viernes, 22 de junio de 2018

Karl Alexander Wilke, y la ilustración austriaca anterior a la II Guerra Mundial.

Un ejemplo -entre muchos- de la capitalidad cultural de Viena a nivel europeo anterior a las guerras mundiales.

Resultado de imagen de karl alexander wilke

Un talento oculto, en parte rescatado gracias a internet.

Si le dedico una entrada a este ilustrador -además de pintor y diseñador de vestuario- es, básicamente, porque he ido conociendo su obra a través de internet -como casi todo el mundo, pues antes de ello, resultaba un casi desconocido más allá de Austria, y un poco Alemania-, pues sobre su vida y personalidad, resulta difícil saber algo gracias a la red, pues hay poca, muy poca información, incluso en alemán, su lengua materna, y la de sus dos patrias -que en determinado momento de su existencia, fueron una sola; más adelante se dirá que quiero decir con ello-. Así que, queriendo o sin querer, le daré mucha mayor importancia a las imágenes que al texto, que en una parte considerable se basa en la wikipedia e alemán.
Kar Alexander Wilke nació en 1879 en Leipzig, en Alemania, en el Imperio Alemán de los Hohenzollern, que hacía muy poco que había conseguido unificar el país, anteriormente dividido en multitud de reinos, principados y mini-estados de todo tipo. Sin embargo, Wilke es más conocido como artista austriaco, y más exactamente, vienés, pues desde joven se asentó en la capital de, en aquellos tiempos, Imperio Austro-Húngaro del -para muchos, eterno, debido a lo extenso de su reinado- emperador Francisco José.

Imagen relacionada
Con toda probabilidad -muchas imágenes que aparecen en la red no explican el contexto-, la ilustración hace referencia a una vampiresa -con gato negro incluido- capaz de tener todos los hombres a sus pies. Y el chimpancé, parece marca de la casa.

Resultado de imagen de karl alexander wilke
Con toda seguridad, la imagen hace referencia a algún relato o novela por entregas. La confiada dama -archiduquesa austriaca, cortesana francesa, no se sabe bien- dice al Diablo, bajo un título de "Triunfo":  "No me impresionáis, mi señor diablo. No olvidéis que mis ganancias crean más tormentos que su infierno". Con toda seguridad, los vestidos que Wilke diseñó para el cine no eran tan atrevidos como el que aquí dibuja.

Imagen relacionada
Otra dama terrible, pisoteando corazones.

Imagen relacionada
Ejemplo de lo viejo -un anciano aparentemente respetable; lo que se llama "gente como Dios manda", sin tener muy claro cuales son dichos mandatos divinos- junto a lo nuevo -una joven independiente y liberada-. Sorprende la modernidad de muchas imágenes, pero también de algunos personajes retratados. ¿Cómo habría sido Europa sin guerras mundiales, sin Hitler y Stalin? Resulta imposible saberlo. Sin duda, viviríamos en un mundo bien distinto.

Resultado de imagen de karl alexander wilke
Aunque su anti-clericalismo no llegaba al de otras revistas, el clero se llevaba lo suyo.

Imagen relacionada
Maura, presidente del gobierno español, recibiendo una condecoración del rey Alfonso XIII y la iglesia. Detrás un par de españoles, diciéndose uno al otro: "Maldita sea, cómo se asemeja ese vellón dorado a un cuero cabelludo ensangrentado", haciendo referencia -la revista es de 1909- a la represión que siguió a la Semana Trágica de Barcelona.

Desde 1898 hasta 1903 estudió en Leipzig -la Academia de Arte y Karlsruhe, pero en 1903 comenzó a trabajar en Viena. Aunque Alemania, en aquellos tiempos, era un estado extraordinariamente poderoso, económica y militarmente hablando, ni Berlín ni Munich -algo así como las capitales del norte y el sur de Alemania, la luterana y la católica- no podían compararse, como centro cultural y artístico, a la Viena anterior a la Gran Guerra. Si el Imperio Austro-Húngaro era un estado un tanto decadente y más débil y dividido de lo que su clase dirigente -y parte importante de su población, sobretodo la germánica- querían reconocer, Viena era, a pesar de todo, un foco cultural y artístico de primera magnitud. 
Allá, Wilke fue parte de dos asociaciones culturales: la Hagenbund -asociación que se separó de la Wiener Künstlerhaus, o Asociación de Artistas de Viena, en 1900, tres años después del grupo que formó la Secesión de Viena, pero más moderada que ésta-, y la Wiener Künstlerhaus de la que, años antes, había separado -lo hizo en 1941, durante el nazismo; como "colaborador del régimen" abandonó cualquier relación con lo que los nazis llamaban "arte degenerado", o antipatriótico, y volvió al redil de los obedientes.

Karl Alexander Wilke
Una ilustración política, sólo un poco anterior a la I Guerra Mundial (1913), donde se ve al zar y a su hijo -con una edad superior a la que realmente tenían- como seres brutales que lo mismo inician guerras externas, como masacran a su pueblo ante cualquier protesta o manifestación. "Qué te parece, hijo?", le dice. En principio, los rusos -como pueblo, no como potencia- eran representados como un pueblo primitivo y bárbaro, pero más adelante, sobretodo a partir de la Revolución, la barbarie se focalizó más bien en el régimen zarista. No hay que olvidar que Die Muskete, además de revista literaria y de ilustración, tuvo un origen militar, y eran los militares los que la leían con más interés -aunque llegado el momento, eran sólo una parte minoritaria de sus lectores o subscriptores-. 

Karl Alexander Wilke - 14
Si al final de la frase se lee un "O, yes!", es porque hace referencia al Imperio Británico y su, según el autor -y la revista- su visión del equilibrio europeo, cuantos más muertos, más ganancias. Probablemente, ni los mismos británicos -que desde tiempos napoleónicos siempre intentaron no inmiscuirse en guerras europeas- imaginaron que fuera a haber una mortandad tan inaudita, también entre ellos mismos.

Es allá donde Wilke trabajó, principalmente, como ilustrador, aunque también ejerció como pintor, e incluso, como escenógrafo e, incluso, diseñador de vestuario para dos películas: "La ropa hace a las personas" -1921; también conocida como "Novio a crédito"-, y "Meriota -o Merista" la bailarina" -1922; que tuvo sus problemas con la censura, debido a la imagen que daba del papa Alejanddro VI de los Borgia, pues la iglesia católica tenía, en aquellos tiempos, un poder muy grande en el Imperio-.
Sin embargo, gran parte de su trabajo fue para la revista Die Muskete -"El mosquete", en referencia a la vieja arma de fuego-, que en principio fue una publicación humorística leída por militares, pero que, debido a la calidad de sus textos e ilustraciones, fue aumentando tirada y fama, y era leída por un número realmente grande de la población germano-hablante -o al menos, que sabía alemán- del Imperio. Die Muskete quiso ser una revista donde escritores -poetas o prosistas- e ilustradores austriacos -siempre destacaban un "Y somos austriacos"- pudieran darse a conocer, y servirse de la revista como plataforma para un arte más moderno y rupturista. Realmente, no sólo era una publicación literaria y artística, sino también humorística y satírica. Su sentido del humor, afilado y atrevido, hizo que los editores y colaboradores tuvieran problemas con el gobierno, la iglesia y la parte más conservadora del país, aunque, al tiempo, siempre se consideraron patriotas y muy austriacos, sólo que a su manera. Se podría decir que Die Muskete fue el hermano austriaco de la alemana Simplicissimus -"El más simple"-, una revista que acogió y dio a conocer a una auténtica legión de artistas jóvenes y alternativos, y que acabó desapareciendo durante el nazismo, que la "colonizó", destruyendo su espíritu, y en la práctica, condenándola a muerte. Realmente, también en eso, ambas revistas fueron hermanas: las publicaciones en alemán fueron barridas para siempre por el nazismo.

Karl Alexander Wilke - 16
"Cuando el dragón se llevó a la abuela". Después de acabar con la bestia, el pobre caballero descubre que la dama podría haber sido su madre, o incluso su abuela. Ella, en cambio, encantada con su salvador.

Karl Alexander Wilke - 17
"Paz a los hombres de buena voluntad", parece ser una -¿falsa?- leyenda contada en verso, que comienza con un "Prólogo en el cielo", con ángel y diablo mejor avenidos de lo que podría pensarse.

En realidad, un ejemplo de la importancia de dichas revistas, pero también de como los nazis pudrieron y destruyeron el arte gráfico y literario de ambos países, fue que los editores, artistas y colaboradores -los que no murieron, fueron encarcelados, marcharon al exilio, o prácticamente se retiraron- que aceptaron colaborar con el régimen, ya apenas pudieron dedicarse a sus anteriores trabajos, a no ser de forma modesta y ocultando su pasado.Y esto trajo que dichas revistas, u otras parecidas, herederas suyas, ya no pudieran volver, aunque también es posible que fuera porque los tiempos habían cambiado, y ese tipo de publicación ya no vendía. Aunque, si en su momento fueron tan modernas y vanguardistas, ¿cómo imaginar que sus creadores y colaboradores no habrían sido capaces de adaptarse a los  nuevos tiempos?
Wilke decidió colaborar con el nazismo -se unió al partido tres días después del anschluss,  o anexión de Austria a Alemania, en 1938-, no se sabe bien -no he podido encontrar nada sobre el tema- si por conveniencia, ideología, miedo a quedarse sin trabajo, seguimiento del rebaño, o una mezcla de todo ello. Algo que me llamó la atención, tras ver tantas ilustraciones suyas fue, curiosamente, que si bien en ocasiones se burla de la iglesia católica -o más bien, de su jerarquía-, no existe ninguna que fomentara el antisemitismo; quizá, ¿porque la revista contaba con colaboradores, lectores y subscriptores judíos en gran cantidad? No lo sé.
Lo que sí significó que, después de la guerra, su carrera se redujera a menos que nada, pues Wilke murió en 1954, en Viena -su Viena-, pero de antes de la II Guerra Mundial -y de la toma del poder por los nazis, en 1933-, apenas se conservan trabajos suyos. Resulta lógico, y más en Alemania -en Austria no hubo una desnazificación tan profunda-, que todo lo que tenga que ver con Hitler y el nazismo resulte doloroso, o como mínimo incómodo,  hablar de artistas o deportistas que tuvieron relación directa -y muchas veces no sólo voluntaria, sino poco menos que militante, o sin el poco delante- con uno y otro, pero pasadas tantas décadas de tan inhumano régimen, y sus terribles crímenes, ¿deberíamos o no tener derecho a conocer el arte, las creaciones, de dichos individuos, separando trabajo y persona? Hoy en día, todavía resulta difícil ponerse de acuerdo. No podría comprender nunca a alguien dispuesto a unirse voluntariamente al nazismo, a defenderlo, pero, ¿por ello no podría conocer, juzgar, su obra artística o intelectual? Aún lo estamos discutiendo.

Imagen relacionada

Imagen relacionada
A Wilke se le daba muy bien, el dibujar damas liberadas en la intimidad de su hogar.

Respecto a la información y a las imágenes. De lo primero, me he basado, básicamente, en lo que puede leerse en la wikipedia en alemán, pues si he encontrado algo más en alguna otra página, básicamente son copia casi exacta de lo que ésta dice. Fue también en la wikipedia donde encontré algo sobre las revistas, Die Muskete y Simplicissimus, aunque en este caso, sí es posible ir a colecciones completas -o casi- de dichas revistas. Las webs, claro está, están en alemán, pero apenas me he entretenido en ello, por ser farragoso la traducción, y no ser esto un estudio serio y profundo.
Las imágenes se pueden encontrar casi en todas partes, pero a destacar pinterest.com, del que pongo un enlace, donde se puede encontrar, literalmente, de todo. Otra página de arte -y en particular ilustración- donde se puede encontrar de todo es Flickr, de la que también pongo un enlace.

Imagen relacionada

No hay comentarios:

Publicar un comentario