Más escultura contemporánea: maravillas campando por las ciudades (II.- Mundo anglosajón).
Esculturas fuera de lo común en Gran Bretaña, Australia...
Sigo, después de bastante tiempo sin escribir nada, debido a cuestiones de trabajo, con nuevas esculturas contemporáneas, en este caso, en otros países anglosajones -entiéndase, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda, Canadá-. Más adelante, habrá al menos una entrada de otros países o regiones del mundo, como la Europa continental, Extremo Oriente, etc.
"Escultura en homenaje a Charles La Trobe", o "la estatua al revés", de Charles Robb; en Melbourne (Australia).
Esta primera es, sin duda, una estatua de lo más curioso. Conocida popularmente como "la estatua al revés", por razones evidentes, está dedicada a Charles La Trobe, que fue durante tres años teniente-gobernador de la colonia de Victoria -durante los primeros tiempos de la colonización, y antes de transformarse en un dominio británico con gobierno propio, Australia estuvo dividida en distintas colonias-. Está fabricada en fibra de vidrio y y plástico, pues si fuera de metal, muy bien podría llegar a deformarse o volcarse -aunque aparente estar hecha de bronce-, y mide cinco metros de altura.
Respecto a por qué está colocada de tan curiosa y llamativa forma -y de ahí, el material del que está realizada-, su autor, Charles Robb, argumentó que era para cuestionar el sentido y significado de los monumentos en nuestros días, si bien se podría dar otra explicación: Australia está en el Hemisferio Sur, y para europeos o norteamericanos, dicho país está "allá abajo", en la parte inferior del mundo. No resulta extraño imaginar a austrilianos y neocelandeses "boca abajo", como si fuera un mundo al revés. Tal vez eso pudo pensar La Trobe, un funcionario británico, o sea, de "la parte de arriba" del mundo.
"Cocodrilo comiéndose a un capitalista", en Nueva York (Estados Unidos).
Aunque ha dediqué una entrada a estatuas contemporáneas en Estados Unidos, resulta fácil que alguna quedara fuera. Y esta es una. Los cocodrilos son unos habitantes, más legendarios que reales, de las alcantarillas de la Gran Manzana -y de otros ciudades norteamericanas, como Miami- y aquí, u no de ellos ha salido por una en pleno Wall Street, -no es donde se encuentra la escultura; se halla en Brooklin-, para devorar a un individuo de la fauna humana de esa parte de la ciudad, un capitalista puro, donde la bolsa de dinero sustituye a la cabeza.
"Los cerdos de Rundle Mall", de Marguerite Derricourt, en Adelaida (Australia).
Resulta curioso encontrar el centro de una ciudad moderna como Adelaida donde habitan no uno, sino una buena cantidad de cerdos, aunque sean de bronce. La autora es Marguerite Derricourt, y los cerditos, de tamaño natural, tienen sus propios nombres -aunque no está claro cómo se llama cada uno de ellos en particular-: Truffles, Oliver, Augusta y Horatio.
"Kelpies", en Falkirk, de Andy Scott (Escocia, Reino Unido).
Los kelpies son una especie de caballos acuáticos, y forman parte de la fascinante y vastísima mitología celta. Y este conjunto escultórico -que se encuentra en Escocia, una de las naciones celtas modernas- es, sin duda, extraordinariamente atractivo. Se encuentra en la pequeña localidad de Falkirk, entre las dos grandes ciudades escocesas, Glasgow y Edimburgo, y que ha saltado a la fama, al menos en Escocia, gracias a tan llamativo conjunto escultórico, obra del artista patrio Andy Scott, y que le llevó siete años de trabajo. Y si bien lleva el nombre de animales legendarios, también quieren recordar a los caballos que fueron tan importantes en la Revolución Industrial en Escocia, a partir del siglo XVIII, sobretodo en Glasgow.
Hay replicas en menor tamaño en rotondas y plazas, por ejemplo, en Edimburgo, y para los originales, se necesitaron trescientas toneladas de acero inoxidable, hormigón y madera.
"Monumento a la Biblioteca Estatal", en Melbourne (Australia).
Australia parece un auténtico paraíso para los que buscan esculturas urbanas originales. Esta está dedicada a la biblioteca del estado de Victoria, cuya capital es Melbourne. Original, como si quisiera que nos preguntáramos -o más bien, nos imagináramos, al ver un supuesto caso real- cómo sería el que la tierra engullera un gran edificio, como una biblioteca de gran tamaño e importancia.
"Cabinas telefónicas", en Londres (Reino Unido).
Las antiguas, famosísimas y casi legendarias cabinas telefónicas londinenses, parte íntegra de la ciudad desde hace décadas, han ido desapareciendo poco a poco -o no tanto- en los últimos años, debido a que, hoy en día, todo el mundo usa móvil. Con varias cabinas del modelo K6, el más común, y de su característico color rojo brillante, se realizó este conjunto arquitectónico que es, más bien, un homenaje a un mundo que se marcha, para no volver más. Los británicos, como tantas veces, intenta conservar lo que consideran propio de su cultura y su carácter, aunque se trate de algo ya anacrónico, y sin uso práctico, transformándolo en un monumento a un pasado que añoran, incluso sin haberlo conocido en persona.
"Leones", de Kendra Haste, en Londres (Reino Unido).
Leones de color gris oscuro, casi negro, obra de Kendra Haste, custodian la Torre de Londres, que tantos "huéspedes" involuntarios contuvo en su momento, no sea que quiera entrar alguien indeseado. La autora es experta en realizar esculturas realistas de animales salvajes, y están creados con una armadura de acero pintado, y alambre galvanizado. Su obra merecería una pequeña entrada independiente.
"Monumento a Nelson Mandela, por el 50 aniversario del comienzo de su encarcelamiento", o "Liberación" de Marco Cianfarelli, en Howick (Sudáfrica).
Nelson Mandela, el mítico luchador por la libertad y la igualdad, símbolo de toda África, y de la dignidad humana -sin importar país o cultura, pues es ya una figura universal, fue detenido en 1962, y sufrió cárcel durante veintisiete larguísimos años.
La escultura, acabada en 2012, medio siglo después de su detención, está formada por cincuenta placas o piezas de acero, una por año, y de entre seis y medio y nueve metros de altura, que forma su rostro, si bien vista desde uno u otro lado, más bien parecen los barrotes, estrechos y muy juntos, de una celda. Su nombre, "Liberación" -aparte del más largo, que es más bien una explicación de la obra-, sin duda es de lo más acertado. Se encuentra en las afueras de la pequeña población de Howick, en Kwazulu Natal -hogar del pueblo zulú, y nucleo de la que fue colonia británica de Natal, en principio enfrentada a los estados afrikaners, o boers, de Orange y Transvaal-. y es obra del sudafricano de origen italiano Marco Cianfarelli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario