martes, 24 de julio de 2012

Ernesto Cardenal, el poeta revolucionario.

Unos cuantos versos, de esos que me llamaron la atención.


No soy, la verdad, ni he sido nunca, aficionado a la poesía. No es que tenga nada en contra, en absoluto. Todo lo contrario. La considero, muy probablemente, la más difícil de todas las ramas del arte literario. Pero considero que, en la mayoría de los casos, aunque puedas acercarte a ella para conocerla, difícilmente podrás disfrutarla si ésta -como si fuera una hermosa dama, sabia pero un tanto exigente con sus allegados y admiradores- te permite una mayor confianza.
Reconozco que, en la mayoría de los casos en que me he puesto a leer mínimamente en serio poesía, he acabado por cansarme un poco. Al menos, cuando se trata de un libre entero. Tratándose, en cambio, de versos y poemas sueltos, sí que ha habido casos de que me han quedado en la memoria como muy pocos extractos de obras en prosa me han llegado a marcar. Es por eso que, si de vez en cuando introduzco aquí la obra de tal o cual poeta, no es que sea un seguidor de todo su arte -ya me gustaría a mí, el ser capaz de reconocer y admirar su arte en todo su valor y extensión-, pero no por eso significa que esté completamente cerrado al arte poético. Simplemente, dejo constancia de lo que me ha llegado.
Y en este caso, se trata del poeta nicaragüense -de la ciudad de Granada, para ser más exacto- Ernesto Cardenal. Se trata no sólo de un poeta, escritor y traductor -de poesía norteamericana, básicamente-, sino también de un sacerdote, teólogo y revolucionario, defensor de la Teología de la Liberación desde hace muchos años ya, cuando ese nombre todavía significaba algo para la juventud a ambas orillas del Atlántico. Desde joven se enfrentó al tirano Somoza, que sojuzgaba, exprimía y vigilaba para sus amos norteamericanos su patria nicaragüense, y colaboró con el primer gobierno sandinista de Daniel Ortega, gobierno que abandonó una vez que Ortega cayó cada vez más en la corrupción y el autoritarismo, abandonando los ideales originales de igualdad y justicia, que le llevaron al poder. Y el hecho de haber sido ministro de un gabinete revolucionario, le impidió ascender en su carrera eclesiástica, lo que tampoco parece que le importara demasiado. Otra cosa fue que le trataran poco menos que de enemigo de la religión que él, más que el Vaticano -que lo apuntó en su larga lista negra de autores prohibidos-, defendió en América entera, de una forma mucho más sincera y auténtica que sus cardenalicios gerifaltes. 


Pero dejemos ahora su historia. Mejor un par de ejemplos de sus escritos. Ya dije que no soy amigo de leer y leer poesía, así, a palo seco -no seré muy sensible, supongo-, pero sí hay mucho de él que me interesa y agrada. Al contrario que otros bates, utiliza un lenguaje sencillo y elementos y personajes de la cultura popular, como la mismísima Marilyn Monroe, lo que no significa que no pueda obtener gran profundidad y lirismo, pero un lirismo, como dijo en alguna ocasión, más terrenal, más de estos tiempos. 
Ahí van:

Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido,
ni asiste a sus mítines,
ni se sienta en la mesa con los gansters,
ni con los generales en el consejo de guerra.
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano,
ni delata a su compañero en el colegio.
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales,
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.
Será como un árbol plantado
junto a una fuente.


Viniste a visitarme 
en sueños
.....
pero el vacío
que dejaste cuando te fuiste
...
fue realidad

Y para quién quiera leer más, dejo un enlace:


En breve, más.

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho el segundo, es muy bonito.

    Un saludo :).

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  2. Gracias. Todavía estoy experimentando, así que no puedo decir claramente a qué dedico el blog. Supongo que, al gustarme bastante la historia o la antropología, y tener interés por otros países, algo de eso habrá, pero también me gusta -como casi todo el mundo, de todas formas- el cine, la literatura, etc.
    Ahora estoy casi acabando una entrada bastante larga sobre los circasianos, que es un pueblo -a saber por qué- que me llama mucho la intención. Después, quizá algo de literatura, no sé.
    Un saludo, y gracias por comentar, pues has sido la primera.

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