sábado, 7 de marzo de 2015

Gente de mi ciudad (VIII). Macari Gómez Quibus, MAC: el artista que dibujó carteles de cine para Hollywood.

Después de un tiempo sin hablar de las "glorias reusenses", un artista que no se dedicó a la pintura, sino al cartelismo.


Hacía tiempo que no escribía nada acerca de alguno de mis conciudadanos que, por una u otra razón, alcanzaron en su momento -y después de su fallecimiento también; al menos, algunos- fama y popularidad. En general, se trataba de artistas -sobretodo pintores- fallecidos hace ya mucho, aunque en el caso de los escultores, fueron personajes cuya vida y obra corresponderían al siglo XX en pleno. En este caso, para variar, se trata de alguien que todavía sigue vivo, si bien es ya anciano -tiene casi ochenta años. Se trata del cartelista Macari Gómez Quibus, conocido tanto en el mundo artístico, como en el cinematográfico -y entre los admiradores de su obra, o al menos, en los no muchos que conocían el nombre del autor de tantos carteles suyos que llegaron a admirar- como Mac.


El dibujante que dio el gran salto a la Meca del Cine.

Nacido en Reus en 1926, y todavía vivo -sí, vivo. Es el primer reusense vivo del que hablo-, reside desde los años setenta en Olesa de Montserrat, en Barcelona. Su familia llegó de Fraga, en Aragón, y era de origen muy modesto -labradores. Fallecido en 1928 su padre, acabó en la Casa de la Caridad de Reus en 1931, que era, básicamente, una institución para acoger huérfanos o, al menos, niños en una situación social mala o muy mala -él era huérfano de padre, pero no de madre; aún así, ésta no siempre fue capaz de mantenerlo-. Allá empezaría a dibujar y, retornado a casa cuatro años después, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Reus. Tras la guerra, su situación económica era tan penosa que acaba yendo a vivir con su abuelo a un pueblo de Girona. En 1944 vuelve otra vez con su madre, pero a Barcelona, donde ésta trabajaba, y allá, en una gran ciudad, aunque estuviera arruinada por la guerra y oprimida por la dictadura, empezó a desarrollarse como artista de forma seria.

  
El cartel para "El verdugo" de Berlanga, uno de los más difíciles, por el tema que trata -la pena de muerte, y quién la ejecuta-, y más teniendo en cuenta que debía realizarlo en plena dictadura franquista. A la derecha, el autor trabajando en una de sus obras.

En 1946 visitará el Museo de Arte Moderno de Barcelona, donde descubrirá a su conciudadano Marià Fortuny, al que desde un primer momento admira y estudia al tiempo. esto le hace decidir que el dibujo será su forma de vida, y vuelve a estudiar en una escuela de bellas artes, en este caso, de Barcelona. De ahí, pasará a trabajar en el estudio gráfico "Estudio Domínguez", que se encarga de la decoración de las fachadas de los cines de esta familia. En aquella época no se realizaban copias de enorme tamaño de fotografías, era normal crear grandes carteles pintados a mano, que se iban cambiando a medida que se retiraban películas para sustituirlas por otras nuevas -en aquellos años, las películas de éxito podían estar meses en cartelera; aún así, siempre había trabajo, pues dichos carteles tampoco se hacían en un día, precisamente-. Mientras tanto, por las noches haría dibujos a pluma -o sea, dibujar el lápiz, para después entintar en blanco y negro- para la publicidad en la prensa, que tampoco abundaba en el uso de la fotografía. En 1947 tiene que realizar el servicio militar, pero como lo tiene que hacer en la misma Barcelona, puede compaginarlo con sus trabajos.
Tras la muerte de su madre, decide que sus trabajos, aunque le producen ganancias económicas, modestas, y le permiten aprender, no son suficientes. Se dedicará cada vez más a la publicidad, hasta que, en 1952, le contratará el estudio de diseño publicitario de Martí Clavé, Esquema. Allá realizará su primer cartel cinematográfico de una gran producción: Ivanhoe. Es tal el éxito que consigue con ese trabajo, que hasta un alto ejecutivo de la Metro Goldwyn Mayer le felicita. Y a partir de ahí, lograría catapultarse hacia Hollywood, donde sólo los mejores podían hacerse un hueco, aunque, para ello, todavía tendría que esperar un poco.

  
"Los Diez Mandamientos" es una de sus obras más conocidas. Para "Ciudadano Kane", que era una película realizada años antes de que se dedicara en serio a la cartelería, realizó un nuevo cartel, para su re-estreno.

La distribuidora Tandem Films se instala en el edificio en que él vive con su mujer, y pasa a trabajar para ella realizando todo tipo de trabajos. Allá aprenderá y desarrollará su estilo para el mundo del cine, y le servirá para presentarse al mundo. A partir de 1955 ya firmará como MAC.
Con un estilo depurado, gran creatividad, colorido, imaginación y armonía, éste ya no cambiará demasiado con el paso del tiempo. Y realmente, tampoco tendría mucho sentido, pues acabaría teniendo más encargos de los que nunca habría podido realizar.
Sería la Paramount quien le encargara un cartel gigante para su superproducción "Los Diez Mandamientos", que fue un éxito rotundo, y que le significó que la productora le hiciera todo tipo de encargos relacionados con la película. Hasta el mismo Charlton Heston quiso conocerlo, y consiguió del artista un retrato como regalo personal.
En los años 60 y 70, la época dorada de las superproducciones, que empezaron ya en los 50, se consideraba lógico que, para presentar y publicitar grandes películas, se realizaran para ello los carteles más espectaculares, y MAC los realizaba a ritmo casi industrial. A veces eran de estrenos, novedades, y en otras ocasiones, se trataba de reposiciones. Así, hubo películas antiguas -o, al menos, anteriores a la época profesional del autor- que tuvieron, gracias a él, un segundo cartel, que les permitió tener también una segunda vida comercial.
Él era un artista que ahora se llamaría "free-lance", o sea, independiente, y aceptaba encargos de todo el mundo, aunque él siempre vivió en Barcelona. Nunca quiso abandonar su país, ni obligar a su familia a marchar al extranjero, por mucho que podría haberse instalado en Estados Unidos o Europa sin problemas. Más bien al contrario, todo el mundo lo quería en exclusiva. Así, igual trabajó para la Paramount, MGM, Universal o la Fox.
Y respecto a títulos de películas que contaron con carteles hechos por sus manos, se podrían nombrar "Ivanhoe" (1952), "Moulin Rouge" (1953), "La tentación vive arriba" (1955), "Los diez mandamientos" (1956), "El Cid" (1961), "Desde Rusia con amor" (1963), "La muerte tenía un precio" (1965), o "Doctor Zhivago" (1965). Y en España, el de "El verdugo" (1963), de Berlanga.
Pero a partir de los 80, la fotografía empezó a sustituir al cartel dibujado y pintado -las técnicas fotográficas, y más adelante informáticas, permitían hacer casi cualquier cosa-. Resultaba más barato y rápido. Y ese deseo de reducir gastos fue debido a una crisis económica para las salas de cine provocada por la irrupción del vídeo en casa. Así que MAC decidió a pasarse a ese nuevo mundo, haciendo multitud de pequeñas pero magníficas carátulas, sobretodo para las distribuidoras Video Technics y Embassy.


Lo mismo realizaba trabajos para películas históricas, como bélicas -principalmente, la II Guerra Mundial", pero siempre primando la figura humana sobre el paisaje, que tiene una importancia muy secundaria, prácticamente un fondo donde los personajes se mueven.

Su último trabajo sería el cartel para la película "El placer de matar" de 1988. A partir de ahí, recibiría premios y reconocimientos, como ser nombrado miembro de honor de la Academia del Cine Catalán (2013), o la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat, en 2014, aparte de varias exposiciones de su amplísima obra, de más de 4.000 trabajos de todo tipo: carteles de cine, carátulas de vídeo, las llamadas plumas de prensa -anuncios dibujados a mano- o guías -estas guías eran, más bien, una especie de anuncio donde se podía, por un lado, admirar y reconocer el cartel de la película, y por otro, conocer la sinopsis, el director y los actores, el día de estreno, etc.-. Todos ellos, por lo visto, muy recientes aunque, al menos, le han llegado todavía en vida, lo que es de agradecer.
A pesar de su impronta en la época del Hollywood dorado, su nombre es poco conocido hoy en día. Muchos cinéfilos no parecen darle importancia que un español llegara tan alto en el mundo del cartel cinematográfico, pero con la ayuda de la wikipedia, donde lo descubrí mientras me informaba sobre Tapiró, Fortuny y compañía, espero que haya más gente que pueda conocerles, a él y a su obra.

Existe un cortometraje, "Un chico de portada", de David Muñoz, en que el propio MAC habla sobre su vida y obra, y recuerda sus trabajos más importantes y reconocidos. Fue estrenado en 2012 en el Festival Internacional de Cine de Sitges (comúnmente llamado Festival de Cine de Terror, Fantasía y Ciencia-ficción; de visita ineludible para amantes de estos géneros, o de cualquier otro).


También hay un blog dedicado enteramente a MAC, donde se pueden disfrutar más de mil trabajos, recopilados con enorme paciencia: Universo MAC.


*Y aquí, un anexo:
Después de la jubilación de MAC, y de otros muchos cartelistas españoles, todavía queda, al menos en Madrid -su propietario y principal artista, Alfonso Pérez, dice que en toda Europa; no así en Estados Unidos, o en la India- una pequeña empresa que se dedica a realizar  carteles cinematográficos. No trabaja, como es de suponer, para productoras o distribuidoras, sino para pequeños cines que quieren diferenciarse de la competencia, propietaria cada empresa de varios -o muchos- cines en toda España. Trabajar por amor al arte, en el sentido más profundo y real del término.

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