miércoles, 13 de abril de 2016

La historia de Alí y Nino: Romeo y Julieta en el Cáucaso de la Gran Guerra.

Una novela con un origen tan oscuro como su autor, que ha sido redescubierta en los últimos años.


Aunque normalente no hablo de libros en singular, sino más bien de autores, y de su obra en sentido amplio, este sería uno un tanto especial, no sólo por su calidad, sino también por su exotismo, por un origen geográfico y cultural claramente distinto a lo que en Europa estamos acostumbrados a leer.
Se trata de "Alí y Nino", que como bien dice el título de la entrada, serían algo así como Romeo y Julieta, pero con su historia ambientada en el Cáucaso, o más bien, en la Transcaucasia. Para ser más exacto, en el casi desconocido Azerbaiyán inmediatamente anterior, y más tarde contemporáneo, de la I Guerra Mundial, y la Revolución Rusa.


Un autor de origen oscuro, y una obra tan exótica como moderna.

Antes de pasar a la historia, quizá habría que decir quién fue su autor, y reconocer que he podido comprenderla, sobretodo, a un artículo de Sabino Méndez, en "Babelia", sección literaria del diario "El País".  Hoy en día, los críticos literarios, los que podríamos llamar historiadores de la literatura, dan por cierto que su autor, o al menos el hombre que escribió, en alemán, el original de la novela, fue un tal Kurban Said. ¿Azerbaiyano de raza y lengua túrquicas, y musulmán practicante? Para nada. En realidad, Said se llamaba Lev Nussimbaum (1905-1942), judío nacido, probablemente, en el Tatarstán, la región de los Urales habitada por el pueblo tártaro, o tal vez en Ucrania -tan poco se sabe de él- y converso voluntariamente al islam chiíta más por curiosidad y fascinación por la cultura oriental -"el Oriente", en un sentido más emocional y literario que real-, que por cuestiones estrictamente religiosas. Porque Kurban Said, por lo visto, era tan musulmán como antes fue judío: más por identidad que por práctica. Escribió, en su juventud, algunos libros sobre la situación política y económica de Rusia -zarista o soviética; presente o pasada- y de Azerbaiyán en particular, como "Petroleo y sangre en Oriente", que hace muy poco, uno o dos años, que salió al mercado, creo que por primera vez, traducido al español. Nussimbaum, transformado en Said, o en quien hiciera falta -tenía enorme facilidad para cambiar de identidad, de nombre, de pasado para adaptarse al presente-, huyó de la nueva Rusia Soviética -no de la Gran Guerra, nuestra I Guerra Mundial, pues cuando comenzó, en 1914, él apenas contaba con nueve años; como se ve por las fechas, murió muy joven-, instalándose primero en el Nueva York que se había transformado en una de las grandes capitales económicas y culturales del mundo, y más adelante, en Berlín. 

Una pareja mixta entre una cristiana georgiana y un azerí musulmán, en el Bakú de 1900, con una hija llamada Tamara -o Tamar, en georgiano-, como la que tuvieron, en la novela, Alí y Nino.

Y aquí vienen las dudas. ¿Berlín? ¿Estuvo viviendo en la capital del III Reich, del imperio nazi, gobernado por ese monstruo, destructor del pueblo judío, como fue Hitler? Parece que esa facilidad, más bien arte, de transformarse en quien el quisiera, hizo que las autoridades lo tomaran por un auténtico azerí musulmán, ahora llamado Essad Bey, y, probablemente, antisemita -aunque en aquellos tiempos, el antisemitismo era básicamente occidental y cristiano, y bastante escaso, por no decir casi inexistente, en los países musulmanes; a lo sumo, se les podía despreciar igual que a los cristianos y otras minorías, pero no más que a ellos-. Por eso, y porque contó con una persona que fue para él, al mismo tiempo, amante, amiga y protectora: la condesa Elfriede Ehrenfels (1894-1982), mayor que él, pero que también viviría mucho más -porque, realmente, tampoco está del todo claro el cómo murió Said-. Muy probablemente, le ayudó a escribir la novela -la condesa era mujer culta, y bien capaz, si no de escribir una novela redonda, sí de ayudar a quién pretendiera pasarla al papel-, que fue publicada originalmente en alemán -de ahí que se supusiera que fuera germano-hablante el autor, porque estaba escrita en un muy buen alemán, además-, y en una época tan siniestra como en la antesala de la II Guerra Mundial. Su primera edición data de 1937, en Viena, pues su intento de publicarla en Alemania, un año antes, fue infructuoso. Un año después, Austria sería anexionada a Alemania, así que, aunque no fueron los nazis los que permitieron su publicación, sí el que circulara por todo el territorio alemán, que ya incluía a Austria.
Sin embargo, es curioso que Said no fuera capaz de crear, antes de "Alí y Nino", ninguna otra obra igual. Se cree, entonces, que Kurban y su amante alemana no hubieran escrito la novela por sí mismos -o sea, a cuatro manos, como se dice en el mundo literario-, sino que contaran con cierta ayuda indirecta, o más bien, involuntaria. Y es que resultaba posible que la pareja llegara a copiar párrafos enteros, o a aceptar una influencia mayor de lo que podría llamarse "un homenaje" -o sea, un plagio, no total, sólo de algunas partes, quizá pequeñas, pero plagio al fin y al cabo- de alguna obra del autor nacionalista azerí Josef Vezir Chamanzaminli, muerto por el estado soviético-estalinista en 1943, en un gulag, agotado por el hambre y el trabajo forzado. Vezir, sin embargo, era favorable no sólo a la independencia de su querido Azerbaiyán, sino también contrario a cualquier mezcla étnica o cultural, y no quería saber nada de rusos, armenios y otros pueblos para él extraños. Y eso también incluía a los georgianos, y al cristianismo. Así pues, la defensa de una pareja de dos personas de nacionalidades, culturas y religiones distintas, claramente, era cosa de Said, el judío -y semita; al menos, en teoría, teniendo en cuenta la enorme mezcla racial en el espacio ruso, fuera zarista o soviético- converso al islam, que lo mismo hablaba ruso como azerí, inglés o alemán, y amante, amigo y protegido por una germana auténtica, que por lo demás, no hacía caso alguno al racismo bárbaro de su gobierno. No resulta imposible que llegara, incluso, a meter mano a la obra de un cuarto autor -si a la condesa Ehrenfels se le puede considerar la segunda-, el también georgiano Grigol Robakidze (1881-1961). 
Que de todo este torbellino de copias, influencias, opiniones y visiones propias del mundo y el amor, y de experiencias personales o ajenas, nacería una novela que es considerada como "La primera gran obra de la literatura azerí -o azerbaiyana-", aunque fuera escrita originalmente en alemán, y en Alemania publicada.



Los tres responsables -si no hubo más- de "Alí y Nino": el escritor nacionalista Vezir Chamanzaminli, el periodista y aventurero de origen judío Lev Nussimbaum, y la aristócrata austriaco-alemana Elfriede Ehrenfels.


Amores imposible en una guerra que destruyo el mundo antiguo y alumbró uno nuevo.

En pocas palabras, se puede contar la historia. O no en tan pocas, según se mire. Alí Khan es miembro de una importante familia de Bakú, musulmana y étnicamente túrquica. Un azerí, o azerbaiyano, prototípico. Más culto y abierto de mente de lo normal -ha estudiado en una escuela con rusos y otros cristianos, y conoce bien la cultura occidental, o al menos, la rusa-. pero que apenas tiene contacto con no musulmanes. Nino Kipiani, es la hija de unos príncipes georgianos, entendiendo por príncipes no a hijos de reyes, sino más bien a nobles. Un día, Alí conoce a Nino, que estudia en una escuela para chicos -algo raro, pues las mujeres musulmanas normalmente no podían estudiar, y muchas cristianas no rusas, tampoco-, y se siente más unida a Europa que a Asia. En realidad, el amor y desamor de los dos miembros de la futura pareja, la antipatía o la capacidad, o no, de entendimiento de las familias de ambos, dependen también por saber si Azerbaiyán es un país occidental -más laico, abierto con la mezcla- u oriental -donde el origen étnico puede tener menos importancia, pero donde la religión, sobretodo la musulmana, lo impregna todo, y los usos sociales son distintos-. Cuando Alí le pregunta a Nino, que es muy buena en geografía, si Azerbaiyán es Europa o Asia, ella le responde "Si fuera Asia, no podrías ver mi rostro". En realidad, el Azerbaiyán actual, como también Turquía, e incluso alguna república del Asia Central -Kazajstán, sobretodo-, siguen teniendo esa doble alma, que lo mismo enriquece como resulta contraproducente, poco clara, y provoca cierta esquizofrenia cultural e y emocional.
No voy a contar aquí la novela entera -que me encantó leer, por cierto-, pero es fácil suponer, si se hace referencia a Romeo y Julieta,  que no puede acabar bien. La Gran Guerra, la Revolución Rusa, y el estado de anarquía y desintegración política que acarrea, hace que tanto Armenia, como Georgia y Azerbaiyán sean, en la práctica, estados independientes, y que azeríes y armenios luchen, más que por cuestiones religiosas -que también-, por otras entre étnicas, culturales, económicas y de opiniones distintas del futuro de ambos pueblos. 
Hay, sin embargo, un detalle -o tal vez no sólo simple detalle- que me molestó, y fue el cómo pasa de puntillas, como si  hubiera sido un conflicto étnico sin vencedores claros, ni vencidos oprimidos o exterminados, por el genocidio armenio. Nino se hace amiga de un armenio, miembro de una familia de ricos comerciantes -la visión que se tenía de ellos en algunos países musulmanes-, que acaba haciéndose amigo tanto de ella, como de Alí, para, más adelante, intentar secuestrarla para casarse con ella, suponiendo que, por ser ambos cristianos europeizados, tenían más cosas en común entre ellos que con el joven Alí. Más adelante, se habla de la guerra entre ambos pueblos, siendo Armenia y Azerbaiyán, como Georgia, independientes de facto, y cómo ganaron los armenios, en teoría, de forma más o menos traicionera, y sin contar con el apoyo que los azeríes daban al ejército turco, que avanzaba hacia su tierra, y tras exterminar a los armenios y asirios en el Imperio Otomano, y con deseos claros de hacer lo mismo en Azerbaiyán, en Armenia, y en Nagorno-Karabaj -territorio que se nombra, aunque sólo como Karabaj-. Pero a pesar de ello -el intentar tapar un hecho tan oscuro de la historia nacional, y tan poco enseñado y explicado para, precisamente, no resultar ni incómodo ni doloroso no para los descendientes delas víctimas, sino a turcos y azeríes actuales, que tampoco tienen culpa alguna de lo que hicieron parte de sus antepasados-, la historia es pura magia, se lee con suma facilidad, y realmente, nos parece un cuento oriental, pero ambientado, de forma creíble, como si fuera un relato biográfico real, un diario de alguien a quién le toco vivir aquellos tiempos, en unos tiempos que, pasado un siglo, nos parecen lejanísimos, pero que no lo son tanto. El mundo moderno, realmente, nació antes de la Gran Guerra, aunque esta la aceleró. A costa de millones de muertos.


Y algo más. En la actualidad...

"Alí y Nino" ha sido traducida, hasta ahora, a más de treinta lenguas, y la historia no ha quedado circunscrita a los países de lengua túrquica, sino que ha sido cada vez más conocida, y reconocida, al menos dentro de unos límites, en más países. Respecto a la influencia que pueda haber ejercito en la cultura moderna, o si hay obras claramente deudoras de ellas. Hay, al menos, dos casos en que esto es muy claro, pues se trata de una película y una estatua -más bien dos-, basadas directamente en la novela.
La película, todavía sin fecha de estreno, filmada en Azerbaiyán -aunque es una producción británica, y en inglés-, ha sido dirigida por el indo-británico Asif Kapadia, con la española María Valverde, y el israelí de origen palestino Adam Bakri como los actores que darán vida a los dos protagonistas. Tengo curiosidad de cómo se habrá adaptado la obra y la época al cine, aunque, por el momento, pocas fotos hay de la película.

Una de las pocas escenas de la película que ha trascendido -la verdad, no he encontrado otra-.

Otra imagen del rodaje, donde la modernidad y la tradición se entremezclan en un Bakú que intenta vivir de espaldas la la guerra.

Respecto a las dos esculturas que representan a los amantes, se encuentran en la ciudad georginaa de Batumi, frente al mar Negro, y es conocida tanto como "Ali y Nino", como por "La estatua del amor". Las dos estatuas metálicas, obra de la escultora georgiana Tamara Kvesitadze, se acercan hasta parecer fundirse en un abrazo -a pesar de no tener, curiosamente, brazos-, para más tarde, darse la vuelta y separarse, como mostrando que el deseo de permanecer unidos es tan grande como imposible. Todo, en diez minutos, para solaz de autóctonos y visitantes.

Arriba, las dos estatuas cuando comienzan a acercarse. Y abajo, tres escenas en las que parecen estar frente a frente, se desean abrazar, y, finalmente, acaban por darse la espalda para permanecer irreparablemente separados.

La misma historia, pero de noche e iluminadas las estatuas, lo que resulta, y más visto de cerca, espectacular.

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