Los prerrafaelitas (III): William Holman Hunt, el tercero de los creadores de la Hermandad.
El tercer miembro de la "trinidad" original, fundadora de la Hermandad.
Un pintor amante del color y de la campiña de su país.
William Holman Hunt (1827-1910), era hijo del director de unos almacenes, y trabajó durante un tiempo como administrativo, pero debido a su pericia artística, ingresó en 1844 en la escuela de la ya famosa Royal Academy, donde conoció a Rossetti -con quién empezó a tener trato después de exponer una de sus primeras obras, "La víspera de Santa Inés"-, y a Millais. Este cuadro de Holman Hunt hizo que ambos jóvenes se conocieran -parece que, en principio, Rossetti sólo conocía a Millais, aunque ambos quedaron tan impresionados con el cuadro de Hunt, que expuso por su cuenta y a espaldas de la Royal Academy, donde estudiaban los tres, que la creación de la cuadrilla artística fue cosa de coser y cantar-, así que en 1848 decidieron crear la Hermandad en casa de los padres de Millais, y el resto fue -y sigue siendo- historia. La relación con sus compañeros no fue nunca mala, pero como ya se ha dicho, llegado el momento, tanto él como Millais optaron por una rama más "realista" -así se le llamó" del movimiento, mientras Rossetti prefirió otra más "espiritual", aunque todo son opiniones, pues realismo o simbolismo se pueden observar en los tres compañeros.
Una foto de Hunt, en edad ya madura, vestido con ropa de época -¿medieval, renacentista? ¿Quizá de la época de Shakespeare?-. Al ser en blanco y negro, no se puede apreciar el rojo de la barba, que le daba una imagen impresionante cuando se le tenía cerca.
Hunt no tuvo una vida sentimental y sexual tan, al tiempo, oscura y "excitante", como Rosseti, pero al enviudar de su esposa tras dar a luz a su primer hijo, cuando ambos eran todavía muy jóvenes, optó por casarse con su cuñada -la hermana pequeña de su difunta esposa-, con quien tuvo a su segundo hijo. Y aquello, en sus tiempos, no sólo estaba especialmente mal visto, sino que, incluso, hasta era ilegal. No se consideraba civilizado estar casado con dos hermanas, aunque, evidentemente, no a la vez -en tal caso, hermanas o no, habría sido bigamia, que no era el caso-. Pero la visión de los legisladores, impregnada de conservadurismo religioso anglicano, era bastante distinta a algo que, hoy en día, sería chocante, y quizá daría que hablar, pero tampoco debería resultar tan escandaloso. O no.
Finalmente, y tras casarse con su cuñada -sin importar lo que su familia política y la ley dijeran-, vio como su carrera despegó realmente en serio, con una exposición retrospectiva en la Fine Art Society. También escribió en revistas de arte, lo cual no era demasiado común en un pintor famoso en activo.
Un autorretrato, teniendo ya una edad, y fama en todo el país.
Holman Hunt empezó pintando cuadros, en realidad, realistas, pero fuera de los encorsetados gustos de la época, llenos de retratos de poderosos, de hechos históricos con fuerte carga ideológica, y de escenas de la biblia muy "politicamente correctos", y que se reducían a imágenes típicas repetidas una y otra vez. Los tres pensaban que, desde el arte del Renacimiento -siglo XVI-, y el que seguiría en Flandes, España, Francia, etc., a la hora de la verdad, poco se había ni diversificado, ni acercado al alma del espectador, exceptuando, quizá, a los románticos franceses o alemanes, de quienes no dejaban de ser, aunque no lo dijeran claramente, dignos y claros continuadores de su deseo de ruptura. Sin embargo, sus paisajes, tan realistas, coloridos e iluminados -y agradables de ver, tan lejos del tenebrismo o las sombras oscuras- no dejaban de ser, también, obras simbolistas -antes de que se hablara, siquiera, de pintura simbolista-, pues Hunt considerabas que, en la naturaleza, en el mundo real, todo tenía un significado, y que en un cuadro, aparte de retratar la realidad con la mayor exactitud posible, también, cada personaje, objeto, iluminación, colocación de unos y otros, tenía un significado que sólo permanecía oculto si, simplemente, no se quería mirar a fondo.
La temática de Hunt tiene una base en parte literaria -la poesía de Keats, por ejemplo-, pero también religiosa. Entiéndase, religiosa cristiana -los autores más "paganos", en realidad, serían gente como Alma-Tadema o Leighton, que si bien también serían prerrafaelitas, también fueron artistas que iban más por libre, y que, al mismo tiempo, más palos acabaron recibiendo de los críticos, aunque algunos como Leighton llegaron a tener una gran celebridad y reconocimiento posterior-, aunque vista dicha religiosidad de una forma mucho menos artificiosa, o cargada de prejuicios, de lo que resultaba habitual en una sociedad tan estirada y pacata como la victoriana -aunque, en dicha sociedad, y en la literatura o el arte que de ella formaban parte, cualquiera que quiera mirar más allá de la superficie, descubrirá más excepciones de lo que se podría pensar; ¿cómo no hablar, por ejemplo, de Oscar Wilde?-.
"El pastor veleidoso" -¿o más bien, distraído?-. Uno de sus primeros cuadros, de temática rural, pero no tan "inocente", o bucólica, como se representaban dichas escenas en obras anteriores.
"El despertar de la conciencia", o el retrato de una relación indebida. ¿Y el título, exactamente, qué quería significar?
"Bianca", de época desconocida. Un intento de reflejar a una joven -¿italiana?- de la época del renacimiento, o algo posterior.
Se interesó lo mismo por paisajes -rurales, bucólicos y coloridos-, como por retratos o escenas de la vida contemporánea -aquí, de nuevo, destacar que, aunque Millais le interesara representar a Cristo o a la virgen como "personas normales", o Rossetti pintara mujeres con un aspecto entre fantasmagórico y angelical, con cierto aire mitológico o bíblico, no dejaron de ser pintores que realizaron bastantes obras donde se retrataban personajes que podrían haber vivido en su misma época; o, directamente, en el caso de Millais, retratos de personajes reales, que le pagaron, y bastante bien, por un retrato de un pintor que, aunque seguramente debieron criticar en más de una ocasión, también reconocieron como excelente-..
Una experiencia religiosa, más bien mística, hizo que realizara un viaje a Palestina -en aquella época, provincia del Imperio Otomano-, llegando a ser, muy probablemente, el pintor británico más importante a la hora de plasmar escenas religiosas, lo que, quizá, ni él mismo, en su juventud, habría esperado.
Al principio de su carrera, recibió muy malas críticas, y se le consideró un pintor mediocre y un tanto demasiado seguro de sí mismo, y que debería haber reconocido que todavía le quedaba mucho que aprender, se podrían destacar, sobretodo, las de los años 50 del XIX. Aquella fue, tal vez, su época más fructífera, aunque le costó un tanto el ganarse el respeto del público y la crítica -y a pesar de contar con el apoyo, como no, de John Ruskin, defensor a ultranza de la Hermandad, y de Thomas Carlyle, intectual amante de la filosofía alemana, y conocido como "el sabio de Chelsea"-, poco abiertos a las novedades.
Enumerando algunas de sus obras, cabría destacar -aunque todo es cuestión de gustos- a "El pastor veleidoso" (1851), que sería lo que se llama "temática rural", o "El despertar de la conciencia" (1853) donde, se supone, se representa una relación "indebida". Otras serían, la ya nombrada "La luz del mundo" (1854), que le ayudó, y mucho, a ser conocido por el gran público, "El chivo expiatorio" (1854, otro ejemplo de su pintura religiosa, tras su viaje a Palestina), o "Cristo hallado en el templo" (1860). También a destacar, "La sombra de la muerte" (1873).
Respecto a obras basadas en la literatura -desde Keats, que le interesó cuando éste todavía no era apenas famoso, hasta Shakespeare-, se podría nombrar, "Isabella", o "La dama de Shalott" -él dejó de pintarla en un momento indeterminado, pero fue acabada por Edward R. Hughes en 1905-, una de sus últimas obras, y que tuvo que ser acabada por un ayudante, pues él tenía ya problemas de visión.
"Cristo hallado en el templo", donde es retratado con un aspecto, más que de judío de la antigüedad, como un palestino del siglo XIX -o sea, contemporaneo de Hunt-, igual que la joven que lo acompaña, que bien podría pasar por árabe musulmana.
"La luz del mundo", o un ejemplo de los contrastes de luz en un cuadro con una sola figura. De temática religiosa -Cristo iluminando el mundo con su llegada-, sería representado mil veces en todo el Imperio Británico, y más allá.
"El puente de Londres en la noche de bodas de los Príncipes de Gales", de 1864. Otro ejemplo de juego de luces: el puente iluminado durante una noche nubosa.
Una de sus obras más importantes sería "La luz del mundo" (1854). De esta obra se realizaron numerosas copias, evidentemente, por medio de terceros, y fueron exhibidas por todo el Imperio Británico, lo que hizo que, a edad avanzada, fuera considerado no sólo como un pintor, hasta cierto punto, "clásico" -aunque la Royal Academy nunca le proclamó director, ni le hiciera demasiado caso-, además de un orgullo del país, y de su clase dirigente, lo que no le impidió ser, al tiempo, reconocido por el resto de la población, incluyendo jóvenes que, tiempo después, también intentarían, como él y los prerrafaelitas intentaron años antes, buscar nuevos caminos en el mundo del arte.
Aunque murió en 1910, durante casi veinte años casi no pudo pintar, pues tuvo crecientes problemas de visión, lo que no sólo le impidió seguir con su carrera -y conseguir nuevos ingresos- sino que, sobretodo, le resultó moralmente doloroso, pues a él le encantaba pintar, y aquello fue, en cierto modo, como quitarle media vida.
"La dama de Shalott", quizá dejada sin finalizar por Hunt en 1886, y acabada en 1905 por uno de sus discípulos, Edward R. Hughes. El personaje nació en un poema de Alfred Tennyson, y sería una joven de la época del rey Arturo, que debía representar imágenes en un tapiz, mediante la visualizaicón de éstas en un espejo, debido a una maldición sin nombre y de desconocido origen.
Como a otros pintores prerrafaelitas, el tiempo no le hizo demasiada justicia, y fue siendo poco a poco olvidado, como si fuera una especie de antigüedad, aunque también como otros, pasado el tiempo, ha sido recuperado, aunque no en solitario, sino formado parte del grupo de la Hermandad -los tres primeros fundadores, "la trinidad", por llamarlos así, y otros que se le añadieron al poco-, aunque, como se ha dicho antes, fueron otros, también seguidores del estilo, pero un poco posteriores, y que iban más por libre, los que resultan -si no ellos, sí sus obras, aunque muchos desconozcan la época exacta, o el nombre del cuadro-, los que, hoy en día, son más reconocibles por los amantes del arte, muchos de ellos, realmente jóvenes.
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