martes, 26 de abril de 2016

Los prerrafaelitas (XXXVIII): William Morris, defensor de la "nueva artesanía", su esposa y sus amigos.

Aunque tarde, toca hablar del miembro más político, filosófico y, al tiempo, reformador social. Y de su esposa Jane, y su amistad con Burne-Jones y señora.


William Morris o el odio a la civilización moderna

Después de un tiempo sin contar nada, he preferido hablar de un personaje que he ido postergando hasta ahora. Se trata de William Morris. Se trata de un personaje un tanto difícil de colocar en la historia, o más bien en el organigrama -si usáramos una expresión mucho más cercana al mundo empresarial que al artístico- de la Hermandad, y del prerrafaelismo en general. Morris fue el gran amigo -durante casi toda su vida, además- de Edward Burne-Jones, y tuvo buena relación -o al menos, relación- con las figuras principales de la Hermandad. Sin embargo, Morris no fue un pintor profesional famoso, aunque sí pintó cuadros y murales -en su propia casa, por ejemplo, donde permitió a sus amigos el participar en ello; ya hablé de esto en un anexo sobre el desubrimiento de una pintura mural en la Red House, la antigua casa de los Morris-. También le gustaba la poesía, e incluso, escribió poemas, pero poco o nada ha llegado, y apenas se sabe qué debió escribir, aunque por lo visto, debía parecerse a la obra escrita de Dante G. Rossetti, que los leyó, y parece que se llevó una buena impresión de estos. Igualmente, tenía conocimientos de arquitectura, aunque su obra principal fue el participar en el diseño de su propia casa, la Red House en cuestión.
Entonces, ¿qué era, dentro de la Hermandad y el movimiento, William Morris? Si como pintor o dibujante, arquitecto o poeta, fue más un aficionado avanzado que un profesional, o un artista reconocido, ¿dónde está su contribución al prerrafaelismo? Se podría decir que fue, más bien, entre emocional, filosófica y hasta un tanto ideológica. Morris fue una figura principal en lo que se llamó, y se sigue llamando si se estudia la cultura de su época y país, "la nueva artesanía", o "Arts and Crafts", traducido más o menos literalmente como "Arte y artesanía". Sin embargo, quizá sería mejor dividir la vida y obra de Morris desde tres puntos de vista: como artista, como ideólogo y/o filósofo de la nueva artesanía y de su visión del socialismo, y como persona. En este último caso, habría que hablar también de otras tres personas, muy unidas a él -realmente, no se le puede conocer sin hablar de todos ellos al tiempo: su esposa, su mejor amigo, y la esposa de este último.

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Una fotografía suya, cuando ya había llegado a la madurez, y dedicado a la industria, aunque fuera artesana -o de productos de lujo, según se mire-, y hubiera dejado aparte sus intereses puramente artísticos.

Burne-Jones (izq.) y Morris(der.), en una foto de 1890.

Morris fue también diseñador textil. Fuera para cojines, colchas, cortinas o vestidos, sus gustos neo-medievales se pusieron de moda.


Morris fue todo un maestro de la tipografía.

Como artista y como animador y miembro de la Hermandad.

William Morris (1834 enWalthamstow- 1896 en Londres), fue un auténtico hombre orquesta. Fue pintor, poeta, escritor político o más o menos filosófico, arquitecto, y sobretodo maestro textil, diseñador y fundador de un movimiento, "Arts and Crafts", que defendía el retorno a la auténtica artesanía, y despreciaba la industrialización, o al menos, la parte más negativa -y menos reconocida en una época de expansión económica y avances tecnológicos, pero donde también existía unas terribles desigualdades sociales-.
Como artista, Morris siempre tuvo espíritu creador. Si no desde niño, sí desde muy joven. Siendo como era de buena familia -aunque tampoco rica-, pudo estudiar en el Marlborough College, y más tarde, en la Universidad de Oxford, donde estudiaría arquitectura, arte y religión. Conoció en aquellos tiempos a Dante G. Rossetti, que fue, quizá, su primera influencia artística. Sin embargo, la persona que más le ayudó a tomarse en serio el arte, muy probablemente, fue el crítico John Ruskin, Ciertamente, Ruskin podía tener una vida personal bastante penosa -su mujer, Effie Gray, podría haber hablado mucho sobre ello-, pero como consejero personal y crítico artístico, sin duda debió ser un hombre fuera de lo común. Es lo que se llama separar la persona del personaje histórico. Bien, pues entre Ruskin y Rossetti hicieron mucho para que Morris no acabara de sacerdote, o pensando en estudiar economía o derecho, por decir algo. Sin embargo, además de ellos dos, o el pintor clásico y al tiempo reformador, Madox Brown, conoció a un artista de más o menos de su edad, y con el que tuvo, desde el principio, no sólo una gran amistad, sino también una afinidad personal y artística extraordinaria: Edward Burne-Jones.
Pero dejemos aparcada la amistad con su amigo del alma, como también a Jane Burden, su futura esposa. Ahora, el Morris artista.

La Red House, que diseñó -era arquitecto de profesión, o al menos, tenía el título-, junto a Philip Webb.

Acabados sus estudios, se inició como arquitecto con su amigo Philip Webb, en la construcción de la Red House, que sería el regalo de boda, para su novia Jane Burden, el futuro hogar familiar, y, en cierto modo, el lugar de reunión que él deseaba que fuera para los miembros de la Hermandad. Allá acudieron en varias ocasiones Rossetti y Siddal, Millais y Grey, Holman Hunt, Madox Brown y, como no, Burne-Jones, y donde pintarían obras, tanto colectivas como individuales, y comentarían sus ideas, sueños y problemas. Lamentablemente, la Hermandad, a la larga, se acabaría diluyendo, aunque fuera poco a poco, pues Rossetti, el más inestable de ellos, acabó por ir por su cuenta, radical, rupturista y excesivo, para bien  o para mal, y más todavía, tras quedarse viudo de Siddal. 
En 1858 pintaría "La bella Isolda", la única pintura que ha llegado hasta el presente, y que podría considerarse "profesional", además de haber sido realizada sólo por él mismo. Sus poemas, por lo demás, no eran malos, pero sí un tanto "de su época", y algunos se han ido publicando con el paso del tiempo, aunque son prácticamente inencontrables en cualquier otra lengua que no sea el inglés. Realmente, Morris no es recordado, precisamente, como uno de los grandes de la poesía británica de la época Victoriana, precisamente. Ni tan siquiera pudo alcanzar el mismo éxito, aunque sea muy relativo, del que han ido consiguiendo, al menos en su país, los poemarios de Rossetti o Siddal, sus compañeros de la Hermandad.

"La bella Isolda" (1858), más conocida, incorrectamente, por "La reina Ginebra". Se trata de la única pintura al óleo -y en lienzo, no como pintura mural- de Morris, con su futura esposa Jane Burden/Morris, con la que se casaría al año siguiente.


El creador del movimiento "Arts and Crafts". La "nueva artesanía", o considerar a los artesanos como auténticos artistas.

Al igual que el resto de los prerrafaelitas, que tuvieron, como ya se contó, su propia revista, "The germ" -de muy corta vida-, para defender y extender sus ideas artísticas y culturales, Morris no veía con buenos ojos la expansión de la industrialización, y la rémora de explotación laboral, ruido y contaminación que ella trajo. Tampoco gustaban del producto de creación industrial, aparentemente, porque no tenía por qué ser siempre así, de poca calidad, y sin diversidad ni espíritu artístico de ningún tipo. Morris defendía la vuelta a la artesanía, la creación de productos más caros, sí. También con la necesidad de contar con más tiempo, y muchas veces más trabajadores -y más y mejor preparados- para realizarlos. Pero pensaba que, también, durarían más, y se reconocería tanto su belleza, como su originalidad -muchas veces, serían únicos-. Gracias a él, y a otros artistas, prerrafaelitas o no, el público británico, y en menor medida de otros países, empezaron a mirar al pasado, a la Antigüedad y, sobretodo, a un Medievo idealizado, que parecía hacerles imaginar una época donde no todo era tecnología, industria y dinero -y, evidentemente, dejando de lado la parte oscura, oscurísima, de aquella época-. Hubo un auténtico "revival", una influencia en el arte, la moda, la literatura, el mobiliario, la arquitectura, de esta Edad Media re-inventada, pero como todo, la "fiebre medieval", y con ella, aunque no fueran lo mismo, el interés por la nueva artesanía, el movimiento "Arts and Crafts", fue decayendo. Aún así, seguirían influyendo en futuras corrientes artísticas, como el simbolismo, o el modernismo -a pesar de que modernistas y últimos prerrafaelitas no tenían buenas relaciones-. En realidad, uno de los problemas de los productos de Morris era que, por su calidad, y por el largo y complicado proceso de producción que necesitaban, resultaban demasiado caros para gran parte de la población. Y al final, los que podían permitírselos, acabaron por dejarlos un tanto de lado a favor de lo que ofrecían nuevas corrientes artísticas o modas, como el modernismo, que también tuvo un enorme peso en diseño de mobiliario, ropa, lámparas, enrejados, etc., si bien su influencia en el diseño en el siglo XIX es incontestable. Aunque esto, el modernismo, o Art Nouveau, y su "hijo", el Art Déco, son otra historia.
Morris acabó formando, primero con sus amigos prerrafaelitas, más tarde como propietario único, con el nombre de Morris and Co., una empresa que se dedicara a la fabricación de esa nueva artesanía de forma seria, donde los productos que salieran de allá no sólo fueran pequeñas obras de arte, y únicos en sí mismos, sino también relativamente abundantes.
 Aún así, nuna pudo hacerse rico con ello, aunque tampoco parece que lo deseara. Ideológicamente, era un hombre progresista, que se unió en 1883 a la Federación Socialdemócrata -el germen de la izquierda británica-, para separarse de ella, en 1885, y formar la Liga Socialista, donde se entremezclaban los socialistas no marxistas, y en la que convivían parlamentaristas, cristiano-socialistas, anarquistas, etc. Una de las razones por las que se fue distanciando de la Hermandad, realmente, fue el que dejara los ideales puramente artísticos en segundo plano, dándole cada vez más importancia a la política. Y por ello, decidió que, más que por medio de una revolución, la sociedad nueva llegaría con cambios más o menos importantes, pero continuos, y haciendo cada uno lo que podía por combatir la injusticia y la desigualdad. Prueba de ell fue que, cuando falleció, se dice que no hubo patrón más llorado por sus trabajadores y las familias de estos que William Morris.
Morris también decidió ser editor. Creó la editorial Kelmscott Press, donde contó con la ayuda de Burne-Jones para ilustrar los libros que sacaría al mercado. Algunas obras eran propias, pues Morris, aunque ya no escribiera poesía -a no ser como distracción-, no había abandonado nunca el arte de la escritura. Obras suyas serían "La caída de los nibelungos", o "La historia de Sugurd", aunque también publicó clásicos, como los "Cuentos de Canterbury" de Chaucer, ilustrados por su amigo. Aquí, también se nota su infuencia como diseñador, y su estudio del arte medieval. Sólo hay que comprobarlo al admirar sus bordes y lomos de libros, o las iniciales con las que comenzaba cada capítulo. También escribió una novela, popular en su tiempo, sobre su paso al socialismo: "Noticias de ninguna parte".


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Un ejemplo de los libros que publicaba Kelmscott Press, la editorial de Morris, que contaba con la ayuda de Burne-Jones.

Factoría textil de Morris (1890), en Merton Abbey.

Morris en la intimidad. Su esposa Jane, su amigo Burne-Jones, y la esposa de este, Georgiana McDonald.

Morris parecía ser una persona de buen carácter, que sabía hacerse querer o, al menos, aceptar entre la gente a quién se acercaba. Influido artísticamente, y también personalmente -a la hora de decidir qué hacer con su vida-, por dos hombres tan distintos -y enfrentados- como Ruskin y Rossetti, finalmente, su mayor amistad sería con el pintor, y también miembro de la Hermandad Edward Burne-Jones, que coonoció estudiando juntos. Y juntos entrarían en la Hermandad, una vez que sus tres promotores la hubieran fundado pocos años atrás. Y, aunque Burne-Jones se transformó en un extraordinario artista, y se dedicó en cuerpo y alma a la pintura, y Morris decidió ir abandonando la Hermandad para dedicarse a la artesanía, y sus ideales políticos fueran arrinconando los artísticos, no hay duda de una cosa: su amistad fue tan profunda, tan sincera, que parecía a prueba de bombas, y resistió el paso del tiempo hasta la muerte de Morris, en 1896. Realmente, parece demostrado que Burne-Jones mirió sólo dos años después, al menos en parte, por el dolor que significó para él la desaparición de su mejor amigo. 
Parece que, cuando la Hermandad se unía, los tres miembros principales podían estar más o menos de acuerdo, pero ellos dos siempre parecían estar en el mismo bando, y pensaban casi lo mismo. Se podría decir que era una de esas amistades de la época Victoriana, que más bien parecía una especie de "matrimonio de dos hombres heterosexuales". Y lo pongo entre comillas no porque haya copiado la frase de otro lugar -pues es mía-, sino porque hay que comprenderla y ponerla en su lugar histórico y social. En aquellos tiempos, era normal que una persona tuviera una amistad tan profunda con otra, y muchas veces sólo con otra y ninguna más, que parecían hermanos -o hermanas, pues también sucedía con mujeres-. En ocasiones, realmente parecían una pareja sentimental, pero no había ni sexo ni atracción. Sólo dos personas que comulgaban en prácticamente todo, y cuando uno moría, el otro se sentía igual que si hubiera perdido un hermano o a su pareja. En Estados Unidos existía un tipo de relación análoga, pero únicamente femenina, las llamadas "bostonianas", porque había muchos casos en Boston, y en otras ciudades, sobretodo, de la Costa Este del país. Eran mujeres, tanto lesbianas o bisexuales como -probablemente en su mayoría- heterosexuales, que vivían juntas, como una pareja, sin hombres o niños, y que llevaban una vida independiente que pocas mujeres podían disfrutar. 
Eso no impidió que ambos hombres se casaran. Morris, lo hizo con la joven Jane Burden, o Jane Morris -tras casarse-. Era una chica de origen obrero -camarera, parece- con poca cultura -no pudo tenerla, evidentemente-, que era algo así como el prototipo de modelo prerrafaelita: blanca como la cal, cabello ondulado y cobrizo -aunque en algunos cuadros, es retratada como morena azabache-, y que parecía necesitar -o eso pensaban ellos- un hombre que la educara y le abriera los ojos al arte. Morris, desde luego, la quiso mucho, le regaló la Red House -aunque era un regalo para los dos, pues él, claro está, también vivió allá- y no pareció importarle mucho que, cuando aún eran novios, ella fuera modelo de Rossetti, que si destacaba por algo, era por su impulsividad, y su facilidad para enamorarse, o más bien para desear, a cualquier modelo que posara para él. Además, parece que Jane también sentía por Rossetti bastante más que la admiración que se siente por un gran artista, y su amistado por él duró hasta que el pintor falleció. En 1859 se casaron, tuvieron dos hijas, y vivieron juntos toda la vida, aunque el matrimonio tuvo sus altibajos, y ella, finalmente, no pudo serle fiel.

Jane Morris en 1865. Nació en 1839 -tenía cinco años menos que su marido-, y le sobrevivió todavía muchos años, pues murió en 1914, cuando el prerrafaelismo ya era historia, aunque había dejado hondo poso en la cultura y la sociedad británicas. La fotografía de aquellos tiempos es un ejemplo de ello.

En un retrato de 1904, con unos sesenta y cinco años, realizado por la también prerrafaelita, y en aquel momento ya madura, Evelyn De Morgan.

Sin embargo, igual que Morris no fue celoso, ni por causa de Rossetti, ni por otro -o al menos, no trascendió tal cosa de forma clara-, sí que él, en determinado momento, se sintió fuertemente atraído por otra mujer. Y fue, nada menos, que por la esposa de su gran amigo Burne-Jones. Pero Georgina McDonald/Burne-Jones lo rechazó, a pesar de que Morris le dijo repetidas veces que se sentía sinceramente enamorado de ella. Sin embargo, una vez que Morris se hizo a la idea de que con Georgina -tal vez menos atractiva o sin la sensualidad de Jane, pero sí mujer culta y artista, tanto pintora como experta en trabajar la madera, pero que resultaba tremendamente especial para el amigo de su esposo- no había nada que hacer, las aguas volvieron aparentemente a su cauce de forma pasmosamente rápido. Se podría decir que, al no romperse ninguno de los dos matrimonios, ambos hombres se tragaron el sapo -modales victorianos, y todo eso-, y continuaron con su amistad. Jane, sin embargo, aunque no pensara en separarse, sí tuvo un amante: en 1884 conoció al poeta y activista Wilfrid Scawen Blunt, con quién inició una relación en 1887, y aunque su relación parece que acabó en 1894, poco antes de la muerte de Morris, continuó hasta su muerte.

Tapices diseñados por Burne-Jones, con la ayuda de Morris. La influencia de este último quizá fue mayor de lo que se piensa en varios trabajos de su amigo.


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