martes, 12 de abril de 2016

Los prerrafaelitas (XXXVII): Walter Deverell, el prerrafaelita olvidado, o perdido en la memoria.

El más desconocido de los prerrafaelitas, murió joven, y sin apenas obras que perpetuaran su memoria.


Ya se habrá visto que, últimamente, los prerrafaelitas parecen haber colonizado el blog, literalmente. Realmente, también ando un tanto falto de tiempo y ganas, y no tengo muchas ideas más allá de la Hermandad, que aquí está viva y con ganas de perdurar. Y a pesar de las muchas entradas dedicadas a ellos, todavía quedan cosas que contar. Entre ellas, el incluir entre los muchos artistas comentados al, quizá, más desconocido de ellos, por no decir olvidado: Walter Deverell.


Walter Deverell, el prerrafaelita perdido, y descubridor de Elizabeth Siddal.

De Walter Deverell (1827-1854) se recuerda, básicamente, una cosa: haber descubierto a Lizzie Siddal, en la sombrerería donde trabajaba, y decidir presentársela a los miembros de la Hermandad. Esa anécdota es cierta, pero también podría comentarse un poco más sobre él.
Deverell nació en Charlottesville (Virgina), Estados Unidos, pero por pura casualidad: su familia se trasladó a Norteamérica a buscarse la vida en el Nuevo Mundo, pero parece que no les convenció el vivir al otro lado del Atlántico, pues volvieron a Inglaterra cuando el futuro pintor contaba sólo dos años de edad. Para él, el haber nacido en el extranjero fue pura casualidad, y nunca se dejó de considerar inglés y británico. Lo que era, realmente.
Él también estudió arte en la Royal Academy, y fue Dante Gabriel Rossetti, el compañero que más le influyó, o más bien, el que se lo ganó. Rossetti no sólo fue el que con más facilidad conseguía modelos, y que estas acabaran siendo sus parejas, como amantes o pareja más en serio -Siddal-, sino que, por su carácter, lo mismo podía resultar desquiciante, como también tenía una mayor facilidad que Hunt o Millais para hacer amigos, ganar admiradores o seguidores -o lo contrario- y, en general, hacerse oír. La relación de amistad, colaboración e influencias mutuas hicieron posible que ambos acabaran compartiendo estudio artístico en 1851, pero, al contrario que sus otros compañeros y amigos, Deverell no participó en la creación de la Hermandad, en 1848, aunque sí recibió su influencia, y el contacto con el nuevo grupo de revolucionarios del arte se mantuvo hasta su temprana muerte. Porque esta es una de las razones por la que este pintor es prácticamente desconocido, incluso, entre los que conocen el prerrafaelismo bastante a fondo, que murió muy joven. 
Si se puede decir que comenzó a pintar en serio a finales de los 40 del XIX, y no fue un pintor mínimamente maduro hasta el contacto directo con Rossetti -no mucho antes de que compartieran estudio; tal vez, al poco de crearse la Hermandad-, se podría decir que, hasta su muerte en 1854, Deverell contó con apenas seis o siete años en poder dejar un legado suficientemente interesante para ser recordado para la posteridad. Pero además de poco tiempo, y de no haber podido madurar lo suficiente para demostrar qué podía ser capaz de hacer, tampoco parece que pintara demasiado. Sus obras no son muy numerosas, y se ve mezcla de vanguardia -prerrafaelismo propiamente dicho- y academicismo -influencia de Charles R. Leslie, por ejemplo, un norteamericano de origen inglés que, ciertamente, fue mejor artista que Deverell-, que le impidió, tal vez, decidirse por entrar en la Hermandad tras su formación, como así hicieron Burne-Jones o Morris.

Su autorretrato, de 1849. Una de sus primeras obras serias.

Y sí, fue él, el que descubrió a Elizabeth Siddal, trabajando en la sombrerería donde, más adelante, sería visitada por el resto de pintores del movimiento, que la convencieron para que fuera no sólo su modelo compartida -no se podían permitir, en ese momento, más modelos femeninas, a no ser alguna prostituta, que cobraba poco por el trabajo, pero que no siempre daban el pego como santas, reinas o personajes literarios-. Y sí, parece que él también acabó sucumbiendo al atractivo de la joven pelirroja, que tan pronto descubrió su vena artística -y que, finalmente, tan perjudicial fue para ella-.
Se cuenta que, tras la marcha de James Collinson de la Hermandad, donde se le consideraba miembro de hecho -aunque ni fuera fundador, ni entrara poco después-, en parte por su ruptura con Christina Rossetti, la hermana poeta de Dante Gabriel -probablemente, había entre él y el resto de sus compañeros cierto resquemor; o al menos, con el hermano de su ex-prometida-, y en parte porque Collinson, converso al catolicismo y especialmente religioso, veía cada vez con peores ojos unas pinturas que, en ocasiones, consideraba casi sacrílegas, Rossetti y otros consideraron que Deverell debía haberle sustituido. Pero su temprana muerte, por una enfermedad de los riñones, lo impidió. Aunque, realmente, tampoco hay escritos que dejen claro que Deverell iba a ser admitido como miembro de pleno derecho en el grupo.
Vivió en Kew, un pueblo cercano a Londres, que posteriormente, fue absorbido por la enorme metrópoli. En su casa se encontró una de sus pinturas, "Una mascota", aunque, en la Royal Academy, apenas logró mostrar cuatro. No es que fuera mal pintor, pero, aparte de la relativa escasez de obras, ninguna de ellas destaca por nada en particular, ni por técnica, ni por temática. Aún así, Deverell forma parte de la historia del prerrafaelismo, y de la pintura británica en general, y victoriana en particular, así que él también merecía un capítulo, aunque sea breve.


Walter Howell Deverell ‘A Pet’, exhibited 1853
"Una mascota" (1853), que formaría parte de la moda del retrato a cuerpo entero de la época. No se sabe bien si la mascota en cuestión es el pájaro que tanto parece querer la joven, o el perro que duerme a sus pies sin que, aparentemente, ella haga caso alguno. La pintura fue encontrada en su casa cuando Deverell falleció, y Burne-Jones y su esposa decidieron adquirirlo muchos años después (1895), al recordar que el pintor fue, si no miembro de la Hermandad, sí del movimiento que inició. Les recordaba un tiempo que ya había pasado para siempre.

"Noche de reyes; acto II, escena IV". Aunque no es una obra excepcional, tiene muchas cosas a resaltar: es uno de los primeros cuadros prerrafaelitas basados en una obra de Shakespeare, es la primera en la que aparece Elizabeth Siddal como  modelo -a la izquierda del todo, de rojo, como Viola vestida de Cesario-, y también se puede ve retratado -más bien, autorretratado-, el mismo Deverell, enmedio, como Orsino, y a Rossetti, a la derecha como bufón. Tal vez, Deverell se burlaba un poco de Rossetti, pintándolo como un personaje burlesco, y a él mismo, como protagonista, al lado de Siddal, de la que, todos lo sabían, se enamoró en cuanto la vio. 

"El simulacro de boda entre Orlando y Rosalinda", fue otra incursión en el universo shakesperiano. En este caso, en la comedia "Como gustéis".

"El loro gris" (1852-3), otra de sus últimas obras, o más bien, una de las pocas que realizó siendo pintor profesional, que se dedicaba al arte realmente en serio. Siempre quedará la duda de hasta donde podría haber llegado.

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