Otro relato corto propio -es lo que hay-: "Después de todo, no estuvo mal."
El segundo relato que tenía por ahí guardado, y que decidí -caprichos que tiene uno- sacar a la luz.
Ya publiqué aquí -porque un blog, en mi opinión, no deja de ser una autopublicación- un relato de ciencia-ficción -o algo parecido- que escribí hará unos tres o cuatro años. Pensé mandarlo a algún webzine -el equivalente en la web de los antiguos fanzines-, a ver si había suerte y decidían escogerlo para alguna recopilación de relatos cortos. Pero, bien mirado, supuse que, no teniendo calidad suficiente, era mejor no perder el tiempo y dejar que durmiera el sueño de los justos en mi ordenador y, más adelante, y junto a algunos libros dedicados a un solo personaje que perjeñé muy poco después, en un pen-drive.
Este es el segundo que tengo. Hubo un tercero -que, como los otros dos, son desconocidos por todos, excepto por un amigo que, además, no es precisamente un ferviente lector-. Pero en el tercer caso, su personaje principal, acabaría siéndolo de varias novelas. Si en algún momento decido publicarlo aquí o no, ya se verá. Por ahora, prefiero hacerlo con los relatos más cortos. Si alguien decidiera -que lo dudo, pero es posible- copiárselo, bajárselo, o lo que sea, no es que me preocupe o me interese. Más bien, todo lo contrario.
Ahí va:
Después de todo, no estuvo mal…
La verdad es que no estuvo nada
mal. Nunca pensé que alguien como Valeria pudiera ser algo más que una buena
compañera con quien se trabaja más o menos a gusto, alguien con quien el
trabajo pasa deprisa, y que parece tener soluciones para casi todo.
Ciertamente, siempre admiré, de algún modo, la forma en que no pierde nunca la
calma y parece ver todo desde el punto de vista más positivo, aunque siendo
quien es ella, eso debería parecer lo más normal del mundo. Sí, quizá sea una
chica demasiado seria y callada, quizá resulte poco menos que inútil intentar
hacerla reír, y no es alguien con quien los regalos y los detalles tengan gran
resultado, aunque tampoco los echa a faltar cuando no te acuerdas de ellos.
La verdad, cuando la conocí hace
unos meses, cuando la tuve de compañera en nuestro pelotón, tuve mis dudas de
que durase demasiado tiempo en el ejército, por mucho que nos dijeran que ella
y algunas de sus compañeras eran parte de las fuerzas armadas del futuro. Pero
reconozco que me habitué a su compañía rápidamente, y ahora pienso que hemos
estado juntos, como quien dice, toda la vida.
Pues nada, me dije, a ver si
Valeria quiere algo fuera del cuartel, pues reconozco que tenía ganas de verla
sin uniforme y conocerla más de cerca, sin tener el trabajo en la cabeza todo
el día. La verdad es que la cena fue agradable, aunque un poco sosa, pero eso
se debía al carácter retraído y un tanto cerrado de ella, y luego no tuvo
demasiadas ganas de salir a tomar una copa, aunque tampoco se opuso. Ella es
así, ni se opone, ni se impone. Finalmente, la noche acabó como a mi me gusta
que acabe. La verdad es que resultó un tanto fría, apenas se le oía ni
respirar. Bueno, ni eso. Pero tampoco ponía problema alguno para nada. Me hice
a la idea de que quizá no estaría con lo que se dice una mujer ardiente, pero
por lo menos podía practicar con ella cosas que otras más aparentemente
atrevidas no habrían querido hacer. Las cosas como son.
Ya es por la mañana. Ella todavía
está durmiendo, o descansando, o lo que ella haga cuando está así, en silencio
y encogida en la cama, como si nada tuviera que suceder alrededor suyo. Y yo
estoy sentado en el otro lado de la cama, pensando y riéndome para mis
adentros…
… pues no, no estuvo mal. Para
ser simplemente un androide de combate, después de todo, no estuvo mal.
Una vieja portada de la revista "Galaxi". A pesar de haber pasado décadas, siguen siendo llamativas y originales -después de haber visto varias en algún libro, mi interés por la CF creció sobremanera-.
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