miércoles, 16 de septiembre de 2015



Gente de mi ciudad (IX): Joan Roig i Solé, el creador de "La dama del paraguas".

Uno más de los escultores nacidos en Reus, con una obra mucho más conocida que su propio nombre.


Otro reusense -como Gaudí y tantos otros- que se hizo famoso por su obra en Barcelona.

Joan Roig i Solé nació en Reus, en 1835, y murió en Barcelona, ciudad donde se puede encontrar, si no toda, sí una parte importante de su obra, en 1918 (a la derecha, una foto suya, en su juventud).

Estudió en la Escola Llotja de Barcelona, como su conciudadano Fortuny, entre otros, para proseguir en la Academia de San Fernando, en Madrid. Uno de sus maestros sería Doménic Talarn, del que aprendió, principalmente, a realizar imágenes religiosas -algo muy habitual en la época, y más, en España-, aunque él tendría una mayor variedad temática en sus gustos y encargos.
Una parte de su obra sen encuentra en Barcelona, sobretodo en el distrito del Eixample -Ensanche, en castellano, pues de eso se trataba: del ensanche o ampliación de la ciudad antigua, o Ciutat Vella, una vez que se derribaron las antiguas murallas-, y otra, en los  cementerios de Reus, Barcelona, Vilanova i la Geltrú y Comillas (Cantabria) donde realizó algunos de sus mejores panteones -de los que incluyen esculturas, se entiende, pues otros, a pesar de ser magníficas obras de arte, son también arquitectónicas, sin estatuaria importante por ningún sitio-. Es el autor de nada menos que de setenta y nueve figuras de la fachada de la catedral de la ciudad, además de otras dos para su interior: "La Inmaculada", y "Santa Eulalia", además de otras obras menos conocidas, como la dedicada a Sancho Panza (1874), o el "Monumento a los Propulsores del Ferrocarril", en Vilanova i la Geltrú (1882), o una estatua de San Francisco, del mismo año, o algunas más, como las que siguen al texto:

"La Industria " (1888), en el antigua Casino de Barcelona. A pesar del año en que fue presentada al público, no tiene nada que ver con la Exposición Universal del mismo año, pues se trataba de un encargo privado.

La escultura "Laboremus", en el Centro de Lectura de Reus -asociación bibliotecaria y cultural privada de la ciudad-, también de 1888, de forja de hierro, y que hace referencia, como otras de la época, al trabajo y la industria, en beneficio propio, de la sociedad y el país.

"Monumento al los Propulsores del Ferrocarril" (1882), con medallones -relieves con rostros dentro de círculos, como si fueran orlas- de propulsores del tren en Cataluña. Cada una de las estatuas que rodean a la principal -Cataluña-, simbolizan a Vilanova -la ciudad donde está el monumento-, Valls, Barcelona -otros dos nudos principales del ferrocarril de la época- y a la misma vía férrea. 

Su material preferido, el que más usó, fue el mármol, y su estilo sería el realismo, dejando un tanto atrás tanto el estilo más clásico como el romántico -lo que se llamaría "escultura moderna", en su época, se entiende-, y es comparable a otros escultores contemporáneos suyos como Marià Benlliure. 
En 1888 cerró su taller, pero siguió haciendo esculturas, más pequeñas, de las llamadas "de salón". Resultaban más fáciles y rápidas de hacer, y normalmente eran encargos de personas adineradas, de la burguesía catalana, que las deseaban para decorar sus casas y jardines. Fue miembro de la academia de Ciencias y Artes de Barcelona, además de catedrático de escultura de la Escola de Belles Arts -Escuela de Bellas Artes- de la misma ciudad, lo que hizo que tuviera no sólo numerosos alumnos que, además, fueron admiradores, suyos, sino también no pocos discípulos.
Tenía un estilo realista, académico y neo-clásico, aunque esto último no significa que su influencia principal fuera la escultura greco-romana, sino autores franceses o españoles -entre otros- de su mismo tiempo. La segunda mitad del siglo XIX significó una época de renovación de la escultura clásica, que no había cambiado gran cosa desde el Renacimiento.
Respecto a sus obras, hubo una que, pasado el tiempo, y a pesar de que en principio recibió no pocas críticas al ser considerada demasiado poca cosa, sin grandeza ni supuesta capacidad para pasar a la historia y no quedar enseguida anticuada, se hizo inmortal: "La Dama del Paraguas" -en catalán, en su título original "La Dama del Paraigua"-, que hoy en día todavía se puede admirar -previo pago, eso sí- en el interior del zoológico de la ciudad condal, aunque para poder verla, primero hay que pasar por taquilla a la entrada del zoo.


"La Dama del Paraguas", o la joven con un paraguas en la mano que más dio que hablar, y que más visitas ha recibido en el último siglo y pico.

La escultura en cuestión, como ya se ha dicho, se encuentra hoy en día en el interior del Zoo de Barcelona, en el distrito de Ciutat Vella, lo que hace que, si se desea ver, hay que entrar en su recinto, pagando entrada, lo que ha hecho que, en los últimos tiempos, haya sido un poco olvidada, pues hay gente que le habría gustado verla, pero que no siente interés por los zoológicos, o tiempo para visitarlo, y no le apetece pagar entrada sólo por ver la estatua. Imagino que lo más lógico es que fuera una de las esculturas principales de uno de los parques de Barcelona -el de la Ciutadella, por ejemplo, que se encuentra en el mismo distrito-, pero las cosas son así. Por lo menos hasta el momento.
Fue creada por Roig i Solé en 1884, como parte de las obras -arquitectónicas, artísticas y urbanísticas- de la Exposición Universal de 1888, y ocupó la galería central del Palacio de la Industria, edificio principal de la Exposición, que se desmanteló en 1930.
La fuente en sí misma, sin la escultura, fue diseñada por Josep Fontserè -diseñador del Parque de la Ciutadella-, que tenía planeado que fuera culminada por algún tipo de obra que hiciera referencia al progreso en general -tecnológico, económico, artístico-, pero finalmente, y sin que quedara demasiado claro el por qué, el remate de la fuente -que en sí mismo, no es que sea algo extraordinario, ni la gente se fija demasiado en ella- acabó siendo un encargo para Roig i Solé, que la creó en Reus, y fue colocada sobre la fuente en 1885.

Una fotografía de la estatua de cuerpo entero, sobre la fuente de Fontserè. Todo, de mármol blanco. En la foto pequeña de arriba a la derecha, se puede ver como el agua gotea por el paraguas, como si realmente la joven se hubiera protegido de un chaparrón que ya ha amainado.

Por lo visto, en principio, no fue muy del gusto de los barceloneses, que no esperaban una obra tan aparentemente poco seria, sen grandeza, que se limitaba a representar a una joven que se protegía de la lluvia con un paraguas, y no otra de mayor trascendencia y empaque político, social y de orgullo local. Se criticó, incluso, el vestido de la chica, argumentando que, pasado el tiempo, y tras los sucesivos cambios de la moda femenina, en pocos años quedaría obsoleto, como la obra en sí.
Sin embargo, con el paso del tiempo, tanto barceloneses como turistas se acostumbraron a la estatua, y se le tomó gran cariño. Realmente, en no pocas ocasiones ha sido una figura que ha representado a Barcelona, que se ha hecho reconocible en todas partes, y hasta su imagen fue la carátula de las películas de una productora cinematográfica de la ciudad: Barcino Films.
En principio se encontraba dentro del Parque de la Ciutadella, el diseñado por Josep Fontserè, pero al crearse en 1957 el Zoo de Barcelona, parte del parque fue engullido por este último, y quedó en su interior. En 1985 se le sustituyó el paraguas, que estaba ya en muy mal estado -aunque se conserva el original-, y en 2004, el monumento entero fue restaurado. Entre otras cosas, se sustituyeron los antiguos tubos de plomo, por donde salía el agua que caía por el paraguas, por otros nuevos, de polipropileno, un material más resistente y ligero. Por estos tubos, que se encuentran en el interior de la estatua, es por donde pasa el agua que, saliendo por la parte superior del paraguas -sin que se pueda ver desde abajo- cae por éste como si realmente estuviera lloviendo, y la joven desconocida, la bella dama de otra época que se ha resistido a envejecer y a dejar de regalarnos la vista con su tranquila presencia, intentara protegerse de la tormenta.
Una anécdota, real, sobre lo que en su momento significó la creciente fama de la estatua sería que fue muy bien recibida por los fabricantes de paraguas y sombrillas. Tanto, que cada 4 de mayo, día de su patrón, San Pedro Regalado, realizan una ofrenda de flores al pie de la dama.

Gran parte de la información la he encontrado en la wikipedia en catalán -vikipedia-, donde se habla bastante no sólo del autor, sino también de su obra, principalmente de la más conocida de todas, "La Dama del Paraguas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario