martes, 2 de mayo de 2017

El atlas donde cada país es representado por uno de sus cuadros más conocidos.

O de cómo un vietnamita-estadounidense da una lección de arte por encima de los nacionalismos.


Paul Nguyen es un joven analista de datos vietnamita, residente en Estados Unidos. Pero también es un amante del arte, y en particular, de la pintura europea. Y cuando algo te gusta sobremanera, acabas siendo, si no un experto, sí al menos, un entendido. Y cuando tienes conocimientos para realizar algo más que un pequeño trabajo, sino algo tan bello como llamativo, pues acabas haciendo cosas como esta:

Se trata de un atlas del continente europeo, pero donde, en cada país, en lugar de leer o encontrarnos ciudades, ríos o montañas, vemos reproducidos el que él considera el cuadro más representativo, o al menos uno de ellos -porque todo es relativo- de cada país.



Y aquí, un listado -imagino que con algún error, que ya me encargaré de reparar en cuanto pueda- de qué cuadro corresponde a cada país. Y teniendo en cuenta que, como dice el autor, todo es discutible. Y por si resulta un tanto raro ver a La Sirenita, o la Venus de Milo, que son esculturas, es porque se considera que son más representativas que cualquier cuadro de esos países.


Albania: Santa María sosteniendo al Niño Jesús en su brazo derecho.
Alemania: Wanderer sobre el mar de la niebla, de Caspar David Friedrich.
Andorra: Fresco del ápside de la iglesia de Sant Miquel d'Engolasters.
Austria: El beso, de Gustav Klimt.
Bielorrusia: El violinista, de Marc Chagall.
Bélgica: El hijo del hombre, de René Magritte.
Bosnia y Herzegovina: Paisaje de montaña, de Karlo Mijic.
Bulgaria: Danza rachenitsa, de Ivan Mrkvicka.
Ciudad del Vaticano: Creación de Adán, de Miguel Ángel (Michelangelo).
Croacia: Mujer romana tocando un laúd, de Vjekoslav Karas.
Chipre: Pareja, de Stelois Votsis.
República Checa: El bebedor de ajenjo, de Viktor Oliva.
Dinamarca: La Sirenita (estatua).
Eslovaquia: Trabajo, de Albin Brunovsky;
Eslovenia: Primavera, de Ivan Grohar.
España: Guernica, de Pablo Picasso.
Estonia: Mitad desnuda con falda rayada, por Adamson-Eric.
Finlandia: El ángel herido, por Hugo Simberg.
Francia: Amanecer, de Claude Monet.
Grecia: La Venus de Milo.
Hungría: El viejo pescador, de Tivadar Csontvary Kosztka.
Islandia: Thingvellir (asamblea de la Islandia medieval), de Thorarinn B. Thorlaksson.
Irlanda: Tres estudios de Lucian Freud, de Francis Bacon.
Italia: Mona Lisa, de Leonardo da Vinci.
Letonia: Después de la iglesia, de Janis Rozentals.
Lituania: Historia sobre los reyes, de Mikalojus Konstantinas Ciurlionis.
Luxemburgo: Mosela en Greiveldange con Stadtbredimus, de Nico Klopp.
Macedonia: Escena del Salterio de París, manuscrito bizantino anónimo.
Moldavia (Moldova): La chica de Ciadar Lunga, de Mihai Grecu.
Mónaco: Retrato de Raniero I.
Montenegro: Nuestra Señora de Filermo, icono bizantino anónimo.
Noruega: El grito, de Edward Munch.
Países Bajos: La chica con pendientes de perlas (la chica de la perla), de Johannes Vermeer.
Polonia: Rejtan (Otoño polaco, en referencia al reparto de Polonia), de Jan Matejko.
Portugal: Fado, de José Malhoa.
Reino Unido: El Temerario (un barco) remolcado a su último atraque para el desguace, de J. M. W. Turner.
Rumania: Car Cu Boi (carro tirado por bueyes), de Nicolae Gregorescu.
Rusia: Otoño dorado, de Isaac Levitan.
Serbia: El montenegrino herido, de Paja Jovanovic.
Suecia: Desayuno bajo el gran abedul, por Carl Larsson.
Suiza: El caminante, de Alberto Giacometti.
Turquía: El entrenador de la tortuga, de Osman Hamdi Bey.
Ucrania: Los cosacos zapórogos escribiendo una carta al sultán, de Ilya Repin.

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