Escultura contemporánea: maravillas campando por las ciudades (I.- En Estados Unidos).
Es fácil seguir encontrando, por mucho que se haya visto ya, nuevos ejemplos de que el arte escultórico no está muerto.
Esculturas espectaculares por todo el mundo. En este caso, Estados Unidos.
La escultura siempre fue una rama del arte que me llamó la atención de forma relativa, siempre por detrás de la pintura y el dibujo, y de la arquitectura. Pero el tiempo, y la posibilidad de conocer, ha hecho que el interés que pudiera tener por ella, aparte de un conocimiento general algo mayor de este arte, ha ido aumentando exponencialmente.
Ya he ido haciendo entradas sobre escultura -sobre Jaume Plensa, la primera, y más adelante, sobre tal o cual escultura, a veces de forma un tanto indirecta, como cuando comenté la existencia de una escultura móvil de Ali y Nino, los personajes literarios-, así que, en el poco tiempo que me deja el trabajo, he decidido realizar más de una dedicadas a esculturas modernas en sentido amplio. O sea, de todo lo que me he ido dejando por hacer hasta ahora.
Y para empezar, he encontrado algunas que se pueden disfrutar en los Estados Unidos, aunque, evidentemente, se pueden encontrar en todas partes.
Mustangs de las colinas, de Robert Glen.
Esta serie de estatuas de bronce de gran tamaño -una vez y media más grandes que los mustangs, o mustangos, de carne y hueso- se encuentran en Texas, y hacen referencia a la fuerza y energía de los pioneros que crearon el Estado de Texas. Los mustangs eran caballos salvajes, libres, sin dueños, como así querían ser, también, los colonos en esta parte de Estados Unidos, con una identidad tan fuerte, donde la parte anglosajona se acabó imponiendo, aunque no del todo, a la hispana -hoy en día, Texas es ambas cosas, y algo más, pues aparte de asiáticos y afro-americanos, también existe una comunidad nativa que ha conseguido que se reconozcan sus derechos, aunque con un peso mucho menor que en la vecina Oklahoma, donde los nativos tienen un peso demográfico y cultural realmente grande-.
Bajo las patas de los caballos, hay fuentes que dan la impresión de ser agua levantada por el galo pe de los animales, como si estuvieran vivos.
La escultura, o más bien el grupo escultórico, se encuentran en la población, precisamente, de Las Colinas, y fue un encargo del empresario -también texano- Ben H. Carpenter, y encargó la obra a Glen en los años setenta, y en principio, estaban en el rancho del empresario, transformado más adelante en zona residencial, aunque actualmente se les puede ver en la ciudad.
"Caballos de las colinas", en su emplazamiento inicial -el rancho transformado en espacio residencial de Carpenter-, y en el actual, en el centro de Irwing, una pequeña población de Texas.
Expansión, de Paige Bradley.
La autora dijo en una ocasión que esta obra, considerada una de las mejores en la escultura de los últimos años, viene a cuento -o más bien le vino a la mente- tras meditar sobre la opinión que tenía la gente sobre las esculturas que representaban personas.
Creada en bronce -un material habitual en la escultura de tamaño grande o medio-, la estatua cuenta con una complicada instalación eléctrica en su interior, para que podamos ver la luz que emana de sus grietas. Según Paige, su obra quiere representar la lucha entre la liberación y las tensiones que todo ser humano sufre.
Lo curioso, explica la autora, es que en principio la escultura no debía haber sido así. No tenía pensado que tuviera grietas, y que por ellas pudiera verse luz alguna. Simplemente, mientras estaba creándola, la estatua se cayó y agrietó. Pudo haberla destruído, y rehacerla tal como la tenía pensada, pero de repente tuvo una idea genial, y "Expansión" acabó siendo una escultura distinta, diferente a todas las demás.
La escultura, vista desde lejos, no deja de hacer recordar a los monjes budistas, buscando la paz, rodeados del ruido del mundo. De noche, o a oscuras, o sin "contaminación lumínica", es aún más fácil admirar la originalidad de la obra, y la fascinación que provoca. La fotografía, posiblemente, sea de 2006. cuando fue expuesta en la National Sculpture Society Exhibition.
La estatua al aire libre. Por la noche, o nublado el cielo, es como mejor se le puede admirar. Se encuentra en Nueva York, donde las estatuas, en ocasiones, pasan demasiado inadvertidas.
Libertad, de Zenos Frudakis.
La palabra libertad es algo tan relativo como, en la práctica, casi imposible de explicar de forma lógica, pues no siempre significa lo mismo para todo el mundo. Pero todos comprendemos lo que significa, sin necesidad de que nos lo expliquen. El autor refleja aquí una serie de individuos, que en realidad se podría considerar que es uno solo, que se va liberando de la pared, poco a poco, como si esta representara la opresión, pero también la falta de individualidad o libertad personal. Se encuentra en Filadelfia, donde vive y trabaja Frudakis. Sea cual sea la razón por la que el anónimo personaje de metal se libera, representa, de todas formas, lo mismo: escapar de quién te posee o te oprime.
El artista también ha creado muchos otros trabajos, entre ellos bustos de personajes importantes de la historia norteamericana, como el de Martin Luther King, o el de Mark Twain.
El autor, ocupando el espacio que su creación ha dejado libre, tras conseguir su liberación.
El conjunto escultórico al completo, en Filadelfia.
Escultura del salmón, de Keith Jellum.
Esta "Escultura del salmón" se encuentra en Portland, en Oregón -Costa Oeste del país-, y llama la atención, sin duda, de cómo atraviesa el edificio. Mide más de tres metros, y está realizada en bronce. Es el reclamo publicitario del restaurante Southpark, pero ha acabado siendo un atractivo artístico más de la ciudad.
La estatua, curiosamente, se encuentra en Salmon Street. Como no.
La estatua, sobre el restaurante que publicita.
He encontrado fotografías e información en varias webs, las principales serían: "DetalleLogía", "Fratela", y "Genial.guru". Aunque no he puesto enlaces directos, escribiendo cualquiera de los nombres de las webs permite visitarlas sin problema.
La pistola anudada, de Carl Fredik.
El artista sueco Carl Fredik creo esta estatua, con una pistola con el cañón anudado, para representar la no-violencia, y en general, criticar la obsesión norteamericana por las armas, que cuesta cada año miles de vidas. Se encuentra en Nueva York, en el barrio de Turtle Bay, en Manhattan. En realidad, es una estatua de una serie, pues hay otras en ciudades de todo el mundo: Ginebra (Suiza), Malmo (Suecia, el país de Fredik), Caen (Francia)...
Sin duda, es una de las estatuas más conocidas y reconocidas de la Gran Manzana, que para el que quiera verlo, es un auténtico museo al aire libre de, entre otras cosas, escultura.
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