martes, 31 de mayo de 2016

Los prerrafaelitas (XL): Frederic George Stephens, el amigo de Hunt que participó en la creación de la Hermandad.

Stephens quizá sólo fue una nota a pie de página en la historia del prerrafaelismo, pero lo fue en sus principios.


El hombre que sí estuvo allí, aunque fuera poco tiempo.

Aquí hablaríamos de un personaje un tanto curioso, y es por varias cuestiones. En primer lugar, y sólo desde el punto de vista del blog, de Stephens ya se habló, y nada menos que en la cuarta entrada, la dedicada a John Collier, y sólo después de las dedicadas a los tres creadores de la Hermandad. Sin embargo, de él se habló cuando, en principio, estaba pensado hablar mucho menos de los prerrafaelitas, y aparte de la "Santa Trinidad", del resto, en teoría, se habría hablado poco, exceptuando de algunos autores principales independientes, como Alma-Tadema o Leighton. Del bueno de Stephens, pues, apenas se habló un poco, antes de tratar con más detenimiento la vida y la obra de Collier. Algo, por lo demás, muy justo, artísticamente hablando, pues Collier fue mucho mejor pintor que Stephens -que además, como se verá, sólo lo fue durante u breve espacio de tiempo-, y sólo hay que comparar los cuadros de uno y otro.
Pero a medida que se han ido tratando todos los prerrafaelitas -los principales, los posteriores, los secundarios, los dudosos, y hasta los que sólo tocaron el prerrafaelismo de rebote-, hasta los secundarios acabaron teniendo su lugar.
El caso de Frederic George Stephens, su importancia vendría porque, tras crear Millais, Hunt y Rossetti la Hermandad, hubo otros que se le añadieron al poco, y fue antes que Morris o Burne-Jones, que tuvieron más importancia artística que ellos. De eso ya se hablará, pero entre los creadores, digamos, secundarios, estaba él.

Un retrato de Stephens en su juventud, realizado por su amigo Millais.

Otro retrato, de 1847, realizado por su amigo y maestro, Holman Hunt, con el que acabó rompiendo su amistad de forma bastante abrupta.

"Muerte de Arturo" (¿1850-1855?; no se sabe bien cuando fue pintado). Probablemente, se trata de una pintura sin los últimos retoques, o bien, se fue estropeando con el paso del tiempo.

Stephens entró en la Hermandad por ser amigo y aprendiz de Holman Hunt, igual que el crítico, y más tarde director de "The Germ" William Michael Rossetti lo hizo por ser el hermano del célebre pintor. Además, desde el principio, fue sincero defensor de las ideas artisticas y sociales de la Hermandad, y recibió influencia directa, sobretodo, claro está, de Hunt, pero también de sus amigos y compañeros, que desde el principio, demostraron ser magníficos pintores. Stephens nació en 1927, y falleció ochenta años después, en 1907, lo que significó ser uno de los prerrafaelitas más longevos, llegando a ver cómo el movimiento, en su vejez, se había acabado disolviendo, dando paso a nuevas corrientes, y a vislumbrarse vanguardias rupturistas que acabarían arrinconando al prerrafaelismo, en su época tan novedoso, por ser parte de llamado "arte viejo", o caduco. 
Su historia es un tanto curiosa. Nacido y residente en las afueras de Londres, en su infancia, a los diez años, sufrió un accidente -no se tiene del todo claro cual- que hizo que sufriera una invalidez que le provocó no sólo dolor físico, sino también psicológico, razón por la cual fue educado en su casa, pues su familia podía permitírselo. Pero al tener una vena artística, acabó ingresando en la Royal Academy, donde conoció a Millais y a Hunt. Se hizo amigo de ambos, pues Millais, por lo visto, era persona de carácter afable, y no costaba nada acercarse a él, por decirlo así, aunque fue Hunt, de carácter más brusco  y fuerte, el que más conectó con él. No sólo intentó tener su propia carrera artística, sino que también fue, en algunas ocasiones, modelo masculino de los otros primeros prerrafaelitas -"Fernando engañado por Ariel", de Millais-, o de Madox Brown, que no formaba parte de la Hermandad, pero era amigo y cercano a sus miembros. Sin embargo, al comparar su obra con la de los genios con lo que se juntaba, acabó por deprimirlo, y decidió romper con su pasado de forma radical: quemó, o al menos destruyó, todos sus cuadros -después se pudo comprobar que, al menos, dejó por destruir tres, más alguna más que fue apareciendo-, y se dedicó a la crítica artística.

"Madre y niño -o su hijo-" (1854), es una de las pocas obras que Stephens no destruyó. Probablemente es también la menos antigua, y ayuda a pensar que, de haber proseguido con su carrera pictórica, Stephens, sin haber llegado a ser una gran maestro, sí habría resultado un buen artista a recordar.

"La proposición" (1850), realizada con veintipocos años, no deja de ser una obra de aprendizaje, por lo que no hay que verla como una pintura de un autor veterano y maduro. Un ejemplo más de las dudas de a dónde habría llegado Stephens.

La verdad es que Stephens pintó poco, y su obra es claramente inferior a Millais, Hunt y compañía. Pero tampoco era mal pintor, y al ser joven -se unió en 1848 a la Hermandad, con poco más de veinte, y tenía mucho tiempo por delante para aprender y mejorar- habría podido haber pintado algunas obras, como mínimo, más que aceptables, e incluso de calidad. Pero nunca se sabrá. Él decidió también ser poeta, pero tanto le costaba proseguir con poemas que dejaba sin acabar apenas con diez versos, que prefirió dejar estar también la poesía, y dedicarse a otros menesteres. Ya se ha comentado que participó en "The Germ", tanto como crítico como poeta, y más adelante, escribiría críticas en periódicos o publicaciones sobre arte y literatura, participaría como crítico u organizador de exposiciones, fue autor de libros sobre diversos pintores, el más famoso, quizá, Alma-Tadema, e incluso, cuando alguno de ellos falleció, como Millais, fue responsable de una exposición a él dedicada. Respecto a su amistad con Hunt, acabó por romperse, pues el pintor le pidió que cuidara y se encargara del transporte de uno de sus principales trabajos, "El triunfo de los inocentes", y acusó a Stephens de haber perdido el cuadro, y de que este sufriera daño. Y por lo visto, de forma bastante injusta y paranoica. Y por lo visto, esa amistad, y la defensa que Stephens siempre ejerció hacia su antiguo maestro Hunt no sólo no volvió a ser efectiva, sino que su antipatía mutua empeoró, cuando el antiguo amigo escribió una crítica bastante dura de dicha obra de Hunt -de la que estaba tan orgulloso-, argumentando que su mezcla de fantasía e hiper-realismo era de todo menos atractiva y creíble.
Stephens no sólo escribió biografías de artistas, o artículos y libros de crítica de pintura. Fue guardián y administrador de los grabados y dibujos del Museo Británico, y escribió para catálogos de galerías artísticas. Además, no sólo escribía bien. También sabía hablar, y defender, o criticar, de forma muy activa y atractiva, de ahí su apodo, "el tullido hablador".
Algo curioso fue, por cierto, que siendo uno de los miembros fundadores -menores y no artistas, eso sí- de la Hermandad, y defendiendo al prerrafaelismo como una ruptura con la pintura anterior, con el paso de las décadas, defendió que dicha corriente era parte íntegra del arte clásico británico. El hecho de que no sintiera mucha simpatía por corrientes posteriores, y en particular, sintiera gran desagrado por el impresionismo francés, y los post-impresionistas posteriores -que a finales del siglo XIX, fueron los artistas más conocidos de Europa-, hizo que se le acabara viendo como un crítico conservador, que se negaba a reconocer que el arte había tomado nueva sendas, y que era justo reconocer lo mucho que estas vanguardias estaban aportando a la pintura o e dibujo.
Fallecido en 1907, al fallecer su viuda, la artista Rebecca Clara Danton, su hijo decidió subastar su colección de libros y cuadros, pero cedió varias obras a la Tate Gallery.

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