretaña, donde se le conoció y reconoció su imaginación, y se le hizo otro encargo especial: una representación -en estatuas o en relieves- de los diversos matrimonios reales de la historia británica, para celebrar los esponsales de la futura reina Isabel II, que se iba a casar en breve. Sin embargo, apenas queda nada de aquella época; casi todo se perdió -por eso, no se sabe bien en qué consistió el trabajo en su conjunto-, incluido un busto de la actual reina, que sólo se conoce por fotografía.
El "Sant Jordi" de Barcelona, delante del ayuntamiento.
Pero, antes de llegar al final, dejar un poco claro, aparte de los trabajos en iglesias, Montserrat, o para modernistas o exposiciones -como las que, pasado el tiempo, protagonizaría, o en las que participaría, en Madrid, la Habana y Sao Paulo, en los años 50 y 60-, hablar sobre la diversidad de su obras "independientes", por llamarlas así. O sea, estatuas individuales, no trabajos en edificios religiosos, o encargos para personalidades importantes -la futura reina británica, como ya se ha indicado- o profesionales, como en París -el "Teatro de la Moda"-:
En primer lugar, sus estatuas urbanas -o monumentos-, de raíz histórica en no pocos casos, que adornaban plazas o calles, o presidían edificios públicos. Son las más conocidas y reconocibles, y las que, como acostumbra a pasar -y de forma comprensible- le hicieron más famoso y estimado por el pueblo. Caso de "La pastoreta" -"La pastorcilla", en castellano-, en su (y mi) ciudad, Reus, en 1954. Se refiere a Isabel Besora, una pastora que tuvo, supuestamente, una visión de la virgen que le auguraba el fin de la peste que estaba asolando la ciudad durante la Edad Media. Otras, serían las diversas versiones que hizo de Sant Jordi, el patrón de Cataluña, tanto en iglesias -aquí, más bien sería un personaje religioso-, como en lugares públicos. Dos versiones del mismo personaje estarían en la Rambla de Cataluña, en Barcelona, y en el Paseo de San Jordi, en Reus. La ciudad de Blanes -en la Costa Brava, en Girona- le encargaría (1958) una estatua dedicada al escritor Joaquim Ruyra, natural de la ciudad, y él, en lugar de representar al hombre real, lo hizo con uno de sus personajes, el fraile San Sadurní de Croïlles, protagonista de su novela "Las cosas benignas", y que en la ciudad costera es -o al menos era en su época- especialmente conocido y querido.
También se podría hablar de sus retratos, o bustos, aunque algunos son algo más que cabezas. Uno de ellos, de los más curiosos, está hecho en piedra, pero no tiene el color natural de ésta, sino que es piedra policromada -o sea, pintada, como las antiguas estatuas romanas, aunque hasta hace poco se creía que eran monocromas-: "Maria Rosa" (1935), una niña, hija de un pintor amigo suyo, donde el realismo -como el del pelo- contrasta con una mirada como hierática, ensimismada en sí misma, como a veces se ve en los niños.
El retrato "Maria Rosa" (1935), de piedra policromada, para dar más realismo.
Otra estatua que se podría considerar monumento, aunque no tenga ni base histórica ni religiosa, sino biográfica -haciendo referencia al mismo escultor- es "Alegoría: los tres gitanillos" -"Al.legoria: els tres gitanets", en catalán-, que hacen referencia al mismo Rebull y a dos amigos suyos de niños. Lo de "gitanillos", realmente, no hace referencia a su origen racial -ninguno de los tres pertenecía al pueblo gitano- sino que a la calle donde vivían, y donde se conocieron, se le conocía comúnmente como "la de los gitanos".
También hubo escultura religiosa con suficiente personalidad propia como para ser destacada. Caso de "La Natividad", dedicada a la Virgen y al Niño y hecha de alabastro blanco, en la iglesia de Betlem de Barcelona, donde el realismo en los rasgos de la Virgen están inspirados en la propia esposa del escultor, y donde el arte renacentista tiene un toque más moderno que, aún así, no desentona en absoluto con la arquitectura barroca -es relativamente moderna- de la iglesia. De todas formas, hay multitud de obras, a veces consideradas menores, en multitud de iglesias y monasterios, en los que trabajó durante toda su vida, aunque él prefirió dedicarse un poco a todo tipo de temas, y también de materiales: bronce, alabastro, mármol, madera, terracota...
La estatua de "La pastoreta" -"La pastorcilla"-, en la plaza del mismo nombre, en Reus.
"La Natividad", en la iglesa de Betlem -Belén- de Barcelona.
La verdad es que reconozco que mi conocimiento sobre la obra de Rebull, como la de Gené, era muy limitada antes de escribir todo esto. Así pues, aunque apenas nadie llegue a leerlo, al menos podré asegurar que, de alguna manera, el querer rellenar el blog con algo -de aquí a poco, cosas distintas, aunque sin olvidar del todo mi ciudad, que a veces critico tanto-, me ha ayudado a conocer más en profundidad las obras de algunos de mis conciudadanos. Algo es algo.
"Alegoría: los tres gitanillos". Esta sería, quizá, la "versión original", a la entrada del ayuntamiento de Barcelona. Otra igual se encuentra en el cementerio de Reus, en la tumba del escultor.
Por cierto, para quién tenga interés en el Teatro de la Moda de París, aquí dejo un enlace con un blog que habla largo y tendido -y muy bien- sobre ello. Está en francés, pero aún sin tener traductor, se entiende bien, pues está lleno de imágenes.
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