¡Los humanos están entre nosotros!
La verdad es que, últimamente, no es que me esté trabajando mucho, lo de subir cosas al blog. De repente, hago un par de entradas, y ahora mismo, por falta de tiempo, aparentemente lo tengo otra vez dejado. Sin embargo, como sí que me llegan las horas para perderme por el ciberespacio, en ocasiones encuentro cosas interesantes de ese tipo que, si intentas encontrarte con ellas por segunda vez, con toda seguridad, ya no vuelves a saber de ellas.
En este caso, me encontré con tres falsos carteles, creados por la agencia italiana Saatchi & Saatchi -no se sabe bien si de una serie de películas, o de supuestos programas de "misterio paracientífico"-, que muy bien podrían ser portadas de -por desgracia imaginarios- libros o revistas, encargados por el canal norteamericano de ciencia-ficción "Sci-Fi Channel" -la verdad es que, con ese nombre, ¿de qué iba a tratar?-, que tienen unos curiosos destinatarios: en lugar de avisar, o más bien de espantar, a los seres humanos sobre los (supuestamente) terribles seres que nos rodean y se ocultan en la oscuridad o en lugares poco accesibles, son estos mismos -extraterrestres, zombies, monstruos del lago- los que son avisados de esa tremenda plaga, extendida a lo largo y ancho de nuestro mundo, y que no se detiene ante nada ni ante nadie a la hora de adueñarse de lo que todavía no está en sus manos, y conocidos como humanos.
En este caso, es la "bestia" del lago, la que no puede estar tranquila en su apestoso pero hogareño pantano, sin que alguna temible rubia le venga a fastidiar.
¿Y quién ha dicho, que los muertos vivientes no quieran, simplemente, estar tranquilos en sus cementerios? ¿No tienen los humanos otro sitio por donde pasear o fastidiar un rato?
Y por último, los extraterrestres. Tanto quejarse de que si nos visitan -aunque, desde hace años, poco se habla ya de platillos volantes y tipos verdes con la cabeza gorda y ojos enormes- y no paramos de hacer planes para llegar a Marte, a cualquier mundo del Sistema Solar, y más allá, como si allá no viviera nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario